La solución

El método Ajram

 

Josef Ajram

 

Primera edición en esta colección: noviembre de 2011

Segunda edición: enero de 2012

 

 

© Josef Ajram, 2011

© del epílogo, Albert Figueras, 2011

© de la presente edición, Plataforma Editorial, 2011

Editor literario: Albert Figueras

Plataforma Editorial

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Tel.: (+34) 93 494 79 99 – Fax: (+34) 93 419 23 14

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Diseño de cubierta:

Jesús Coto

jesuscoto.blogspot.com

© fotografia de la cubierta: Sergi Jasanada

 

Fotocomposición:

Serveis Gràfics Rialtex

 

Depósito Legal:  B.24.687-2012

ISBN EPUB:  978-84-15577-35-5

Contenido

Portadilla

Créditos

 

1. El momento ¡Eureka!

2. La solución

Apéndice

Pagando la intolerable pataleta griega

Camino hacia el abismo (si no podemos evitarlo)

La esperanza está frenando un crac bursátil

Precaución en un escenario bajista

Cambio de dirección en las bolsas

Epílogo

La neurociencia y los mercados de valores. Siguiendo las pistas cerebrales del miedo y la confianza

Opinión del lector

1. El momento

¡Eureka!

 

Si os digo que el contenido de las siguientes treinta páginas se me ocurrió el verano de 2011 en Ibiza, probablemente lo primero que os vendrá a la cabeza son imágenes de discotecas, noches cálidas junto al mar, yates con luces y gente «guapa» de la jet atracados frente a la costa, vestidos blancos con un toque hippy, música a tope y alcohol a saco.

Si, además, añado que allí pensé titular este libro La solución, seguramente os diréis que en Ibiza puede suceder cualquier cosa y quizás estéis tentados de sospechar que, o bien el sol me había calentado la cabeza, o bien me habían puesto algunos polvos en el refresco. Pero nada más lejos de la realidad.

Me esperaba un año difícil. Por un lado, estaba el Ultraman en noviembre, nada menos que 10 kilómetros nadando, 145 pedaleando y 275 más en bici al día siguiente, para finalizar con 84 kilómetros corriendo.

Pero, además, quedaba menos de un año para el gran reto: «7 días, 7 islas y 7 ironmans», el reto de los retos.

Y prepararse no es fácil. No valen vacaciones ni sábados o domingos… El límite se busca teniendo claro el objetivo, con constancia, dedicación y esfuerzo. En definitiva, que, aunque parezca extraño, mi objetivo principal al ir a Ibiza no era pasar las vacaciones apalancado entre el hotel y la playa o en un sofá de cualquier terraza chill-out, sino cambiar de paisaje para seguir con mi plan de entrenamiento.

Ibiza es una isla pequeña donde el espíritu mediterráneo se vive en estado puro; montañas que se precipitan sobre un mar cristalino, playas de arena blanca y vegetación baja que alterna con bosques de pinos y olivos y, en medio, tierra rojiza, una característica que hizo creer a los fenicios que Ibiza era una isla bendecida por los dioses y, quién sabe si influido por esta opinión, dicen que Nostradamus predijo que la isla sería «el último refugio de la tierra» tras el cataclismo.

¿Qué podía hacer en Ibiza, una de las dos islas Pitiusas?

Pues entrenar y entrenar. Correr, nadar e ir en bicicleta. Y cuando uno se dedica a estas actividades un día tras otro, naturalmente tiene mucho tiempo para admirar el paisaje, contemplar atardeceres magníficos y auroras extraordinarias, y también para pensar.

Pensar en uno mismo, pero también en los demás y en lo que sucede en el mundo.

Entonces se me ocurrió. Sin más, sin buscar nada especial. Sólo cruzando caminos polvorientos en plena canícula y braceando por las aguas tibias, como de esmeralda, mientras daba vueltas al mundo de la Bolsa, a la crisis financiera y a todo lo que está sacudiendo el planeta desde hace tres años. De pronto, como si fuese uno de aquellos momentos ¡Eureka! que a veces acontecen, fue como si un viento fuerte empezase a soplar sobre la niebla del cerebro: encontré un hilo y empecé a seguirlo hasta llegar a la idea que expondré a continuación.

En realidad, no creo que se tratase de inspiración ni de influencias telúricas (otra de las leyendas que envuelve Ibiza). Más bien creo que fue el resultado de muchos años en la Bolsa, muchos años observando los movimientos de los mercados y reflexionando sobre ellos: de pronto, esas ideas se unieron y lo tuve (lo tengo) claro.

Fijaos si me motiva, que a última hora decidí no ir al Ultraman del mes de noviembre para poder centrarme en la promoción de estas páginas y devolver, así, la confianza que Plataforma Editorial ha depositado en mí.

Quiero compartir La solución con cuantos más lectores mejor. Es mi solución, pero estoy convencido de que también puede ser una solución para el mundo.