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Colección Complejidad y Salud, Vol. 1

Salud pública y complejidad

Historia,
conceptos, ejes

Fue editado y publicado por la
Editorial Universidad El Bosque
Abril de 2019
Bogotá, Colombia

La colección Complejidad y Salud integra y publica textos de excelencia en Medicina, Ciencias de la Salud, Ciencias de la Vida y Ciencias Sociales que abordan aspectos relacionados con las Ciencias de la Complejidad, en sus diferentes manifestaciones. La colección integra áreas como salud clínica, salud medioambiental, salud comunitaria y salud pública, entre otras, dentro del espectro de las Ciencias de la Complejidad (sistemas dinámicos, caos, fractales, termodinámica del no-equilibrio y otros).

Este primer número de la colección Complejidad y Salud es resultado del trabajo conjunto del grupo de investigación Complejidad y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad El Bosque. Aquí, los autores proponen una premisa fundamental: debe ser posible pensar la salud, por sí misma, y no únicamente en términos de la enfermedad.

Presentación

Sin la menor duda, una de las aristas más sensible de los temas y problemas de salud es la que se refiere a la Salud Pública; esto es la consideración de las comunidades, grupos humanos y, en conjunto, de la sociedad, cuando se enfrentan epidemias, pandemias y graves crisis de salud. Pues bien, este libro se propone dirigir la mirada, desde la Salud Pública, en otra dirección. Específicamente, debe ser posible un giro hacia salud, sin más. Este giro es posible gracias a la inflexión implicada en las Ciencias de la Complejidad (Sciences of Complexity) o la Teoría de la Complejidad (Complexity Theory); dos maneras distintas de llamar a un mismo conjunto de fenómenos.

En este sentido, el primer capítulo de este libro, elaborado por la profesora Laura Julieta Vivas, presenta una historia de la Salud Pública; un fresco desde la prehistoria y la antigüedad, hasta nuestros días, que pone de manifiesto que ha habido un movimiento en zigzag, si cabe, entre salud, enfermedad, medio ambiente, espiritualidad, ciencia y tecnología. El capítulo presenta una visión histórica acerca de cómo se ha entendido la Salud Pública en la historia de Occidente, y cómo, de consuno, han sido comprendidas y tratadas las enfermedades. Tácitamente, queda en evidencia una cosa: la salud ha sido comprendida en función de la enfermedad; así como la lucha contra la enfermedad lo ha sido como la intervención y el tratamiento de la misma. Al llegar a nuestros días vemos que la forma normal de entender el tema es: a) en términos del continuo salud-enfermedad, y b) la salud misma –y por derivación a la Medicina y las ciencias y políticas de salud–como negación, resolución o superación de la enfermedad.

Sobre esta base, el segundo capítulo se ocupa de un problema central, a saber: por qué no es posible una política pública de salud como la conocemos; tal y como ha sido entendido el tema en la historia de la humanidad. Este segundo capítulo, escrito por Alejandro Gómez, quiere poner de manifiesto que las políticas públicas –esto es, las políticas de Estado– están compartimentadas, segmentadas, especializadas. La naturaleza del Estado, y por derivación entonces del Gobierno, es la de erigirse como una magnífica Torre de Babel, en la que cada sección tiene un presupuesto, una jurisdicción, un equipo humano y unas facultades precisas y bien delimitadas. Pero si es así, entonces no es posible entender que la salud es un fenómeno complejo, que no admite análisis ni división. Esta constituye una de las tesis centrales de este libro: la enfermedad puede y debe ser determinada, pero la salud demanda una visión global, integral, orgánica.

El tercer capítulo se adentra en la epigenética a fin de poner de manifiesto que es posible superar los dualismos de toda índole. De manera puntual y muy significativa, el dualismo naturaleza-cultura. Elaborado por Santiago Galvis, establece las bases para pensar la complejidad de la salud, a partir de lo que es acaso el más idóneo de los puentes: la epigenética. Naturalmente, el texto presenta los rasgos principales y más generales de la misma.

Ahondando en los elementos anteriores, el cuarto capítulo se centra en el enfoque eco/evo/devo, esto es, la conjunción entre ecología, desarrollo y evolución en la comprensión de la vida, y de la salud misma. Escrito por José Vicente Bonilla, este capítulo sienta las bases para la transición que conduce del determinismo a la complejidad, de la genética a la biología sintética, en fin, de los determinantes de salud a la complejidad de la misma.

El terreno se ha allanado para avanzar a un nivel siguiente. Es lo que hace el quinto capítulo, elaborado por Chantal Aristizábal, en el que las Ciencias de la Complejidad son entendidas y presentadas como la instancia que permite superar una visión mecanicista, dualista y reduccionista de la salud. La idea de base es que una visión organísmica de la salud permite superar una comprensión simplemente antropocéntrica, antropomórfica y antropológica de la salud. En otras palabras, la salud exige y permite a la vez una visión de redes, contextos y marcos; por consiguiente, una referencia a las instancias bióticas y abióticas, y a sus niveles, interdependencias, modos y especificidades.

Finalmente, el sexto capítulo sugiere la siguiente tesis: la salud –entendida en el marco de las Ciencias de la Complejidad–consiste en grados de libertad, así, a mayor salud, mayores grados de libertad; a mayores grados de libertad, mayor complejidad. Escrito por Carlos Eduardo Maldonado, este último capítulo presenta el estado del arte de lo que se ha dicho hasta la fecha en torno a salud y complejidad, y sobre dicho estado del arte avanza la tesis según la cual, la salud es el más importante de los modos o expresiones de la vida. Simple y sencillamente, las preocupaciones acerca de la salud son comprensiones y problematizaciones acerca de la vida misma. Pero la vida puede ser entendida como el proceso mediante el cual los seres vivos ganan grados de libertad.

Como todo texto colectivo, existen responsabilidades y compromisos, particularmente en cada capítulo. Sin embargo, al ser este libro el resultado de un seminario de investigación, puede decirse que los autores suscriben y hacen propios los contenidos de cada quien. De esta suerte, cada capítulo está autocontenido, sin embargo, es evidente que existe un fuerte entrelazamiento, progresivo, del primero hasta el último.

Pensar la salud es, sugerimos, muchos más y algo muy diferente a simplemente pensar la enfermedad, que es lo que atávicamente ha venido sucediendo en la historia de la humanidad. Naturalmente que la enfermedad plantea retos que rayan con los límites mismos de la existencia. Es preciso trabajar e investigar sobre la enfermedad, pero esto no es aún suficiente. Es preciso, además y fundamentalmente, volver la mirada hacia la salud.

De forma manifiesta, ninguna persona inteligente, hoy, se cree que la salud es (simple y llanamente) la ausencia de enfermedad. Con ello, arrojamos luces sobre la enfermedad, pero no sobre la salud. Mucho menos cierto es, como sostiene una parte de las creencias populares, que solamente valoramos lo que tenemos cuando ya lo hemos perdido, y que entonces nadie sabe de la salud sino hasta cuando la ha perdido. Una concepción semejante de la vida es eminentemente sacrificial, y por tanto inhumana y sesgada; equivocada por parcial y limitada. Sencillamente no es posible construir un mundo mejor con semejantes concepciones y actitudes. Eso, en el mejor de los casos, pertenece a momentos aciagos y oscuros de la historia de la humanidad.

Es preciso pensar la salud teniendo en cuenta que, mientras que la enfermedad es normalmente visible –vemos el enrojecimiento, el tumor, el pus, y otras expresiones de malestar, dolencias y afectaciones–, la salud es algo que no vemos literalmente; no se funda en el predominio de la percepción natural. Salud, como la vida misma, es algo que imaginamos, que construimos, en fin, un fenómeno alta y crecientemente contraintuitivo.

Pues bien, es posible hacer ciencia –¡buena ciencia!– de fenómenos contraintuitivos; lo mejor de toda la ciencia e investigación de punta se orienta en esta dirección. Este libro es una invitación a orientar la mirada en este sentido y, si es necesario, a desviar entonces los pasos y el camino, esta vez, en la dirección correcta; o más radicalmente, en una nueva y mejor orientación: la salud; la vida misma.

Es preciso decir que este libro es el resultado de la investigación de algunos de los miembros del grupo de investigación en Complejidad y Salud de la Facultad de Medicina de la Universidad El Bosque. Con él, adelantamos algunos visos de una nueva luz que creemos tiene sentido y es posible en la educación, en la investigación, en la academia y en la vida misma.