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América Latina en las dinámicas de la migración internacional : perspectivas críticas / Javier Sebastián Ruiz Santacruz [y otros] ; Fabiola Pardo (editora). - Bogotá: Universidad Externado de Colombia. Facultad de Ciencias Sociales y Humanas Área de Conflicto y Dinámica Social. Línea de Migraciones Internacionales y Trayectorias Interculturales (LIMITI). 2019.

413 páginas : ilustraciones, gráficos, mapas ; 24 cm.

Incluye referencias bibliográficas al final de cada capítulo.

ISBN: 9789587902457

1. Migración interna – Causas – Investigaciones -- América Latina 2. Migración rural-urbana -- América Latina 3. Problemas sociales – Causas – Investigaciones -- América Latina 4. Migración laboral – Causas – Investigaciones – Colombia 5. Política migratoria -- Estados Unidos 6. América Latina -- Emigración e inmigración -- Estados Unidos I. Pardo, Fabiola, editora II. Universidad Externado de Colombia. Facultad de Ciencias Sociales y Humanas Área de Conflicto y Dinámica Social. Línea de Migraciones Internacionales y Trayectorias Interculturales (LIMITI) III. Título

325.8                    SCDD 21

Catalogación en la fuente -- Universidad Externado de Colombia. Biblioteca. EAP.

Octubre de 2019

ISBN 978-958-790-245-7

© 2019, FABIOLA PARDO (EDITORA)

© 2019, UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA

Calle 12 n.º 1-17 este, Bogotá

Teléfono (57-1) 342 02 88

publicaciones@uexternado.edu.co

www.uexternado.edu.co

Primera edición: octubre de 2019

Imagen de cubierta: Fabiola Pardo

Prohibida la reproducción o cita impresa o electrónica total o parcial de esta obra, sin autorización expresa y por escrito del Departamento de Publicaciones de la Universidad Externado de Colombia. Las opiniones expresadas en esta obra son responsabilidad de los autores.

Diseño epub:

FABIOLA PARDO

ROBERTO RODOLFO GEORG UEBEL

JAVIER SEBASTIÁN RUIZ-SANTACRUZ

ANDRÉS FELIPE CUBILLOS NOVELLA

JOAQUÍN RECAÑO VALVERDE

NELSON ROBERTO ARDÓN CENTENO

MARTHA LUZ ROJAS WIESNER

ANDREA YANIRA RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ

HUGO ÁNGELES CRUZ

YULIANELA PÉREZ GARCÍA

ANASTASIA BERMÚDEZ

NICOLÁS GISSI BARBIERI

ANA MARGHERITIS

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ TORRENT

MARÍA AYSA-LASTRA

MARÍA BALAGUERA VILLA

WILLIAM F. ARROCHA

MÓNICA MARÍA MONGUÍ MONSALVE

CRISTINA GÓMEZ-JOHNSON

MARÍA PATRICIA RAMOS ORDÓÑEZ

Con gratitud y afecto a la memoria de Lucero Zamudio,

decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas,

sin cuyo liderazgo, inspiración y apoyo

este libro no hubieses sido posible.

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

FACETAS DE LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL E INTERREGIONAL LATINOAMERICANA.
UNA INTRODUCCIÓN A LA OBRA

Fabiola Pardo

I. SISTEMAS MIGRATORIOS REGIONALES CONTEMPORÁNEOS

1. La migración internacional latinoamericana y su participación en el sistema global de migraciones

Javier Sebastián Ruiz-Santacruz

Joaquín Recaño Valverde

2. Migración internacional en la región centroamericana: cambios y características actuales

Martha Luz Rojas Wiesner

Hugo Ángeles Cruz

II. MIGRANTES LATINOAMERICANOS EN LA “EUROPA EN CRISIS”

3. Las “crisis” en Europa y la migración colombiana: historias de “prácticas posibles” desde Madrid, Londres y Bruselas

Anastasia Bermúdez

4. Relaciones entre los Estados de origen y las diásporas latinoamericanas

Ana Margheritis

5. Latinoamericanos en Europa: estatus migratorio y ciudadanías urbanas y transnacionales

Fabiola Pardo

III. DINÁMICAS MIGRATORIAS ENTRE LATINOAMÉRICA Y ESTADOS UNIDOS

6. Diversificación de las dinámicas migratorias latinoamericanas hacia los Estados Unidos: antes y después de la Gran Recesión

María Aysa-Lastra

7. Desafíos de las migraciones latinoamericanas hacia los EE.UU. en la era Trump

William F. Arrocha

8. Contener para imponer: agenda de seguridad norteamericana frente a los flujos migratorios desde México

Cristina Gómez-Johnson

IV. MOVIMIENTOS MIGRATORIOS EMERGENTES

9. Migraciones internacionales hacia Brasil en el siglo XXI: boom, crisis y remigraciones

Roberto Rodolfo Georg Uebel

10. Realidades migratorias actuales: una mirada frente a la recepción de la población de venezolanos en el contexto colombiano y sus efectos en la salud

Andrés Felipe Cubillos Novella

Nelson Roberto Ardón Centeno

Andrea Yanira Rodríguez Rodríguez

11. Angola: nuevo destino de la migración internacional cubana. Tendencias y proyecciones

Yulianela Pérez García

12. Inserción social e incertidumbres de los colombianos en Santiago: el trabajo, las “metas” y las condiciones de la sociedad chilena

Nicolás Gissi Barbieri

Juan Carlos Rodríguez Torrent

María Balaguera Villa

V. GÉNERO Y MIGRACIÓN

13. Hacia una movilidad intergeneracional: mujeres colombianas en el servicio doméstico en España

Mónica María Monguí Monsalve

14. Género, migración y actoras locales en la costa sur del Ecuador

María Patricia Ramos Ordóñez

LAS AUTORAS Y LOS AUTORES

NOTAS AL PIE

INTRODUCCIÓN

FACETAS DE LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL E INTERREGIONAL LATINOAMERICANA

UNA INTRODUCCIÓN A LA OBRA

Fabiola Pardo

En las últimas décadas se ha experimentado a escala global un incremento sin precedentes de movimientos de poblaciones ocasionados por conflictos políticos y desigualdades económicas, que en gran medida enfrentan en los países de destino una política migratoria diseñada para limitar la entrada y apoyada por un sistema de control fronterizo cada vez más sofisticado. Latinoamérica, con una larga historia de migraciones internas, regionales e internacionales, ha integrado este panorama global y participa de los desafíos, las problemáticas y las complejidades que lo caracterizan. En particular, desde mediados de los años noventa las migraciones adquirieron mayor importancia en Latinoamérica por el aumento intempestivo así como por la diversificación de los países de origen y destino, los tipos de migrantes y las causas.

El proyecto colectivo sobre la migración latinoamericana internacional que concluye con esta obra editada se gestó en el espacio académico de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas (Área de Conflicto y Dinámica Social) de la Universidad Externado de Colombia. Durante los meses en que se fue desarrollando este proyecto la migración y el refugio se encontraban en el centro de los debates políticos y públicos, principalmente en los Estados Unidos y en la Unión Europea, pero también en países y regiones emisoras de migrantes. En Latinoamérica en particular, destaca el aumento y la diversificación de la migración interregional como lo muestra el caso de los venezolanos que en masa y por diferentes medios buscan entrar en los países cercanos, como Colombia, Brasil, Ecuador y Perú. Asimismo, se visibiliza de nuevo la migración centroamericana vía México hacia los Estados Unidos con las caravanas de familias emprendidas en octubre de 2018, inicialmente en seguimiento a una convocatoria hecha a través de redes sociales. Estas nuevas formas de migrar a los Estados Unidos son una expresión del descontento con las nuevas legislaciones migratorias, en particular las relacionadas con la migración indocumentada, el asilo y las propuestas en torno al muro fronterizo con México. Por lo tanto, las tendencias políticas recientes como consecuencia de las problemáticas geopolíticas globales como el terrorismo y las inestabilidades económicas tienen un impacto en las legislaciones de inmigración y refugio, en la integración y las posibilidades de reunificación familiar, así como en los regímenes de seguridad social. Estas políticas se caracterizan por ser cada vez más restrictivas e indicativas de la prioridad que se otorga al control de la inmigración y a la securitización de las fronteras.

Ahora bien, desde la década de los noventa la diversificación y el incremento de las migraciones internacionales latinoamericanas han llevado al establecimiento de sus comunidades en regiones y países receptores de migración, donde han logrado ciertos niveles de visibilidad y reconocimiento como colectivo. A pesar de las grandes dificultades y limitaciones que han caracterizado estos procesos, los logros alcanzados en términos de integración revelan comunidades activas que participan en las sociedades y contribuyen a dinamizar los mercados laborales. Asimismo, estos migrantes están presentes en la vida cívica y política, así como en el desarrollo y la consolidación de redes transnacionales que facilitan la comunicación y la cooperación, abriendo espacios de participación política más allá de los Estados nacionales donde habitan. Al mismo tiempo, han motivado el desarrollo de políticas de vinculación entre los Estados de origen y las diásporas. Sin embargo, estas colectividades están siendo confrontadas cada vez más con las crecientes desventajas e inestabilidades que acompañan a los migrantes en el marco político y público actual frente a este fenómeno.

Adoptando un enfoque crítico, esta obra busca examinar, contextualizar y caracterizar la migración latinoamericana en diferentes contextos de recepción y problematizar diferentes temáticas que hacen parte de su experiencia en las dinámicas de la migración contemporánea global, resaltando los procesos migratorios internacionales e interregionales emergentes, los cambios demográficos, las políticas migratorias en origen y destino y las estrategias de integración económica, política y cultural que están adelantando los colectivos. El análisis de las políticas y de los discursos políticos y mediáticos enmarca la manera en que el fenómeno de la migración es entendido e interpretado en el ámbito público y en las actitudes de la sociedad local frente a los migrantes. Así, se atenderá a contrastar las políticas migratorias con los problemas de la integración, incorporando la perspectiva de género y resaltando las desigualdades y la exclusión que enfrentan, así como sus estrategias, prácticas e iniciativas individuales y colectivas en el contexto de la migración que han ido creando el perfil de la presencia de los colectivos latinoamericanos en los contextos receptores.

Esta obra colectiva procura igualmente ampliar la difusión y visibilizar los estudios realizados por investigadores de diferentes disciplinas provenientes de países de Latinoamérica emisores de migrantes, ofreciendo un espacio de diálogo entre las diferentes realidades, enfoques y temáticas. En estas páginas dialogan investigadores de universidades latinoamericanas, europeas y estadounidenses que durante el proceso de edición participaron con dedicación en una discusión crítica y propositiva aportando al texto una pluralidad de perspectivas y de casos. Asimismo, uno de los objetivos de esta obra ha sido dar espacio tanto a los investigadores con una larga trayectoria como a investigadores nuevos que reflexionan y en diversos casos desmantelan las visiones teóricas establecidas en el análisis de las migraciones actuales por medio de perspectivas innovadoras.

Los casos interrogados surgen, al igual que sus autores, de diferentes contextos nacionales, políticos, académicos y culturales. Asimismo, los análisis contenidos provienen de las disciplinas claves en el campo de los estudios migratorios, incluidas la sociología, la geografía, la demografía, la antropología, la ciencia política, las relaciones internacionales y los estudios culturales, entre otros. De esta manera, el conjunto de los trabajos refleja la naturaleza interdisciplinaria de los campos de la migración, las diversas disciplinas y los diferentes ámbitos académicos internacionales y regionales donde se está realizando investigación sobre la migración latinoamericana internacional.

Se destaca que la perspectiva política de las contribuciones contenidas aquí afirma y valida la migración como una opción de las personas y las colectividades. Mediante el análisis de diferentes posiciones teóricas claves que han ejercido influencia remarcable desde las ciencias sociales en el desarrollo de los estudios migratorios, cada uno explora críticamente las formas de pensar y analizar las realidades migratorias latinoamericanas en el marco de la migración internacional a la base de la validación de su contexto histórico, social, económico, político y cultural. Asimismo, investiga las transformaciones de las últimas décadas tanto en la diversificación de los países involucrados como de los tipos de migrantes y las causas. Esto implica trazar las rutas de migración dentro de Latinoamérica y hacia otras regiones y países de destino, así como un análisis de las respuestas políticas de los gobiernos involucrados, destacando la diversidad de estas políticas en los ámbitos receptores.

Adicionalmente, reúne hallazgos sobre diversas formas de migrar que incluyen los movimientos transfronterizos, circulares, de retorno o las remigraciones, destacando la perspectiva de los migrantes mismos en sus elecciones de movilidad, y en sus dinámicas y conflictos de integración en los ámbitos urbanos donde la mayoría de los migrantes se establecen (de forma permanente o temporal). De esta manera, se coloca el análisis de las migraciones internacionales latinoamericanas en la perspectiva de debates teóricos y críticos más amplios en los estudios migratorios, dando cuenta del contexto geopolítico global en que estas se inscriben, que marca de modo sustancial las posibilidades de movilidad, establecimiento e integración de los colectivos latinoamericanos en los lugares de destino. Finalmente, esta obra colectiva confirma su carácter innovador por ser la primera en reunir estudios sobre los diferentes países y regiones más importantes de origen y de destino de la migración latinoamericana, lo que ofrece la posibilidad de comparar, y de salir de los límites nacionales y regionales, para obtener una perspectiva más integral de las políticas y las tendencias migratorias.

Esta obra se organiza en líneas temáticas empezando con dos capítulos de contexto sobre las ‘dinámicas migratorias regionales contemporáneas’. El capítulo 1 de Joaquín Recaño y Javier Ruiz-Santacruz interroga la participación de los latinoamericanos en el sistema global de las migraciones y aporta una caracterización del sistema migratorio de América Latina mediante el uso de indicadores demoespaciales que aúnan tres elementos básicos de la óptica demográfica de análisis de las migraciones: la intensidad migratoria a partir de la estimación de la propensión emigratoria, la dimensión de género derivada de las sex ratios entre emigrantes y, finalmente, la distribución geográfica de los stocks de migrantes, todos ellos acompañados de la dimensión temporal. Asimismo, este capítulo pretende responder a diversas preguntas desde la perspectiva emigratoria: ¿cuál es el papel de la emigración latinoamericana en el conjunto mundial?, ¿existe uno o varios sistemas latinoamericanos de migración internacional?, ¿cómo evolucionan estos sistemas desde la perspectiva de la intensidad y la estructura geográfica de los destinos?, ¿qué papel desempeñan las mujeres?

En este contexto, el capítulo 2 de Martha Luz Rojas Wiesner y Hugo Ángeles Cruz propone un acercamiento a la región centroamericana a partir del análisis de las tendencias y los cambios en curso de las migraciones internacionales, que constituyen uno de los temas estructurales de la definición actual de la región. Estos autores se detienen en el análisis de la diversificación de las causas reconociendo que las expresiones coyunturales de estos procesos migratorios son el resultado de diversos problemas estructurales en los países de origen y de múltiples factores que se producen en los países de destino y de tránsito. En años recientes se han producido cambios en la vida social y en las condiciones ambientales que, sumados a las condiciones estructurales e históricas de sus economías y al escalamiento de la violencia, se han constituido en los principales impulsores de la migración, que a su vez han contribuido a la formación de contextos de mayor vulnerabilidad y riesgos para las personas migrantes.

A continuación siguen dos líneas que abordan temáticas relacionadas con la migración latinoamericana en Europa y en los Estados Unidos, destinos que son polos de atracción fundamental en las últimas décadas. En este orden, en el tema de los “migrantes latinoamericanos en la ‘Europa en crisis’” se encuentran tres textos. El capítulo 3 de Anastasia Bermúdez estudia el caso de las comunidades colombianas asentadas en las ciudades de Madrid, Bruselas y Londres interrogando de manera novedosa a la base de un extenso trabajo teórico y empírico el vínculo entre migraciones internacionales y crisis económicas, y su impacto en los migrantes. El incremento y visibilidad de los flujos migratorios de colombianos a Europa desde finales de los noventa ha dado lugar al surgimiento de redes y campos transnacionales que vinculan a los migrantes no solo con el país de origen, sino también entre las comunidades establecidas en diferentes países. A partir de la crisis global financiera y económica de 2008, estas redes se han extendido y han producido nuevas movilidades intraeuropeas. Este capítulo profundiza en la perspectiva de los migrantes y en sus capacidades de agencia que han sido poco exploradas, contribuyendo a complejizar las nociones clásicas sobre migración, integración y retorno.

En el capítulo 4 Ana Margheritis se interroga sobre las políticas de vinculación entre Estados y diásporas, y el impacto de estas en la vida de los migrantes. Su análisis se sitúa en el marco de un consenso regional sobre la gestión de las migraciones internacionales, incluyendo nuevas medidas respecto de la emigración que incluyen una mirada positiva hacia la contribución que pueden realizar los emigrantes al país de origen y a la construcción de nuevas formas de ciudadanía más allá de las fronteras nacionales. Esta autora argumenta que las iniciativas de vinculación de los Estados hacia los migrantes se asemejan a las prácticas de cortejo. En este sentido, cortejar a las diásporas es una expresión deliberada de una relación ambivalente y aún incipiente y abierta, que no está exenta de conflictos, desvíos y retrocesos y puede (o no) evolucionar hasta transformarse en una colaboración estable y fructífera para ambas partes.

El capítulo 5, a mi cargo y con el que se cierra la segunda línea temática, investiga los debates y políticas en torno a la migración ‘ilegal’, acercándose al caso de los latinoamericanos en la Unión Europea para examinar las complejidades del estatus migratorio y sus expresiones en los procesos de integración de estos migrantes. Se toma como punto de partida analítico la naturaleza discriminatoria de la ciudadanía formal y sus limitaciones para comprender la sociedad, en particular cuando se observan las dinámicas microsociales, las prácticas y modos de pertenencia desarrollados por los migrantes indocumentados. En las ciudades receptoras los migrantes enfrentan desafíos similares, y sus acciones y los espacios conquistados tienen efectos que transgreden las fronteras de las naciones en las que habitan. La pregunta que guía este capítulo es la siguiente: ¿a dónde pertenecen los migrantes indocumentados y qué revelan sus diversas formas de integración y sentido de pertenencia sobre las dinámicas de la ciudadanía en los ámbitos urbanos y transnacionales?

En la siguiente línea temática –que incluye tres textos– se extiende la discusión sobre las migraciones latinoamericanas hacia el análisis de las ‘dinámicas migratorias entre Latinoamérica y Estados Unidos’. En el capítulo 6 María Aysa-Lastra traza los flujos migratorios desde Latinoamérica (en particular Cuba, México, El Salvador, Guatemala, Honduras, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) hacia los Estados Unidos desde 1995 hasta 2015. Un periodo en el que se han observado grandes cambios en los principales componentes estructurales, en las políticas migratorias y en el ciclo económico, que han incidido en variaciones en la magnitud del flujo migratorio, en la composición de la población inmigrante y en los patrones de empleo e ingreso.

Willian F. Arrocha en el capítulo 7 demuestra que con la llegada de Donald Trump a la presidencia la ya profundamente criminalizada y securitizada política migratoria de los Estados Unidos ha tomado un giro aún más punitivo y excluyente hacia la migración, que tiene una alta representación de población latinoamericana. El autor afirma que el mercado laboral estadunidense atrae un gran número de migrantes, con lo cual crea una dependencia de dicha mano de obra, en gran porcentaje indocumentada. El resultado es una paradoja entre, por un lado, dicha dependencia laboral y, por el otro, las políticas migratorias y el énfasis en la securitización que se expresa en la propuesta del muro en la frontera con México.

Para terminar esta parte, el capítulo 8 de Cristina Gómez-Johnson realiza una revisión de la relación bilateral México - Estados Unidos, intentando evidenciar el desequilibrio existente. Para ello realiza un recorrido histórico sobre el crecimiento de los flujos migratorios desde México hacia Estados Unidos y examina algunas políticas lanzadas por el gobierno de los Estados Unidos para facilitar el ingreso de trabajadores, aunque siempre en periodos favorables para este país. A la par, desarrolla un contexto interno en el que se destaca la evolución de la violencia en México y cómo esta ha impactado en la relación entre ambos países. De este modo, examina el binomio migración-narcotráfico/seguridad-política migratoria.

Enseguida, la cuarta línea temática hace un acercamiento regional a algunos ‘movimientos migratorios emergentes’. Empezando con el capítulo 9 de Roberto Rodolfo Georg Uebel que ilustra el panorama inmigratorio de Brasil en el periodo comprendido entre los gobiernos de Lula da Silva, Dilma Rousseff y Michel Temer (2003 - actualidad) que se produce en el marco de una reorientación de la política exterior caracterizada por rupturas y continuidades. Las acciones de estos gobiernos condujeron, por una parte, a la construcción de muros (simbólicos) para grupos de determinados países y, por otra parte, a la construcción de puentes (tanto físicos como simbólicos) que han facilitado la entrada de migrantes (económicos y refugiados) de otras naciones. De este modo, este capítulo explora elementos claves de la política exterior brasileña contemporánea, tales como fronteras, seguridad y defensa, geopolítica e integración regional, y establece conexiones entre las migraciones internacionales y las relaciones internacionales en el escenario geopolítico global y regional.

Seguidamente, en el capítulo 10 Andrés Cubillos Novella, Nelson Ardón Centeno y Andrea Rodríguez describen las migraciones internacionales en Colombia a partir del análisis de datos cuantitativos que relacionan los movimientos de entrada y salida de poblaciones nacionales e internacionales, los flujos y los saldos, tomando principalmente como base los reportes del censo de 2005. En este contexto, el capítulo se enfoca en la reciente migración de venezolanos, cuyo aumento intempestivo constituye uno de los desafíos más importantes en el contexto colombiano de las migraciones internacionales contemporáneas. En el análisis de la migración venezolana, que ha alterado las dinámicas migratorias, no solo de Colombia sino de la región en general, los autores se centran en evaluar el impacto de estos flujos en el sistema de salud. Asimismo, investigan los cambios en el desempeño de estos servicios para responder a las necesidades tanto de la población migrante como de la población local en las zonas de llegada.

Yulianela Pérez García en el capítulo 11 ilustra los cambios y la diversificación de los destinos migratorios hacia fuera de la región a partir del caso de la emigración cubana hacia Angola. Entre los nuevos espacios geográficos en regiones no tradicionales, como África, Asia u Oceanía, Angola se ha convertido en el mayor centro de recepción de la migración cubana extrarregional en la dirección Sur-Sur y agrupa casi el 50 % del total de cubanos establecidos en estas regiones. La autora analiza las características de este proceso migratorio desde inicios de la década de los noventa hasta el 2016. Asimismo, en el análisis de este proceso se establece la relación con las condiciones socioeconómicas y políticas de los países de origen y destino, así como la mediación de vínculos históricos entre ambas naciones.

En el capítulo 12, último de esta sección, Nicolás Gissi Barbieri, Juan Carlos Rodríguez y María Balaguera Villa analizan los procesos de inmigración en Chile, que ha devenido en los últimos años el mayor receptor de migración interregional. Desde 2014, además de la tradicional migración transfronteriza proveniente de Perú, Argentina y Bolivia, se asiste a la emergencia de nuevos países de origen entre los que se destacan Colombia, Venezuela y Haití. Teniendo en cuenta la importancia que ha adquirido el colectivo colombiano y las particularidades de estos flujos, a partir de un amplio trabajo etnográfico estos autores se interrogan sobre las motivaciones y características, así como las complejidades socioeconómicas de los procesos de integración emprendidos por los migrantes. Estos procesos son analizados en contraste con los cambios y propuestas políticas en Chile para incorporar estos colectivos emergentes, cuyas tasas de establecimiento son todavía inciertas.

La última sección del libro amplía la discusión para considerar la importancia del análisis de género en los estudios migratorios sobre Latinoamérica, explorando dos casos que aportan al debate en torno a la relación género y migración. El capítulo 13 de Mónica María Monguí Monsalve, en el marco de la llamada ‘feminización de las migraciones’, se acerca al caso de las migrantes colombianas en España y en particular a las trabajadoras de las áreas del cuidado y el servicio doméstico, un ámbito laboral que ha sido nicho para la inserción laboral de los migrantes en Europa en general. A partir de la comprensión de las trayectorias laborales transnacionales de estas migrantes, y enfocándose en la tendencia para las mujeres de quedar atrapadas en el servicio doméstico interno debido a las dificultades para la movilidad ocupacional, la autora propone en este capítulo responder a las siguientes preguntas: ¿qué pasa con las mujeres cuyas trayectorias laborales se mantienen en empleos del sector doméstico interno? y ¿hacia dónde dirigen sus estrategias y cómo se configuran estas?

Por su parte, Patricia Ramos en el capítulo 14 examina la relación entre las migraciones internacionales, las construcciones de género y las formas de ser actoras de mujeres que viven y circulan en zonas de la costa y de fronteras nacionales. Se enfoca en la provincia de El Oro ubicada en la costa sur ecuatoriana y frontera con Perú donde coexisten diversas movilidades: una movilidad interna; flujos internacionales; flujos transfronterizos locales y circulatorios de peruanos; inmigración de Colombia y de tránsito desde Venezuela; retornos y reemigraciones. Desde una visión de género se analiza la relación entre los aprendizajes de las luchas sociales y de las migraciones en las mujeres observadas. Se utiliza un enfoque de intersección inspirado en los feminismos negros para articular aspectos de sexo, raza, clase social, nacionalidad y otras pertenencias implicadas en la discriminación de género para hacer visibles capacidades de respuesta de las mujeres ante discursos que subordinan y se reproducen desde espacios de poder.

Ahora bien, la manera en que se ha presentado cada capítulo en el orden de aparición no ilustra, por supuesto, la conectividad en perspectivas teóricas y metodológicas entre varios capítulos en las diferentes líneas temáticas del libro. Esta es solo una de las diversas maneras en que se hubieran podido organizar estos materiales. Temáticamente existen diversas conexiones, se encuentran capítulos en que se analizan la migración y los cambios demográficos, como el 1, 2, 4 y 11, con análisis de políticas de inmigración y de integración, con un sustancial componente teórico, como los capítulos 5, 7 y 8. En estos textos el rol de los gobiernos y la política en la configuración de discursos en torno a la inmigración ocupan un lugar importante. Con relación al tema de la integración, por ejemplo, la conexión entre migración y trabajo es más evidente en los capítulos 5, 8 y 12. Metodológicamente, los enfoques también difieren: mientras que algunos textos se apoyan principalmente en la investigación cualitativa y etnográfica, como los capítulos 3, 4, 12, 13 y 14, y dan la voz a los participantes, otros contienen rigurosos análisis demográficos y cuantitativos que permiten establecer mediciones y comparaciones, como los capítulos 1, 2 y 6. Estas son solo algunas de las ideas respecto a las diversas interconexiones teóricas y metodológicas entre los capítulos que integran este volumen editado que espera ofrecer a académicos en estos campos, así como a formuladores de políticas e investigadores, un recurso adicional para el conocimiento de las migraciones internacionales latinoamericanas.

I. SISTEMAS MIGRATORIOS REGIONALES CONTEMPORÁNEOS

JAVIER SEBASTIÁN RUIZ-SANTACRUZ

JOAQUÍN RECAÑO VALVERDE

1. La migración internacional latinoamericana y su participación en el sistema global de migraciones*

RESUMEN

Los desplazamientos migratorios constituyen un fenómeno global que ha incrementado su importancia en la historia reciente del planeta y se caracterizan por su carácter complejo, ya que son el componente demográfico que presenta mayores niveles de variabilidad, y su impacto se refleja en los migrantes, sus familias y las sociedades tanto de los espacios emisores como receptores de migración. Este capítulo tiene como objetivo la caracterización de los sistemas migratorios latinoamericanos y muestra principalmente su dispersión en términos de la estructura geográfica y su intensidad medida con una propensión migratoria, lo que aporta conocimiento sobre su comportamiento. Esto pretende responder a las preguntas sobre ¿cuáles son los principales sistemas latinoamericanos de migración internacional?, ¿cómo se conforma la estructura de estos sistemas? Con este propósito es necesario conocer diferentes métricas que nos indiquen el aumento o la disminución de las propensiones de emigración, su concentración o desconcentración hacia diferentes países y la influencia de los países en la dinámica migratoria. Así, cubriremos los aspectos más importantes que definen la estructura que el sistema posee. Este análisis pretende más específicamente responder a la pregunta ¿cómo se comportan las propensiones de emigración de los países latinoamericanos y hacia qué países se incrementan o disminuyen?

INTRODUCCIÓN

Los desplazamientos migratorios constituyen un fenómeno global que ha incrementado notablemente su protagonismo en la historia reciente. Por esta razón, algunos autores denominan a la etapa que se inicia en la década de los noventa del siglo XX como la era de las migraciones (Castles y Miller, 2003). Las migraciones constituyen el componente demográfico más complejo y volátil; su impacto se refleja en los migrantes individuales, sus familias y los recursos económicos que se derivan de estos movimientos y que afectan simultáneamente a las sociedades de los países emisores y receptores de la migración. A esta dimensión sociodemográfica y económica hay que sumar un componente político: con el paso del tiempo y el aumento del volumen de migrantes, los países han desarrollado esquemas legales para intentar dirigir y/o controlar los flujos migratorios. Esta dimensión poliédrica de los desplazamientos internacionales está en el origen del concepto de sistema migratorio: una entidad epistémica que interpreta los flujos migratorios internacionales como parte de un sistema económico y social mundial caracterizado por su interconexión (Wallerstein, 1979). El sistema genera y controla la diversificación de los destinos y propicia el desarrollo favorable de los procesos migratorios y de asentamiento. Los sistemas evolucionan según unos parámetros globales en función de las coyunturas económicas y las barreras legales que se establecen, por lo general, en los países de destino.

La División de Población de la Organización de Naciones Unidas (ONU) estima que el número de migrantes internacionales, las personas que viven en un país distinto al de nacimiento, alcanzó la cifra récord de 244 millones en el 2015, con un aumento de 71 millones de personas (41 por ciento) respecto al año 2000. Casi dos tercios de los migrantes internacionales residen en Europa (76 millones) o Asia (75 millones), frente a unos escasos 9 millones en América Latina y el Caribe1. Desde la década de los noventa, los países del Norte2 han aumentado su relevancia como zonas receptoras, incrementando su brecha respecto a los países del Sur como focos de destino. En el contexto de crecimiento reciente de los flujos, Norteamérica registró la mayor entrada de migrantes internacionales, tanto en volumen absoluto como en intensidad temporal, seguida de los países europeos y asiáticos.

El estudio de la migración internacional desde la perspectiva epistemológica de los sistemas parte de un sistema mínimo integrado por dos países que intercambian un volumen significativo de migrantes. Estos flujos se desarrollan en contextos económicos, políticos, tecnológicos y sociales cambiantes, con retroalimentaciones y ajustes endógenos (mercados nacionales de bienes y trabajo) y exógenos (coyuntura política y económica mundial). En términos generales, los sistemas migratorios incluyen migrantes permanentes, migrantes temporales, trabajadores estacionales, refugiados, estudiantes, militares, hombres de negocios y turistas (Kritz y Zlotnik, 1992).

Este capítulo tiene como objetivo caracterizar el sistema migratorio latinoamericano3 mediante el uso de indicadores demoespaciales sencillos. Estos indicadores aúnan tres elementos básicos de la óptica demográfica de análisis de las migraciones: la intensidad migratoria a partir de la estimación de la propensión emigratoria, la dimensión de género derivada de las sex ratios entre emigrantes y, finalmente, la distribución geográfica de los stocks de migrantes, todos ellos acompañados de la dimensión temporal. Asimismo, se pretende responder a una serie de preguntas básicas desde la perspectiva emigratoria: En primer lugar, ¿cuál es el papel de la emigración latinoamericana en el conjunto mundial?, ¿existe uno o varios sistemas latinoamericanos de migración internacional?, ¿cómo evolucionan estos sistemas desde la perspectiva de la intensidad y la estructura geográfica de los destinos?, ¿qué papel desempeñan las mujeres? Para ello es necesario aplicar diferentes métricas que nos indiquen el aumento o la disminución de las propensiones migratorias y la concentración o dispersión de los orígenes y destinos hacia diferentes países. Así, cubriremos los aspectos demoespaciales más importantes que definen la estructura del sistema. Este análisis responde más específicamente a una pregunta general: ¿cómo se comportan las propensiones emigratorias de los países latinoamericanos en el tiempo, hacia qué países se dirigen los migrantes y cuál es la contribución de las mujeres en esta evolución?

Para dar respuesta a estas preguntas se empleará principalmente información de la División de Población de Naciones Unidas sobre la evolución de los stocks de migrantes por país de nacimiento y residencia para el periodo comprendido entre 1990 y 2015.

2. APROXIMACIÓN TEÓRICA A LA CONFORMACIÓN DE LOS SISTEMAS DE MIGRACIÓN INTERNACIONAL

La literatura sobre migraciones reconoce un sinnúmero de interacciones entre países de origen y de destino dentro de un sistema, además de incorporar mecanismos de ajuste tanto económicos como políticos (Mabogunje, 1970). Por otra parte, la perspectiva histórica sobre la migración permite, de un lado, identificar patrones de interacción entre las condiciones estructurales en los países de origen y de destino dentro de un sistema, y de otro lado, los lazos políticos y económicos entre esos mismos países (Kritz y Zlotnik, 1992).

Las teorías con las que se ha intentado describir el comportamiento migratorio en su dimensión planetaria poseen como trasfondo permanente el concepto de globalización de los modelos de producción capitalistas y la unificación de la economía mundial (Arango, 2003). Después de la caída del comunismo y la posterior expansión de la economía neoliberal, se ha incrementado el movimiento sostenido de personas que diluye fronteras y agrupa mercados transnacionales, al tiempo que se organiza el consumo global de bienes y servicios. Así, la apertura a la circulación internacional de migrantes cualificados se vuelve indispensable para asegurar el control, la producción y la gestión de empresas multinacionales, impulsando la transmisión de saberes y favoreciendo la integración de las economías nacionales dentro del sistema global (Simon, 1996).

La visión neoclásica destaca que los movimientos migratorios internacionales son causados por los contrastes entre los países que proveen y demandan empleos, y otorga una mayor importancia a las diferencias salariales entre estos (Lewis, 1954; Todaro, 1969). En esencia, los actos racionales individuales (agency) sobre la decisión de migrar son fruto de un cálculo del costo-beneficio del que las personas esperan un retorno positivo, usualmente monetario; de ahí que se consideren como una forma de inversión en capital humano (Massey et al., 1993). Sin embargo, uno de los principales limitantes de la teoría neoclásica es que no alcanza a explicar claramente la escogencia de los destinos de los migrantes, a pesar de que todos los que se presentan como potencial opción migratoria tengan mejores condiciones de vida que los países latinoamericanos (Arango, 2006).

Este vacío explicativo en la comprensión del modelo migratorio internacional incorporaría posteriormente el hecho de que los migrantes ya padecen una notable desigualdad en los ingresos en el interior de los países de origen denominada privación relativa (Stark y Bloom, 1985) y que la opción migratoria puede estar más orientada por las condiciones del consumo y la adquisición de patrimonio en origen que por las condiciones en destino (Banco Mundial, 2016). Este enfoque plantea además que las decisiones no se realizan como actos individuales aislados, sino dentro de hogares o familias, donde los individuos colaboran no solamente para maximizar el ingreso sino también para minimizar los riesgos y pérdidas del arriesgado proceso migratorio (Stark y Bloom, 1985).

Otras aportaciones teóricas se concentran en la idea de los mercados de trabajo duales (Piore, 1979): la coexistencia de dos sectores económicos que muestran distintos niveles de desarrollo, uno formal que usa extensivamente el capital y es tecnológicamente avanzado, y otro informal y secundario que emplea más intensivamente la mano de obra y es tecnológicamente precario (Arango, 2003). Para el inmigrante latinoamericano supone su inserción en los empleos secundarios que son desechados por los trabajadores autóctonos, no solo por los bajos salarios sino también por el poco reconocimiento social que estos otorgan.

Todos estos componentes económicos encuentran un punto de articulación en la idea de que existe un Sistema Global o Sistema Mundo (Wallerstein, 1976), que demanda empleos por parte de sociedades más avanzadas para mantener su crecimiento y mantener así un orden económico general. Estas regiones conformarían una centralidad y las áreas que proveen migrantes constituirían una especie de periferia determinada por condiciones sociales y económicas específicas. Los ejemplos de centralidad que afectan en el caso latinoamericano son principalmente: el estadounidense, abierto a la recepción de personas con conocimientos y habilidades nuevas de todo el mundo; el canadiense, accesible a personas con calificación y destreza en áreas específicas, y, finalmente, el europeo, que es más conservador y con mayores restricciones laborales para los inmigrantes. En el ámbito regional latinoamericano, un ejemplo de centralidad en el Cono Sur estaría constituido por Argentina, que recibe a migrantes de Bolivia, Perú, Chile, Paraguay, Brasil y recientemente de Colombia, y que actuaría como periferia sin mayores restricciones.

Es evidente que los lazos coloniales han contribuido en la organización de los sistemas migratorios, como los casos de la comunidad francófona africana que se dirige a Francia o de los países de la Commonwealth hacia Gran Bretaña. Entre los países latinoamericanos, los fuertes lazos políticos, económicos, pero sobre todo lingüísticos con España, renovados a lo largo del siglo XX mediante la intensa emigración española con destino a América Latina, han permitido un trato diferencial en la consecución de la nacionalidad española que ha dotado de una notable seguridad a la inmigración latinoamericana residente (Izquierdo y otros, 2002).

El estudio de las migraciones ha incorporado, en fechas muy cercanas, el concepto de las redes migratorias: entidades que fomentan el desarrollo de relaciones interpersonales y vinculan a los migrantes, antiguos migrantes y no migrantes (o potenciales migrantes) con parientes, amigos o compatriotas, conocidos previamente en los países de origen o directamente en los destinos (Arango, 2003). Las redes contribuyen a consolidar un mecanismo que se conoce como migración en cadena que ayuda a la perpetuación de los sistemas migratorios. Esto, sumado a la vinculación del concepto de capital social, promueve el desarrollo de las redes personales (Fawcett, 1989; Massey y Aysa-Lastra, 2011). La teoría de redes migratorias está también estrechamente ligada a la creación de mecanismos de causación acumulativa, es decir, al aumentar los stocks de compatriotas y las propensiones migratorias, se refuerza el establecimiento de las redes en destino y se facilita su retroalimentación con el origen (Massey et al., 1993), cuyos efectos hacen más probable un movimiento migratorio adicional (Massey y Aysa-Lastra, 2011), lo que contribuye a su sostenibilidad. Parte del momentum (cantidad de movimiento) que tienen las migraciones internacionales y que impulsa la perpetuación de estos intercambios son las remesas, que cumplen una labor de mejora de la calidad de vida en los países de origen y en algunos casos fijan a ciertos grupos de población en los países de destino (Puyana et al., 2013).

Los sistemas migratorios enlazan personas, familias y comunidades a través del espacio transnacional. Estos sistemas son sensibles a la influencia de diversos factores sociales, demográficos y económicos (Castles y Miller, 2003; Prieto-Rosas y López Gay, 2015). Estas condiciones acaban generando un tejido de relaciones que permanecen durante años y proporcionan una asociación estable de un conjunto de países emisores y receptores de migración (Mabogunje, 1970; Arango, 1993). La evolución temporal de cada uno de estos sistemas migratorios conlleva cambios de dirección, intensidad, duración, itinerarios y perfil de los migrantes (Prieto-Rosas, 2012). Las estrategias migratorias de los hogares fomentan también la retroalimentación de los sistemas migratorios y actúan como verdaderos factores que amalgaman los sistemas de intercambio más allá de los mercados laborales.

3. LAS BASES HISTÓRICAS DEL SISTEMA MIGRATORIO LATINOAMERICANO

La secuencia temporal de las grandes tendencias migratorias en América Latina y el Caribe se divide en cuatro fases principales (Pellegrino, 2003) y una quinta que se introduce en este estudio.

La primera fase, que se inicia con la conquista y finaliza con los procesos de independencia, se identifica por la concentración de población que procedía de los territorios de la metrópoli con el fin de asegurar la explotación de productos por parte de los colonizadores.

Una segunda fase, en la que se recibe un gran flujo de inmigración europea desde la segunda mitad del siglo XIX hasta el primer tercio del siglo XX. En este tiempo se produce una transformación económica en la cual se “adoptó el principio de libertad de ingreso y se promulgaron leyes tendientes a promover la llegada de inmigrantes” (Pellegrino, 2003). Tras la crisis de los años veinte, los países desarrollados elaboran leyes más restrictivas como es el caso de las cuotas migratorias en Estados Unidos. En el caso de la emigración hacia Latinoamérica, menos afectada por la crisis mundial, “los inmigrantes europeos fueron atraídos por la posibilidad de encontrar trabajo y por las excepcionales condiciones económicas que se les ofrecían en comparación a las de su país de origen” (Yepes del Castillo y Herrera, 2007).

La tercera fase se desarrolla desde 1930 hasta mediados de la década de 1960 y se distingue por una serie de migraciones específicas producto del éxodo que provocan la guerra civil española y la Segunda Guerra Mundial. En este periodo destaca el desarrollo en Latinoamérica de las migraciones internas hacia las grandes ciudades en el contexto de una economía agraria dominante; quedan relegadas a un segundo plano las migraciones internacionales. Entre 1950 y 1960 se incrementa la migración internacional a escala subregional con la regularización de la migración laboral de bolivianos en Argentina, así como el inicio de acuerdos migratorios argentinos con Paraguay y Chile (Castles y Miller, 2003).

La cuarta fase se inicia en las últimas décadas del siglo XX. En esos años, la emigración latinoamericana se dirige principalmente hacia Estados Unidos y, en menor medida, hacia otros países desarrollados. Aparecen nuevos destinos como Australia y Japón que confirman la entrada de la región en un sistema de migraciones verdaderamente global. Por ejemplo, la llegada en los años noventa de población peruana, dominicana y cubana a España e Italia precedería a las llegadas posteriores a Europa de otros países latinoamericanos como Ecuador y Colombia. Las facilidades de entrada en Europa a través de España serán enormes ya que no existía en esos años la necesidad de tramitar un visado hasta que en el 2003 se les exige a ecuatorianos y colombianos y en el 2007 a los bolivianos (Yepes del Castillo y Herrera, 2007).

Una quinta etapa comienza a principios del siglo XXI. Esta fase se caracteriza por la fijación territorial de los colectivos de latinoamericanos en destinos como Estados Unidos (Portes, 2006) y Europa, principalmente en España (Domingo, Sabater y Verdugo, 2015; Izquierdo, López y Martínez, 2002; Gil-Araújo y González-Fernández, 2014). En esta fase intervienen mecanismos conocidos de los sistemas migratorios como la reagrupación de los hogares y la influencia de las redes migratorias. Por otra parte, la crisis económica que azotó a los países desarrollados desde 2008, incrementó el retorno de un restringido número de latinoamericanos (Recaño y Jáuregui, 2014), mientras emergía con fuerza la reemigración a terceros países desde España (Recaño, Roig y De Miguel, 2015) y se incrementaban las trabas legales a la circulación de personas, lo que generó cambios en la dirección e intensidad de los flujos (Vono de Vilhena, Domingo y Bedoya, 2008).

En todas estas fases se han creado paulatinamente sistemas migratorios más pequeños (o subsistemas) como el que componen los flujos desde Colombia hacia Venezuela (Álvarez de Flores, 2004); en el Cono Sur con la destacada emigración de Bolivia a Argentina o Chile, y en Ecuador con la llegada de ciudadanos peruanos y colombianos. Es importante resaltar los significativos movimientos debidos a las dictaduras argentina y chilena en los años 1970, el conflicto interno colombiano y la emigración hacia países como Venezuela o Ecuador (Freire, 2004), la guerra civil paraguaya (1947) o el exilio uruguayo debido a la dictadura (1973-1984) (Coraza de los Santos, 2001; Balán, 1992).

4. FUENTES Y METODOLOGÍA

La División de Población de las Naciones Unidas (ONU, 2015) elabora diferentes bases de datos con información relevante para el análisis de la migración internacional. En este trabajo se emplea la estimación de los stocks de población por sexo, país de nacimiento y residencia para todos los países del mundo en 1990, 1995, 2000, 2005, 2010 y 2015. Debe añadirse que los stocks empleados no permiten la medida de la migración de retorno o la migración circular de personas que se registran en el mismo lugar de nacimiento, quienes para efectos estadísticos son considerados como ‘no migrantes’, incluso si estos han residido un tiempo considerable fuera de su lugar de nacimiento (Poulain, 2007stocksstocksproxy