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John D. Beckett

¡POR FIN LUNES!

INTEGRANDO TRABAJO

Y

VALORES

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EDITORIAL CLIE

C/ Ferrocarril, 8

08232 VILADECAVALLS

(Barcelona) ESPAÑA

E-mail: libros@clie.es

http://www.clie.es

Originalmente publicado por InterVarsity Press como Loving Monday por John D. Beckett. Primera edición ©1998. Traducido e impreso con permiso de InterVarsity Press, P.O. Box 1400, Downers Grove, IL 60515, USA.

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org <http://www.cedro.org> ) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra».

Traducido por Hugo Zelaya

© 2012 Editorial CLIE, para esta edición en español.

¡POR FIN LUNES! Integrando trabajo y valores

ISBN papel: 978-84-8267-926-6

ISBN epub: 9788482679303

ISBN PDF: 9788482679297

Clasifíquese: 680 - Sociedad y cristianismo

CTC: 02-09-0680-13

Referencia: 224839

A Wendy

ÍNDICE GENERAL

Portada

Portada interior

Créditos

Dedicatoria

Prólogo

Prefacio: Café y una bolsa de maní

Reconocimientos

Introducción: El plan de vuelo

PRIMERA PARTE. Fundamentos

1. Bajo la lupa de Peter Jennings

2. Compañeros para toda la vida

3. Problemas en Camelot

4. La prueba de fuego

5. La mano invisible

6. Un calor extraño

7. ¿Dos mundos o uno?

SEGUNDA PARTE. Panorama general

8. Guerra de culturas

9. La influencia griega

10. Una ventana diferente

11. La verdad imperecedera

TERCERA PARTE. Aplicaciones

12. Valor infinito

13. Los planos

14. Problemas, problemas, trabajos y problemas

15. La empresa compasiva

16. Servicio extraordinario

17. Cómo devolver algo de lo recibido

18. Un ejercicio de equilibrio

19. Un consejero corporativo

20. La dirección del negocio: visión

21. La dirección del negocio: valores

CUARTA PARTE. Resumen

22. ¡Por fin lunes! Integrando trabajo y valores

23. El objetivo final

24. Embajadores en el mundo de los negocios

Epílogo

Guía de estudio

Prólogo

Encontrarme con John Beckett hace varios años no fue coincidencia. En ese momento yo dirigía ACX Technologies, una importante empresa de artículos de consumo, en Colorado, que lleva el nombre de mi familia. El trabajo y la familia ocupaban la totalidad de mi tiempo mientras estaba despierto. Yo no era consciente de carecer de nada en particular en mi vida, hasta que Mike, una persona a quien había conocido en una reunión de la iglesia, me hizo una pregunta inesperada: «¿Quieres que pida algo por ti en mis oraciones?»

Las palabras «Necesito un amigo» salieron torpemente de mi boca.

Me sorprendió mi respuesta. Hasta ese momento nunca había pensado que necesitara un amigo. Después, Mike me llamó para sugerir que conociera a John Beckett, un hombre de negocios de Ohio. «Creo que ustedes dos van a congeniar», dijo.

Poco después, John y yo acordamos reunirnos un día para esquiar. Mike tenía razón. Nos llevamos bien y, desde ese momento, comenzó a florecer una amistad maravillosa. Teníamos muchas cosas en común, sobre todo nuestro deseo de ser buenos padres y maridos; más aún cuando manifestamos que ambos teníamos seis hijos. Y también descubrimos tener una misma pasión: administrar nuestros negocios de manera honorable y ejemplar.

Algunos años después, John me invitó a hablar en la celebración del cincuentenario de su empresa. Muy poco imaginé de lo que encontraría en esa primera visita a R. W. Beckett Corporation. Allí se encontraba una compañía cobijada en un bello asentamiento rural de Ohio, que fabricaba un producto para la calefacción del hogar, necesario, pero poco atractivo. No obstante, lo que observé en el temple del personal, la pasión por el trabajo y el esfuerzo por la búsqueda de la excelencia me causaron una honda impresión. Llegué a la conclusión de que esta era una empresa modelo que transmitía un entusiasmo extraordinario entre sus empleados: enfoques únicos en la producción, y políticas y prácticas duraderas y realistas que no estaban de moda, pero que se habían probado durante un tiempo. Comprendí lo mucho que podría aprender e incluso adaptar a nuestro negocio, mucho más grande y complejo.

Después de conocer a John, comencé a trabajar en la dirección de Graphic Packaging Corporation, una compañía inscrita en la Bolsa de Valores de Nueva York. John está en nuestra junta directiva, así que tenemos contacto frecuente y buenas oportunidades para compartir ideas, cambiar opiniones y levantarnos el ánimo mutuamente.

Como consecuencia de nuestra amistad y de nuestras ideas similares sobre los negocios, incluso hablábamos, de vez en cuando, acerca de escribir juntos un libro sobre la forma de integrar nuestra fe con el trabajo. La presión de mis negocios me impidió realizar un esfuerzo conjunto. Pero John mantuvo viva nuestra visión común y, mientras el manuscrito de ¡Por fin lunes! Integrando trabajo y valores tomaba forma real, yo fui uno de los primeros a quien llamó para revisarlo y comentarlo. Cuando leí el primer borrador, supe que este libro se convertiría en una importante y singular aportación para la literatura del mundo empresarial.

En pocas páginas John ha captado la esencia de lo que los principios significan para una empresa: identifica la razón fundamental de dicho enfoque y nos da la esperanza de poder ejercer un impacto considerable en la vida de muchas personas por medio del campo de actividad de nuestro trabajo. ¡Por fin lunes! Integrando trabajo y valores no fue escrito como lo haría un profesor universitario, un teólogo o un asesor. Se escribió desde las trincheras por alguien que ha experimentado de primera mano los enormes retos y las recompensas que puede producir una vida empresarial. Está escrito con un estilo sencillo, llano, directo y alegre y su contenido está lleno de profundos conocimientos. El libro revela con exactitud el corazón del hombre que conozco tan bien como amigo y motivador.

Como yo, creo que usted se dará cuenta de que ¡Por fin lunes! Integrando trabajo y valores es un depósito de la clase de sabiduría práctica y oportuna que le permitirá contemplar su trabajo de una nueva forma. Confío en que también le inspire a encontrar un nuevo significado y la satisfacción en su trabajo, del mismo modo que John me ha inspirado a mí a lo largo de los años.

Jeffrey H. Coors,presidente ejecutivo de Graphic Packaging Corporation.

Prefacio: Café y una bolsa de maní

Palabras, principios, verdad.

Palabras. Demasiadas palabras. Estamos ahogándonos en ellas.

Principios. Abundan en los estantes de todas las librerías de los aeropuertos.

Verdad. Cada día se hace más difícil encontrarla.

Pero cuando la encontramos, la verdad es como la luz de un faro que penetra la noche cargada de niebla, advirtiéndonos, como a un capitán de barco, de traicioneros bancos de arena, y nos guía hacia puerto seguro.

Los negocios son como un viaje por mar, lleno de promesas, pero también de desafíos. Mi objetivo, en este libro, es ayudar a enfocar la luz del faro durante el viaje.

Nos moveremos con rapidez. Sé que usted es una persona ocupada, por lo que mi meta es que logre asimilar este libro en dos viajes de avión, de noventa minutos cada uno. Y eso con café y una bolsa de maní.

Cuando mis amigos supieron que lo estaba escribiendo me aconsejaron que me asegurase de definir mis lectores.

Tardé un momento, pero ahora creo que sé quién es usted.

Llegará a conocerme más, pero para empezar:

Una cosa más: usted verá por qué, en realidad, me gustan los lunes.

Una meta más: me dará mucho gusto si este libro se convierte en su amigo, si le proporciona esperanza, valor y una visión fresca para colocar el mundo del trabajo al lado de las verdades eternas.

Reconocimientos

Agradezco la ayuda que muchas personas me prestaron para escribir este libro. Estas son algunas de ellas:

Mi querida esposa Wendy, quien no solo dio a luz a nuestros seis maravillosos hijos, sino que fue paciente conmigo durante la redacción de este libro. (La presión de escribir nos puede volver muy fastidiosos).

Dick Leggatt, hábil editor cuya persistencia y estímulo fueron de inestimable valor.

Los empleados de nuestra corporación, quienes realizaron muy bien su trabajo en mi ausencia, mientras yo me ocupaba de este proyecto.

… Y mi perro, que se conformó con unos paseos más cortos por la mañana.

Introducción: El plan de vuelo

Este es el plan de vuelo para ¡Por fin lunes! Integrando trabajo y valores.

El libro se divide en cuatro partes principales: «Fundamentos», «Panorama general», «Aplicaciones» y «Resumen».

En la primera parte, «Fundamentos», comparto algunas experiencias personales, retos únicos que resultaron esenciales, y que a menudo revelaron verdades sumamente importantes. En general, estas apreciaciones no llegaron en grandes dosis, sino en pedacitos pequeños que, con el paso del tiempo, completaron el rompecabezas. Causaron en mí un profundo impacto: forjaron mi visión de la vida y produjeron el fervor hacia los negocios.

En la segunda parte, «Panorama general», emprendemos un breve recorrido filosófico, a fin de considerar la cultura occidental, a través de dos ventanas claramente diferenciadas. Mediante la primera, vemos el trabajo desasociado de la fe; en gran medida, como si fueran dos mundos separados. Pero, a través de la segunda ventana, el trabajo no se encuentra en un mundo aparte de la fe, sino que ambos están bien integrados y son decididamente compatibles.

En la tercera parte, «Aplicaciones», consideramos algunas formas específicas en las que es posible integrar las verdades fundamentales en cada aspecto de la vida diaria, en especial en el trabajo. La característica distintiva de estas verdades es que están arraigadas en la Biblia, a la que he llegado a aceptar como un recurso sorprendente, de gran relevancia para los negocios: ha superado la prueba del tiempo y sigue manifestando su vigencia en la actualidad.

La cuarta parte, «Resumen», relaciona los conceptos claves y describe las implicaciones para nosotros, como individuos, en el mundo empresarial.

Como dice mi amigo Jeff Coors en el prólogo, este libro no es teórico; está completamente arraigado en la vida real. El telón de fondo de lo que usted leerá es mi propia experiencia, adquirida a lo largo de casi cuatro decenios en el mundo del trabajo. Pero, si bien las historias le dan sabor, este no es un libro acerca de mí. Ni es un libro de métodos y técnicas que le enseñen a aplicar estos principios, en cuatro pasos, para luego observar lo que ocurre. Más bien, es un libro para fijar con firmeza algunos principios básicos y para abrirnos a formas diferentes de pensar. Es un libro para ayudarnos a apreciar el valor práctico de aplicar los valores fundamentales en los negocios y en nuestras ocupaciones.

Estoy convencido de que la verdad, correctamente aplicada, produce resultados. Usted encontrará formas nuevas y frescas de llenar de energía y significado sus actividades diarias. Los clientes lo notarán y los compañeros de trabajo apreciarán la diferencia. ¡Incluso puede provocar una sonrisa en la cara de su contable!

Entonces, abróchese el cinturón de seguridad. Antes de que se dé cuenta, la azafata llegará por el pasillo, revisando bandejas y respaldares, y usted estará cerrando este libro, listo para la próxima tarea estimulante.

PRIMERA PARTE

Fundamentos

1

Bajo la lupa de Peter Jennings[1]

—¡De ninguna manera! —pensé—. No permitiré que ABC News se inmiscuya en los asuntos de R. W. Beckett Corporation, nos grabe durante mucho tiempo, seleccione extractos de la conversación ni diga lo que quiera acerca de nosotros en la televisión nacional.

Así se desarrollaba mi razonamiento cuando colgué el teléfono tras la llamada telefónica del centro de operaciones de ABC News en Nueva York. Después de todo, ¿no me habían dicho que estaban considerando otras compañías para la presentación de fondo? ¿Por qué nosotros? Solo sería una intrusión; pero ¿con qué beneficios? A decir verdad, una forma equivocada de cobertura podría resultar perjudicial.

Hacía un año que el equipo de noticias se había enterado de la existencia de Beckett Corporation. Yo había encabezado una campaña nacional, que estaba en desacuerdo con la Comisión de Igualdad de Oportunidades de Empleo (CIOE), después de que la agencia publicara una normativa que, según el criterio de muchos de nosotros, restringiría la libertad de culto en el lugar de trabajo, como el derecho de pegar carteles para anunciar un acontecimiento religioso o cantar villancicos en una cena de la compañía. Los noticiarios nacionales habían emitido reportajes sobre la controversia resultante. Ahora ABC News estaba dando seguimiento a nuestra compañía y quería ahondar más en cómo estábamos relacionando nuestra fe con la ejecución de las prácticas comerciales.

Sabía, por experiencias anteriores con los medios de comunicación, que necesitaba ser cauteloso. Recordé que, un tiempo atrás, una revista regional publicó un reportaje satírico sobre nuestra compañía que ridiculizaba parte de nuestros valores más importantes. ¡En la portada figuraba una caricatura mía, píamente vestido con una túnica y un halo! ¡No era precisamente la imagen más cautivadora de un director ejecutivo ante la comunidad empresarial del gran Cleveland! No quería que algo parecido ocurriera otra vez, y menos ante los espectadores de una televisión nacional.

Pero la ABC necesitaba una respuesta inmediata. Y a pesar de mi renuencia a aceptar su propuesta, algo que había ocurrido temprano aquel mismo día me tranquilizó. En una reunión de planificación con el equipo de los altos directivos, había hablado acerca de cómo podríamos lograr un mayor impacto en el mercado promocionando nuestros valores fundamentales, como la integridad y la excelencia, por ejemplo. Me había referido a un versículo de la Biblia que habla de ser la sal y la luz del mundo, «una ciudad asentada sobre un monte [que] no se puede esconder». Según aquella discusión, pensé que sería hipócrita no considerar en serio la petición de la ABC. No esparciríamos mucha sal ni arrojaríamos mucha luz si no le dábamos la bienvenida a Peter Jennings, el presentador de noticias con mayor audiencia de los Estados Unidos.

Al día siguiente de nuestra respuesta afirmativa, el equipo de las noticias de la ABC arribó a la compañía: un equipo de camarógrafos de Chicago, un productor de Nueva York y Peggy Wehmeyer, una corresponsal de Dallas.

La grabación

—Necesitaremos estar aquí dos días —dijo Peggy—. Nuestro equipo podría grabar como quince horas para lograr un segmento de tres minutos de noticia. Habrá que ver toda la operación, hablar con los empleados, con algunos de los clientes y proveedores, y con algunas personas de la comunidad. Queremos hablar de su política y su práctica en los negocios. Tenemos que entrevistarlo a usted.

Podía sentir el nudo que se apretaba en mi estómago.

—Dígame otra vez lo que están buscando —dije yo, medio esperando que cambiaran de intención.

—Entendemos que usted cree que su fe tiene que ver con la manera de hacer negocios —respondió Peggy—. Nos gustaría ver la prueba en lo que ustedes hacen. ¿Cómo está afectando a la vida de las personas? ¿En qué los ha hecho diferentes de los otros negocios de la localidad?

No había forma de volverse atrás. Estábamos comprometidos a salir de este arriesgado pero emocionante trance, en el que expondríamos la compañía, nuestras creencias y nuestra reputación bajo la lupa de la ABC. A pesar de mis aprensiones, sentí que estábamos haciendo lo correcto.

—Peggy —dije—, seremos muy francos con usted; le mostraremos todo lo que desee ver y dejaremos que hable con quien le plazca; pero quiero pedirle un favor: como usted sabe, mucho puede cambiar entre lo que grabe ahora y la versión final de este reportaje. La historia se puede presentar de muchas formas diferentes. Todo lo que le pido es una reseña honesta e imparcial sobre quiénes somos y en qué creemos.

—John, lo haré lo mejor que pueda —respondió Peggy—. Pero la decisión final es de Peter. Es mi jefe y él es, en realidad, quien dirige el programa.

Hora del programa

La noche del reportaje, mi esposa Wendy y yo contuvimos el aliento mientras Peter Jennings establecía contacto con sus doce millones de espectadores invisibles:

«Iniciamos otra temporada de Agenda estadounidense, y este septiembre comenzaremos con nuestra corresponsal de temas religiosos, Peggy Wehmeyer. A nuestro juicio, hacia cualquier dirección que usted se dirija actualmente en Estados Unidos, encontrará a millones de personas que están buscando un mayor significado en la vida. Esta noche vamos a concentrarnos en la creciente tendencia de intentar que la fe personal de algunos hombres de negocios incida en sus empresas. En otras palabras, están usando la Biblia como una guía para los negocios».

—Vaya… ese es un buen comienzo —le dije a Wendy, mientras me acomodaba ligeramente en el sofá de nuestra sala de estar.

La voz de Peggy entró en la primera sección:

«Nancy Borer, una trabajadora de la línea de ensamblaje, está disfrutando de una licencia de seis meses por maternidad, con paga parcial. Además de eso, su empleador le ofreció un permiso extraordinario de tres años para que pudiera criar a sus hijos. Eric Hess ensamblaba quemadores de petróleo, hasta que su empleador lo envió a la escuela, pagando el costo de la enseñanza que ascendía a mil quinientos dólares. Ahora es el supervisor de la planta.

»El hombre que proporcionó estas extraordinarias oportunidades a Nancy y a Eric, es John Beckett, un exitoso fabricante de Ohio que se toma muy en serio el trabajo y la fe».

Muy bien hasta aquí. Pero en el siguiente plano me sobresalté. No, no se trataba de un vídeo casero. Estaba en televisión nacional, y la cara que estaba en la pantalla del televisor era la mía.

En aquel momento recordé la entrevista de una hora que Peggy me había hecho en la oficina. Mientras un cámara metía el cable del micrófono debajo de mi camisa, Peggy había charlado sobre el nuevo libro de Laura Nash, Believers in Business (Creyentes en los negocios), que ella había ojeado durante su vuelo, aquella mañana.

—¡El libro es genial! —había comentado—. Identifica siete causas de conflicto que la Dra. Nash descubrió en las entrevistas que mantuvo con sesenta empresarios y empresarias pertenecientes a la fe evangélica; conflictos entre el camino de la fe y el mundo práctico de los negocios. Un ejemplo es el conflicto entre apoyar a los empleados durante una época de recesión o velar por las ganancias netas de la compañía.

La vi venir. «Apuesto a que va a preguntarme sobre un asunto que le llevó dos años investigar a la Dra. Nash y Peggy pretenderá que yo le responda con elocuencia», pensé.

¡Y eso fue precisamente lo que hizo!

Una de aquellas preguntas tenía que ver con el propósito de mi vida. Mientras veía el reportaje, escuché la respuesta a aquella pregunta que había efectuado antes del corte final:

—Mi misión principal en la vida es conocer la voluntad de Dios y cumplirla.

Tragué saliva y le dije a Wendy:

—Acabas de presenciar un milagro: de toda la desordenada mezcla de respuestas que di bajo la presión de esa entrevista, Peggy extrapoló, en una breve frase, mi aspiración principal en la vida.

El resto del reportaje se realizó estupendamente. La integridad de la compañía, el entusiasmo de los empleados y la relevancia de nuestros valores de fondo en el mundo del trabajo diario se plantearon de una manera clara y convincente.

Peggy concluyó su comentario observando que, para nuestra compañía y para un creciente número de personas del mundo empresarial, «las recompensas perdurables no pueden cuantificarse en dólares… la satisfacción proviene de levantar una empresa sin vender el alma».

El reportaje, inusualmente positivo, resonó como una cuerda receptiva en los espectadores, y así se lo hicieron saber a la ABC. Peggy me llamó aquella noche para decirme que el programa había motivado el mayor número de llamadas telefónicas favorables jamás recibido en un programa de noticias.

Nos habían puesto bajo la lupa de Peter Jennings. Lo que él encontró, aunque de manera muy imperfecta, fue una fábrica del norte de Ohio donde la fe y el trabajo no se excluían entre sí, sino que coexistían notablemente bien.

Lo que él no sabía era que, cuando aquella noche concluyó el programa, un muy aliviado empresario, todavía sentado en el sofá, le dio un beso a su esposa y le dijo:

—¡Querida, creo que hoy dormiré muy bien!

1. Peter Jennings fue presentador de un noticiario de abc World News, en los Estados Unidos, de 1983 a 2005. N. del T.