EDITORIAL CLIE
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© 2012 por Hernandes Dias Lopes
© 2015 Editorial CLIE para la edición en español
Publicado por la Editora Hagnos Ltda. avenida Jacinto Júlio, 27
Cep 04815-160, São Paulo, SP, Brasil con el título GOTAS DE CONSOLO PARA A ALMA..
Esta edición se publica con autorización por contrato con la Editora Hagnos Ltda.
ISBN electrónico: 978-84-8267-956-3
(ISBN de la versión impresa: 978-84-8267-827-6)
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917 021 970 / 932 720 447).
Portada
Créditos
Sobre el autor
Dedicatoria
Presentación
Prefacio
Enero
1 de enero: Un profundo contraste
2 de enero: Usted es alguien muy especial
3 de enero: La familia en crisis
4 de enero: ¡No tenga miedo, tenga fe!
5 de enero: El cielo es nuestro hogar
6 de enero: El drama de los celos
7 de enero: Jesús es nuestra paz
8 de enero: La felicidad de ser cuidados por Dios
9 de enero: El Espíritu Santo, nuestro consolador
10 de enero: El significado de la Pascua
11 de enero: Gemidos indecibles
12 de enero: Somos la morada de Dios
13 de enero: No construya monumentos a su dolor
14 de enero: La ley del Señor restaura el alma
15 de enero: La felicidad, un aprendizaje constante
16 de enero: Dios enjugará toda lágrima de sus ojos
17 de enero: El drama del luto
18 de enero: La oveja buscada
19 de enero: La oveja hallada
20 de enero: La felicidad como resultado de lo que evitamos
21 de enero: Un hombre llamado por Jesús
22 de enero: Jóvenes sin ningún defecto
23 de enero: Un hombre restaurado por Jesús
24 de enero: Jesús sana a una mujer jorobada
25 de enero: Un hombre usado por Jesús
26 de enero: El juicio de Dios y el juicio de los hombres
27 de enero: El cordero sustituto
28 de enero: Condenada por los hombres, perdonada por Jesús
29 de enero: La gracia es mayor que el pecado
30 de enero: El drama de la infidelidad
31 de enero: El tribunal de Dios y el tribunal de los hombres
Febrero
1 de febrero: La felicidad del llanto
2 de febrero: Arrepentimiento y frutos del arrepentimiento
3 de febrero: La felicidad como resultado de lo que hacemos
4 de febrero: Jesús sana al paralítico
5 de febrero: La alegría es un santo remedio
6 de febrero: El Cordero suficiente
7 de febrero: El drama de la amargura
8 de febrero: La mayor tragedia de la historia
9 de febrero: Jesús no desiste de usted
10 de febrero: El alto precio de la redención
11 de febrero: La ternura del restaurador
12 de febrero: El drama del dolor
13 de febrero: Cosas visibles temporales e invisibles eternas
14 de febrero: Jesús purifica al leproso
15 de febrero: Las señales de la segunda venida de Cristo
16 de febrero: Hogar, lugar de restauración
17 de febrero: La multiplicación de la iniquidad
18 de febrero: Éxtasis sin entendimiento
19 de febrero: Jesús, el intérprete de Dios
20 de febrero: No es el ambiente quien lo hace a usted
21 de febrero: La bondad de Dios
22 de febrero: El drama del vicio virtual
23 de febrero: Dios conoce a los que se refugian en él
24 de febrero: El hombre, la imagen de Dios
25 de febrero: Una familia se salva de la tragedia
26 de febrero: El drama de las drogas
27 de febrero: El consuelo del amparo divino
28 de febrero: La fuente de la felicidad
Marzo
1 de marzo: El hombre, ese desconocido
2 de marzo: Jesús en la fiesta de matrimonio
3 de marzo: A los pies del Salvador
4 de marzo: Los hijos, motivo de nuestra felicidad
5 de marzo: ¡Cuidado con el rencor!
6 de marzo: Justificación, acto de Dios
7 de marzo: Los engaños del pecado
8 de marzo: El drama del secularismo
9 de marzo: Jesús camina sobre el mar
10 de marzo: La plenitud de Dios
11 de marzo: La felicidad es una orden de Dios
12 de marzo: Miel en el cadáver de un león muerto
13 de marzo: El milagro del nacimiento de Juan el Bautista
14 de marzo: La felicidad, una utopía en el banquete del pecado
15 de marzo: La sumisión, una misión honrosa
16 de marzo: El Dios de la reconciliación
17 de marzo: El poder del evangelio
18 de marzo: La felicidad de tener al Señor como pastor
19 de marzo: La alegría de la esperanza
20 de marzo: El milagro de la Anunciación a María
21 de marzo: El drama del legalismo
22 de marzo: Discusión sin poder
23 de marzo: La comunicación, el oxígeno en las relaciones
24 de marzo: Jesús en la casa de misericordia
25 de marzo: La naturaleza del matrimonio
26 de marzo: La felicidad como resultado de la generosidad
27 de marzo: Jesús resucita a la hija de Jairo
28 de marzo: Dios vistió piel humana
29 de marzo: Jesús sana a la suegra de Pedro
30 de marzo: La felicidad de una nación
31 de marzo: Presente doloroso, futuro glorioso
Abril
1 de abril: El drama del pecado
2 de abril: Jesús resucita a Lázaro
3 de abril: El divorcio, el naufragio del matrimonio
4 de abril: La ayuda de Dios
5 de abril: Jesús sana al hombre de la mano seca
6 de abril: La reconciliación restaura relaciones
7 de abril: Jesús sana a diez leprosos
8 de abril: Mandamientos religiosos y morales
9 de abril: Es más tarde de lo que usted se imagina
10 de abril: Jesús regresa al cielo
11 de abrir: ¿Cuál es el origen del universo?
12 de abril: ¿Cuál es el origen del hombre?
13 de abril: ¿Cuál es la naturaleza del matrimonio?
14 de abril: Echad fuera la vieja levadura
15 de abril: Cuando el paraíso parecía una prisión
16 de abril: Sentimientos peligrosos
17 de abril: El sacrificio del amor
18 de abril: Dios no desiste de usted
19 de abril: Tus manos dirigen mi destino
20 de abril: Morir si es necesario, pecar nunca
21 de abril: No deje de soñar, aun en el cautiverio
22 de abril: Nosotros somos la morada de Dios
23 de abril: Esfuércese y sea valiente
24 de abril: La felicidad de ser creados por Dios
25 de abril: Mañana el Señor hará maravillas en medio de vosotros
26 de abril: Qué hacer cuando no sabemos qué hacer
27 de abril: Un clamor por la restauración espiritual
28 de abril: Temperatura espiritual
29 de abril: Junte sus ramas secas
30 de abril: Revestimiento de poder
Mayo
1 de mayo: La prueba del amor de Dios
2 de mayo: Bautismo en fuego
3 de mayo: Ataques peligrosos a la Iglesia
4 de mayo: Dios no desperdicia sufrimiento en la vida de sus hijos
5 de mayo: Jesús hizo que la higuera se secara
6 de mayo: Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina
7 de mayo: ¡Cuidado con el miedo!
8 de mayo: La mayor prueba de amor
9 de mayo: Jesús libra a la distancia
10 de mayo: Huir no siempre es la mejor opción
11 de mayo: ¿Remordimiento o arrepentimiento?
12 de mayo: El perdón, la asepsia del alma
13 de mayo: El desierto, el gimnasio de Dios
14 de mayo: Convicción inquebrantable en la vida y en la muerte
15 mayo: La cura de la ansiedad
16 de mayo: El salmo del Buen Pastor
17 de mayo: ¿Qué haré para heredar la vida eterna?
18 de mayo: La corrupción, la cultura de la explotación
19 de mayo: Jesús, la puerta de las ovejas
20 de mayo: ¿Mayor crimen o mayor prueba de amor?
21 de mayo: Una lucha de sangriento sudor
22 de mayo: El drama de la pasión
23 de mayo: Victoria sobre la muerte
24 de mayo: La sanación producida por la confesión
25 de mayo: Las pruebas de la vida son multicolores
26 de mayo: El remedio para el corazón afligido
27 de mayo: La esperanza que no desespera
28 de mayo: Consuelo para el luto
29 de mayo: La felicidad de tener un corazón puro
30 de mayo: Salvos por la sangre
31 de mayo: Las aguas amargas se hicieron dulces
Junio
1 de junio: ¡Cuidado con las pasiones infames!
2 de junio: Miedo a la muerte
3 de junio: El poder del evangelio
4 de junio: La paciencia, una virtud necesaria
5 de junio: ¿Mayor crimen o mayor amor?
6 de junio: El amor conyugal, un tesoro precioso
7 de junio: Getsemaní, la batalla decisiva
8 de junio: Una señal del favor de Dios
9 de junio: Terapia por medio de la palabra
10 de junio: Los hijos, flechas en las manos del guerrero
11 de junio: No siempre Dios nos exime de los problemas
12 de junio: El plan de Dios es perfecto
13 de junio: Jesús resucitó de entre los muertos
14 de junio: Alegría indecible y llena de gloria
15 de junio: La felicidad de una familia unida
16 de junio: Una rama fructífera junto a una fuente
17 de junio: El Cordero vencedor
18 de junio: La ansiedad, el fantasma del alma
19 de junio: El drama de la maledicencia
20 de junio: Doctrina y vida, un binomio necesario
21 de junio: No se llene de vino, llénese del espíritu
22 de junio: El resplandor de la nueva Jerusalén
23 de junio: Temperamento controlado por el Espíritu
24 de junio: El milagro de la encarnación del verbo
25 de junio: Si crees, verás la gloria de Dios
26 de junio: Fundamentos destruidos
27 de junio: ¿Dónde está su fuerza?
28 de junio: La oveja del Buen Pastor
29 de junio: El Cordero mudo
30 de junio: El abrigo de la casa de Dios
Julio
1 de julio: La poderosa voz de Dios
2 de julio: ¿Usted quiere ser sanado?
3 de julio: Nombre bonito y vida fea
4 de julio: Ríos de agua viva
5 de julio: Cantando a medianoche
6 de julio: La sangre que purifica
7 de julio: ¡Amor, tan grande amor!
8 de julio: La tentación, una realidad innegable
9 de julio: Vuelve a los brazos del padre
10 de julio: Una gran transacción en el calvario
11 de julio: Clame a Dios, y él escuchará su oración
12 de julio: No ame el dinero
13 de julio: Sufrimiento, preludio de la gloria
14 de julio: La humillación de Jesús
15 de julio: ¡Cuidado con la amargura!
16 de julio: Fervor espiritual
17 de julio: El poder terapéutico del afecto
18 de julio: Comunicación: vida o muerte en las relaciones personales
19 de julio: ¡Ríos de agua viva!
20 de julio: El miedo, un sentimiento avasallador
21 de julio: La depresión, la mazmorra del alma
22 de julio: El privilegio de socorrer a los necesitados
23 de julio: Prosperando en el desierto
24 de julio: Los hijos son muy preciosos
25 de julio: Salvo en la última hora
26 de julio: Triunfo constante
27 de julio: Pascua: ¿chocolate o sangre?
28 de julio: Hogar, dulce hogar
29 de julio: Tiempo de volver a comenzar
30 de julio: Un padre que ora por sus hijos
31 de julio: Sudando sangre en Getsemaní
Agosto
1 de agosto: La soledad, el vacío del alma
2 de agosto: La búsqueda de la oveja perdida
3 de agosto: ¡Tan solo un toque y basta!
4 de agosto: El Cordero eterno
5 de agosto: La felicidad es nuestra herencia eterna
6 de agosto: Transformando valles en manantiales
7 de agosto: ¡Cuidado con la envidia!
8 de agosto: El grito de triunfo
9 de agosto: Vete y no peques más
10 de agosto: Cuerpo débil, espíritu renovado
11 de agosto: La importancia del autoexamen
12 de agosto: El amor merece la mejor inversión
13 de agosto: Tinieblas a mediodía
14 de agosto: ¿Cuál es el origen de la familia?
15 de agosto: Contentamiento y piedad
16 de agosto: Yo aún ansío ver
17 de agosto: Escándalo y locura
18 de agosto: Reforma y avivamiento
19 de agosto: Jesús resucita al hijo de la viuda de Naín
20 de agosto: Antídoto contra el pecado
21 de agosto: La cena del Señor, la mesa de la comunión
22 de agosto: Cómo lidiar con el miedo
23 de agosto: Cuando la crítica duele más
24 de agosto: El cuarteto del mal
25 de agosto: El secreto de la vida abundante
26 de agosto: Perdonar no es fácil, pero necesario
27 de agosto: Optimismo indestructible
28 de agosto: El asedio moral, un lazo peligroso
29 de agosto: Los cielos visitan la tierra
30 de agosto: Hijos rebeldes, padres afligidos
31 de agosto: La restauración del caído
Septiembre
1 de septiembre: El carnaval, la falsa felicidad
2 de septiembre: La paz de espíritu, lo mejor del banquete
3 de septiembre: Cómo envejecer con dulzura
4 de septiembre: La fiesta de la reconciliación
5 de septiembre: Una madre que no renuncia a los hijos
6 de septiembre: Luz en la oscuridad
7 de septiembre: La corrupción, un cáncer social
8 de septiembre: Convicción inquebrantable
9 de septiembre: La casa de Dios, deleite del alma
10 de septiembre: Es fiesta todo el día
11 de septiembre: El viento y el mar obedecen a Jesús
12 de septiembre: Las señales de la segunda venida de Cristo
13 de septiembre: El camino de la prosperidad
14 de septiembre: Mi dolor no se irá
15 de septiembre: La distancia no limita el poder de Jesús
16 de septiembre: La rendición, una necesidad inmediata
17 de septiembre: Huya y no mire hacia atrás
18 de septiembre: El evangelio es poderoso
19 de septiembre: Memorias que traen esperanza
20 de septiembre: El pueblo más feliz de la tierra
21 de septiembre: Conocer a Dios, nuestra mayor necesidad
22 de septiembre: La noche en que el sol nació
23 de septiembre: Andando en buena compañía
24 de septiembre: Descansa en el Señor y espera en él
25 de septiembre: El Cordero salvador
26 de septiembre: Simplemente obedezca
27 de septiembre: Está enfermo aquel a quien amas
28 de septiembre: La familia bajo la sangre
29 de septiembre: Una mesa en el desierto
30 de septiembre: El lebrillo y la toalla
Octubre
1 de octubre: ¡Cuidado con las deudas!
2 de octubre: El nuevo mandamiento
3 de octubre: Falta pan en la casa del pan
4 de octubre: Hijos, herencia de Dios
5 de octubre: Discerniendo entre el bien y el mal
6 de octubre: El poder de Jesús sobre los demonios
7 de octubre: La bendición de los hijos
8 de octubre: Una mujer a los pies del salvador
9 de octubre: La presencia constante de Jesús
10 de octubre: La felicidad de los que lloran
11 de octubre: Dios, el fundamento de nuestra fe
12 de octubre: La creación, una verdad espléndida
13 de octubre: No rasgue sus vestidos, rasgue su corazón
14 de octubre: Hijos que honran a los padres
15 de octubre: El sabor del pan del cielo
16 de octubre: Tan grande salvación
17 de octubre: Restaurando el fervor espiritual
18 de octubre: El peligro de perder el enfoque
19 de octubre: Una mujer muy especial
20 de octubre: Los torrentes del cielo están llegando
21 de octubre: La violencia urbana, una amarga realidad
22 de octubre: El cuerpo de la resurrección
23 de octubre: La obediencia, el banquete de la felicidad
24 de octubre: El origen del universo
25 de octubre: Una visita en el cementerio
26 de octubre: Andando sobre las olas
27 de octubre: La depresión, la noche oscura del alma
28 de octubre: La contemplación de Cristo
29 de octubre: Continúe esperando un milagro
30 de octubre: Los que mueren en el Señor son muy felices
31 de octubre: La intimidad de la mesa
Noviembre
1 de noviembre: Cuando el cielo descendió a la tierra
2 de noviembre: El gran día del juicio
3 de noviembre: El perdón, la asepsia del alma
4 de noviembre: El grito silencioso de los que no nacieron
5 de noviembre: La ansiedad, el estrangulamiento del alma
6 de noviembre: El terror indescriptible de las drogas
7 de noviembre: El perdón incomparable
8 de noviembre: El yugo de Jesús
9 de noviembre: Glorifique a Dios en el sufrimiento
10 de noviembre: Las tempestades de la vida
11 de noviembre: Más allá de la sepultura
12 de noviembre: El divorcio, la apostasía del amor
13 de noviembre: El silencio de Dios
14 de noviembre: Jesús, el pastor incomparable
15 de noviembre: Santos en la casa de César
16 de noviembre: ¿Conejo o cordero?
17 de noviembre: Mitos sobre el dinero
18 de noviembre: El milagro no es suficiente
19 de noviembre: La depresión, el dolor del alma
20 de noviembre: La baja autoestima, el síndrome de la langosta
21 de noviembre: Una novia muy especial
22 de noviembre: La corrupción, una tragedia nacional
23 de noviembre: La búsqueda desenfrenada de la felicidad
24 de noviembre: Continuidad y discontinuidad
25 de noviembre: La pornografía, un vicio degradante
26 de noviembre: La mesa de la comunión
27 de noviembre: La bondad tiene recompensa segura
28 de noviembre: El trabajo, el camino al éxito
29 de noviembre: El cordero sin defecto
30 de noviembre: La dura realidad de la muerte
Diciembre
1 de diciembre: Aprovechando la última oportunidad
2 de diciembre: No basta ser bueno
3 de diciembre: Las paradojas de la vida
4 de diciembre: Cuando Dios vistió piel humana
5 de diciembre: Corazón enfermo
6 de diciembre: La santidad del sexo
7 de diciembre: La ira, una bomba explosiva
8 de diciembre: El lenguaje del amor
9 de diciembre: La felicidad no es ficción
10 de diciembre: Usted está siendo observado desde el cielo
11 de diciembre: La sanación por medio de la Palabra
12 de diciembre: Mire hacia arriba, todavía hay esperanza
13 de diciembre: El castillo seguro del alma
14 de diciembre: No pierda la esperanza, su sanación puede brotar
15 de diciembre: La felicidad de restaurar las relaciones
16 de diciembre: El buen nombre vale más que el dinero
17 de diciembre: La esposa del Cordero
18 de diciembre: La decisión entre la vida y la muerte
19 de diciembre: La soledad, un vacío en medio de la multitud
20 de diciembre: Cómo experimentar plenitud de alegría
21 de diciembre: El calabozo oscuro de la amargura
22 de diciembre: Usted no está solo
23 de diciembre: Levante los ojos hacia lo alto
24 de diciembre: Violencia, ¿hasta cuándo?
25 de diciembre: La embriaguez, vergüenza para la familia
26 de diciembre: Jesús nació, ¡gloria a Dios en las alturas!
27 de diciembre: Mañana va a ser mejor
28 de diciembre: Aprenda a vivir contento
29 de diciembre: El consolador venido del cielo
30 de diciembre: La felicidad del perdón
31 de diciembre: Jesús, nuestra bendita esperanza
Índice temático
Notas
Sobre el autor
Hernandes Dias Lopes es graduado en Teología por el Seminario Presbiteriano del Sur, Campinas, SP, Brasil, y Dr. en Ministerio del Reformed Theological Seminary de Jackson, Misisipi, Estados Unidos. Es pastor de la Primera Iglesia Presbiteriana de Vitória, ES, Brasil, desde 1985. Conferenciante internacional y escritor, ha publicado más de 100 títulos en portugués.
Dedicatoria
Dedico este libro al Dr. Josimar Henrique da Silva, hombre de Dios, siervo del Altísimo, amigo precioso, compañero de viaje, consolador de los santos. El doctor Henrique da Silva es presidente del Laboratorio Farmacéutico Hebrón y de la Asociación de los Laboratorios Farmacéuticos Nacionales (FarmaBrasil) y vicepresidente de la junta directiva de la Universidad Presbiteriana Mackenzie.
Presentación
Existen personas cansadas y desconsoladas, heridas en cuerpo y alma, que viven sin dirección en la vida, sin paz en el alma, sin sonrisa en los labios, sin amor en el corazón y sin Dios en el mundo. Muchas de ellas han intentado buscar algo que las llene o les traiga alivio; pero no lo han encontrado. Se enredan en los placeres de la vida, en la construcción de relaciones, en la adquisición de bienes y hasta en la satisfacción de sus propios deseos. El resultado, no obstante, es el acrecentamiento del vacío, del desespero, de la desorientación y de la desintegración familiar. Parece que todo empeoró. El vacío y la desesperanza comienzan a dominar el corazón.
A estas personas, Jesús les trae una invitación: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28-29).
Nuestro Señor, dice el apóstol Pablo, es el “Dios de toda consolación” (2 Corintios 1:3).
El Espíritu Santo enviado de parte del Padre y del Hijo es el Consolador que estará para siempre con nosotros (Juan 14:16).
Dios puede hacer una linda obra de restauración en su vida. Solo Él puede consolar su corazón, dar descanso a su alma, enjugar sus lágrimas y poner en sus labios un cántico nuevo. El consuelo de Dios es extrañamente motivador, pues alcanza la médula del problema, la raíz del asunto. El bálsamo divino tiene poder para reconstruir toda su vida y darle a usted una nueva perspectiva en los años de vida que le quedan en esta su existencia.
El reverendo Hernandes Dias Lopes ha sido levantado como voz de Dios para nuestra generación. Con erudición sin par y unción del cielo coloca en sus manos Gotas de consuelo para el alma, que ciertamente será un instrumento eficaz para su consolación. Acepte la invitación hecha por Jesús y reciba el alivio que solo el Trino Dios puede conceder.
Reverendo Milton Ribeiro,
Director Administrativo de LPC
Prefacio
Escribí estos mensajes con mucho cariño pensando en usted. Es una porción diaria, como el maná que caía del cielo para alimentar al pueblo de Israel en el desierto. Son mensajes cortos, pero no vacíos; son breves, pero no superficiales; son extraídos de la Palabra de Dios, y no fruto de la mera imaginación humana. Son gotas diarias como el rocío que cae todas las noches. El rocío que cae sin hacer alarde. El rocío cae en las horas más oscuras de la noche. El rocío cae después del calor sofocante del día. El rocío cae para traer vida a la tierra. Mi ardiente expectativa es que estos mensajes diarios sean como rocío del cielo para su alma, y traigan sanidad, consuelo y entusiasmo a su vida.
Nuestro camino está marcado por muchas luchas. En este trayecto por valles oscuros y montes escarpados, desiertos áridos y mares procelosos, ríos caudalosos y hondonadas ardientes, muchas veces nos sentimos desanimados. Hay momentos en que se nos hace un nudo en la garganta, un dolor en el estómago y los ojos se hinchan de tanto llorar. Hay momentos en que el camino está forrado de espinos y enemigos mayores que nuestras fuerzas conspiran contra nosotros. Hay momentos en que las circunstancias se vuelven contra nosotros mostrándonos su ceño fruncido. Hay momentos en que somos asaltados por el miedo y la ansiedad introduce en nosotros sus tentáculos. ¡En estas horas necesitamos el consuelo que proviene de Dios! Los placeres de esta vida y las aventuras de este mundo no pueden aquietar nuestra alma turbada. Necesitamos el bálsamo que viene del cielo.
¡Comience su día leyendo una palabra de consuelo!
Hernandes Dias Lopes
de enero
Un profundo contraste
Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos perecerá.[1]
SALMOS 1:6
El rey David hace un profundo contraste entre el impío y el justo. Mientras el impío es como paja que el viento dispersa, el justo es como un árbol plantado junto a una fuente. Mientras el impío está seco espiritualmente, el justo muestra verdor aun en los tiempos de sequía. Mientras el impío no produce frutos que agradan a Dios, el justo produce frutos en la estación correcta. Mientras el impío no tiene estabilidad y es lanzado de un lado para el otro por el vendaval, el justo tiene sus raíces fijadas en el suelo de la fidelidad de Dios. Mientras las obras del impío son reprobadas por Dios, en todo cuanto hace el justo alcanza éxito. Mientras el impío busca la compañía de los escarnecedores, el justo se deleita en la ley del Señor. Mientras el impío no tendrá lugar en la asamblea de los santos ni prevalecerá en el juicio, el justo será conducido por Dios en la historia y recibido en la gloria. Mientras el camino del impío perecerá, el camino del justo es conocido por Dios. Es tiempo de que usted reflexione sobre su vida. ¿Quién es usted? ¿Dónde está su placer? ¿Dónde está su tesoro? ¿En cuál de estos dos moldes puede usted colocar su fotografía? Recuerde: El impío puede parecer feliz, pero su fin es trágico. El justo, no obstante, aun pasando por pruebas en la vida, ¡es bienaventurado!
de enero
Usted es alguien muy especial
Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien.
SALMOS 139:14 - LBLA[2]
Usted no es fruto del acaso. Su vida fue planeada por Dios. Él pensó en usted antes de la fundación del mundo. Aun si sus padres no hubieran planeado su nacimiento, Dios sí lo planeó. Su concepción fue un acontecimiento extraordinario. Millones de espermatozoides hicieron la carrera de la vida, pero solo uno la ganó para fertilizar el óvulo, y por eso usted es esa persona singular. No existe nadie igual a usted. Dios lo tejió de forma asombrosamente maravillosa en el vientre de su madre. Dios vio su sustancia todavía informe. Antes de que sus huesos fueran formados, Dios ya lo conocía a usted. Él vio su corazón latir por primera vez. Vio su gestación y se alegró con su nacimiento. El amor de Dios siempre estuvo sobre su vida. Él jamás renunció a amarlo y atraerlo con cuerdas de amor. El amor de Dios por usted no fue escrito con letras de fuego en las nubes, sino demostrado en la cruz, cuando entregó a su Hijo unigénito para morir por sus pecados. Dios no escatimó a su propio Hijo, antes lo entregó para que usted pudiera tener vida, y vida en abundancia. Aunque el mundo entero lo desprecie, sepa que Dios lo ama y probó ese amor de forma superlativa.
de enero
La familia en crisis
Y el hombre respondió: “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí”.
GÉNESIS 3:12
El pecado entró en la familia y dañó las relaciones. Nuestros primeros padres perdieron la comunión con Dios y, llevados por el miedo, se escondieron. Perdieron la comunión conyugal; y, en lugar de armonía en el matrimonio, surgieron acusaciones. Perdieron la paz interior y, por eso, fueron atormentados por la culpa. El matrimonio dejó de ser un jardín y llegó a ser un desierto lleno de espinos. Los hijos nacieron, crecieron y se hicieron prósperos, pero las relaciones estaban enfermas. Caín sintió envidia de su hermano Abel. En lugar de imitar sus virtudes, lo mató con tintes de crueldad. Todavía hoy, hay muchas familias es crisis. Los cónyuges ya no se entienden. Las palabras de cariño se han transformado en acusaciones despiadadas o en silencio frío. Los hijos, en lugar de ser amigos, se entregan a una competencia llena de celos. La familia que fue creada por Dios para ser reducto de seguridad y amor se ha transformado en la arena de las disputas más exacerbadas, de los dolores más profundos y del desprecio más cruel. La familia ha sido bombardeada con rigor excesivo tanto en los tribunales como en las calles. Torpedos mortíferos han sido lanzados sobre la familia para destruirla. ¡La única solución para una familia que está en crisis es volverse a Dios!
de enero
¡No tenga miedo, tenga fe!
Y les dijo: “¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?”.
MARCOS 4:40
Los discípulos de Jesús atravesaban el mar de Galilea por orden suya. El Maestro, cansado del trajín del día, dormía sobre un cabezal, en la popa del barco. De repente, sobrevino una tempestad y el barco comenzó a ser lanzado de un lado hacia el otro por el vendaval. Los discípulos intentaron resolver el problema por sus propias fuerzas, pero el mar se hacía cada vez más bravo y el barco no obedecía ningún comando. Mientras la embarcación se llenaba de agua, los discípulos se llenaban de miedo. Asaltados por el fantasma del miedo, no vieron otra alternativa que despertar a Jesús y gritar: “Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?”. Jesús despertó, reprendió el viento, calmó el mar y preguntó a sus discípulos: “¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?”. ¿Por qué ellos debían tener fe y no miedo? Primero, por causa de la palabra de Jesús: “Pasemos al otro lado”. Segundo, por causa de la presencia de Jesús con ellos. Tercero, por causa de la paz de Jesús, que, aunque la tempestad crecía, dormía serenamente. Cuarto, por causa del poder de Jesús, el creador de la tierra y del mar. En el camino de la vida, nosotros también somos sorprendidos por tempestades. No siempre conseguimos administrar esas crisis. Pero si Jesús va con nosotros, no necesitamos tener miedo; ¡debemos tener fe!
de enero
El cielo es nuestro hogar
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva.
APOCALIPSIS 21:1A
El cielo es un lugar de bienaventuranza y un estado de felicidad eterna. Es un lugar preparado para personas preparadas. En el cielo no habrá llanto ni dolor. En el cielo Dios enjugará toda lágrima de nuestros ojos. No habrá gemidos ni muerte. Allá, el pecado no entrará. Ninguna cosa contaminada cruzará los umbrales del cielo. Allá es la casa del Padre, el paraíso, el seno de Abraham, la Nueva Jerusalén. En el cielo no habrá despedida ni adiós. No habrá enfermedad ni soledad, ocio ni cansancio, pobreza ni soberbia. En el cielo solo entrarán los que lavaron sus vestidos en la sangre del Cordero. Para el cielo solo hay un camino. Ese camino es Jesús. En el cielo solo habrá una luz. Esa luz es Jesús. Ningún sacrificio que yo haga puede garantizarme un lugar en el cielo, al mismo tiempo que ningún pecado que yo cometa puede apartarme del cielo. La sangre de Jesús me limpia de todo pecado. La sangre de Jesús abre para mí un nuevo y vivo camino para el cielo. La sangre de Jesús me asegura vestiduras blancas para entrar al banquete del cielo. ¡El cielo es nuestra herencia, nuestro lugar de descanso, nuestro hogar, nuestra patria!
de enero
El drama de los celos
Le respondieron sus hermanos: “¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros?”. Y le aborrecieron aún más a causa de sus sueños y sus palabras.
GÉNESIS 37:8
El celo es hermano gemelo de la envidia. Nació del mismo vientre, tiene la misma naturaleza y produce los mismos frutos amargos. La familia de Jacob era un caldero en ebullición. Sus hijos no eran trigo limpio. José pasó malos momentos en las manos de sus hermanos, que tenían celos de él, pues era el hijo predilecto de su padre. Un día resolvieron matarlo. Pero, por la intervención de Rubén, acabaron tomando una decisión menos radical. Lo vendieron como esclavo en Egipto. Por providencia divina, ese percance terminó siendo usado por Dios para salvar a la propia familia de Jacob. No obstante, la soberanía de Dios no anula la responsabilidad humana. Muchas familias todavía sufren por causa de los celos. Existen padres que comenten el error de amar más a un hijo que a otro. Existen padres que siembran discordia entre los hijos, demostrando favoritismo por un hijo en detrimento del otro. Existen hermanos que, en lugar de vivir como amigos, se comportan como competidores. En lugar de alegrarse con el éxito del otro, no miden esfuerzos para derrotarlo y destruirlo. El celo es una actitud mezquina. El celo es un pecado que ofende a Dios, atormenta el alma, enferma a la familia y amenaza al prójimo.
de enero
Jesús es nuestra paz
Porque Él [Jesús] es nuestra paz.
EFESIOS 2:14
La paz no es ausencia de problemas, es confianza en medio de la tempestad. Es el triunfo de la fe sobre la ansiedad. Es la confianza plena de que Dios está al control de la situación, aunque las tiendas de nuestra historia no estén en nuestras manos. La paz no es un puerto seguro a donde llegar, sino la manera como navegamos en los mares revueltos de la vida. La paz no es simplemente un sentimiento, es sobre todo una persona, una persona divina. Nuestra paz es Jesús. Por medio de Cristo tenemos paz con Dios, pues en Él fuimos reconciliados con Dios. En Cristo tenemos la paz de Dios, la paz que excede todo entendimiento. Paz con Dios tiene que ver con relacionarse. Paz de Dios tiene que ver con sentimiento. La paz “de” Dios es resultado de la paz “con” Dios. Cuando nuestra relación está bien con Dios, entonces experimentamos la paz de Dios. Esa paz coexiste con el dolor, se mezcla con las lágrimas y sobrevive a la muerte. Esa es la paz que excede todo entendimiento. Es la paz que el mundo no conoce, no puede dar ni puede quitar. Es la paz venida del cielo, la paz que emana del trono de Dios, fruto del Espíritu Santo. ¿Usted conoce esa paz y disfruta de ella? ¿Ha sido inundado por ella? Esa paz está a su disposición ahora mismo. ¡Basta entregar su vida al Señor Jesús!
de enero
La felicidad de ser cuidados por Dios
No temas, porque yo estoy contigo.
ISAÍAS 43:5
Una de las verdades más consoladoras para nuestra vida es la providencia de Dios, el Todopoderoso, Él mismo cuida de nosotros. El Dios que nos creó es también quien nos sustenta. En Él vivimos, nos movemos y existimos. Él es quien nos da la vida, la respiración y todo lo demás. Es quien da vida a la semilla y multiplica nuestra cosecha. Es quien nos da el pan de cada día y salud para saborearlo. Es quien da sabor a los alimentos y el paladar para saborearnos. Es quien nos preserva la vida y nos libra del mal. Dios es nuestro creador, proveedor, protector, redentor y consolador. El apóstol Pablo, de forma elocuente, nos pregunta: “El que no escatimó ni a su propio Hijo…, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32). Nuestra vida no está suelta, al acaso, al capricho de las circunstancias. Está en las manos de aquel que se sienta en la sala de comando del universo. Las mismas manos que gobiernan el mundo tienen el control de nuestra vida. El cuidado de Dios no significa, obviamente, ausencia de luchas y pruebas. Dios jamás nos prometió ausencia de aflicción. Nos prometió presencia consoladora en el valle del dolor, compañía segura en los hornos ardientes y victoria retumbante en los combates reñidos.
de enero
El Espíritu Santo, nuestro consolador
Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.
JUAN 14:16
La vida es una jornada llena de tempestades. Es un viaje por mares revueltos. En esa aventura navegamos las aguas turbulentas del mar de la vida, cruzamos desiertos tórridos, subimos montañas escarpadas, descendemos valles oscuros y atravesamos puentes estrechos. Son muchos los peligros, enormes las aflicciones, dramáticos los problemas enfrentados en este camino. La vida no es sin dolor. Pero, en este camino sembrado de espinos, no caminamos solos. Tenemos un consolador. Jesús, nuestro Redentor, murió en la cruz por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación. Venció al diablo y desbarató el infierno. Triunfó sobre la muerte y nos dio victoria sobre el pecado. Subió al cielo y envió al Espíritu Santo para que esté para siempre con nosotros. Él es el Espíritu de Cristo, que vino para exaltar al Hijo de Dios. Él es el Espíritu de verdad, que vino para enseñarnos y hacernos recordar todo lo que Cristo nos enseñó. Él es el otro consolador, aquel que refrigera nuestra alma, nos alegra el corazón y nos hace cantar aun en el valle del sufrimiento. El consuelo no viene de dentro, viene de arriba. No viene del hombre, viene de Dios. No viene de la tierra, viene del cielo. ¡No es resultado de autoayuda, sino de la ayuda de lo alto!
de enero
El significado de la Pascua
Y cuando os dijeren vuestros hijos: “¿Qué es este rito vuestro?”, vosotros responderéis: “Es la víctima de la pascua de Jehová”.
ÉXODO 12:26-27
La Pascua es una fiesta judeocristiana. Su significado es “paso”. La Pascua marcó la salida del pueblo de Israel del cautiverio de Egipto. Después de 430 años en la tierra de los faraones, Israel estaba subyugado por los egipcios, en un amargo cautiverio. Bajo el látigo de los verdugos y sometido a trabajos forzados, el pueblo gemía y clamaba a Dios por su liberación. Dios vio el sufrimiento del pueblo, oyó su clamor y descendió para librarlo. Moisés estaba en Madián, apacentando los rebaños de su suegro, cuando Dios lo convocó para volver a Egipto para librar a su pueblo. La orden de Dios al Faraón era urgente: “Deja ir a mi pueblo”. El corazón del Faraón se endureció, y Dios juzgó la tierra de Egipto, destronando sus divinidades y enviando diez plagas para asolar aquella tierra y quebrar el orgullo del Faraón. La última plaga fue la muerte de los primogénitos. Todas las familias israelitas debían matar un cordero y pasar su sangre en los dinteles de las puertas. Aquella noche, el ángel de Dios vendría y, al ver la sangre en el dintel de las puertas, pasaría de largo. En todas las otras casas, la espada de la muerte cortaría a los primogénitos. Ni siquiera el hijo del Faraón escapó. Esa noche, Israel fue librado por la sangre del cordero y salió de la esclavitud rumbo a la tierra prometida.
de enero
Gemidos indecibles
… pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
ROMANOS 8:26B
El apóstol Pablo habla sobre tres gemidos presentes en el mundo: los gemidos de la naturaleza, los gemidos de la iglesia y los gemidos del Espíritu Santo. La naturaleza gime aguardando la redención. Ahora ella está bajo el cautiverio de la corrupción, pues el pecado del hombre alcanzó por completo la naturaleza. Ella sufre contorsiones intestinales y cólicos severos. La iglesia también gime aguardando la plena redención, cuando tendremos un cuerpo de gloria, una recompensa eterna. Pero Pablo habla aún sobre los gemidos indecibles del Espíritu. Un gemido es una expresión de dolor tan profunda que no puede ser descrita con palabras. El Espíritu Santo es Dios e intercede por nosotros de forma tan intensa y agónica, que, aun conociendo todos los idiomas y dialectos de todos los pueblos, de todos los tiempos, no encuentra una única lengua para interceder por nosotros, en nosotros, al Dios que está sobre nosotros. ¡Entonces, gime! Los gemidos del Espíritu nos hablan sobre su compromiso de consolarnos en nuestro dolor, fortalecernos en nuestras debilidades, y animarnos en nuestras angustias. Los gemidos del Espíritu nos abren el camino de una felicidad verdadera y eterna. Una vez que Él intercede por nosotros y en nosotros, con gemidos indecibles, ¡podemos cantar ahora y eternamente!
de enero
Somos la morada de Dios
Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.
ÉXODO 25:8
Moisés recibió una orden de Dios para construir un santuario porque había decidido venir a morar con su pueblo. Ese tabernáculo debía ser hecho de madera de acacia, una madera dura, retorcida y llena de nudos, símbolo de nuestra naturaleza pecaminosa. Moisés debía cerrar tablas iguales, unir unas a las otras por medio de engastes y colocarlas de pie sobre una base de plata. Después, debía revestirlas de oro puro, símbolo de la gloria de Dios. Quien mirara el tabernáculo no vería acacia, sino oro. Eso es un símbolo de lo que Dios hizo por nosotros cuando nos cubrió con la justicia de Cristo. Dios no nos ve según nuestros pecados; más bien, nos ve revestidos con la perfecta justicia de su Hijo. La acacia de nuestro pecado fue extraída por el oro de la justicia de Cristo. Si el santuario es símbolo de la iglesia, el arca de la alianza que estaba dentro del santuario es símbolo de Cristo. Somos la morada de Dios. Cristo habita en nosotros. Somos el santuario del Espíritu Santo. Ni siquiera los cielos, en su grandeza, pueden contener a Dios, pero Él resolvió descender y habitar entre nosotros y en nosotros. ¡Qué verdad gloriosa! ¡Qué noticia propicia! ¡Qué privilegio bendito!
de enero
No construya monumentos a su dolor
Y ella les respondía: “No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso”.
RUT 1:20
La familia de Noemí moraba en Belén, la “casa del pan”. Pero hubo un día en que faltó pan en la casa del pan, y esa familia se mudó para Moab en busca de supervivencia. En Moab encontraron la muerte, no la vida. Allí Noemí sepultó a su familia. Ahora, ella está avanzada de edad, viuda y pobre en una tierra extraña. Noemí regresó a su tierra cuando supo que Dios visitó a Belén con pan. Rut, su nuera, le mostró admirable afecto y acompañó a su suegra. Al llegar a Belén, Noemí erigió un monumento a su dolor, y cambió su nombre. Ella dijo a las mujeres de Belén: “No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso”. Noemí significa ‘feliz’, y Mara, ‘amargura’. Contrariando el significado de su nombre original, Noemí vistió el mando de la tristeza y plantó en el suelo de su tierra natal un monumento a su desventura. Atribuyó a Dios todo aquel caudal de sufrimiento, diciendo: “Yo me fui llena, pero Jehová me ha devuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?” (v. 21). Noemí no sabía en su dolor que Dios estaba escribiendo uno de los más bellos capítulos de la historia. Dios todavía está trabajando en su vida. No construya monumentos a su dolor.
de enero
La ley del Señor restaura el alma
La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma…
SALMOS 19:7A
Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Vemos en el esplendor del universo su poder y en la obra de la creación su majestad. Dios dejó sus huellas impresas en la creación. La magnitud de los mundos estelares, las galaxias con sus múltiples soles y estrellas, todo es prueba de la grandeza insondable del Creador. Si la naturaleza, no obstante, proclama un mensaje a los ojos, la ley del Señor anuncia un mensaje a los oídos. Si la creación anuncia el poder de Dios, su ley habla con respecto a su gracia. La ley del Señor es fuente de consuelo porque es perfecta y restaura el alma. Los corazones más atribulados encuentran en la Palabra de Dios una fuente de refrigerio. Los que caminan errantes ven en ella una luz que les alumbra el camino. Los que yacen en las sombras espesas de la confusión mental reciben de la Palabra verdadera sabiduría. Por intermedio de la Palabra encontramos vida, pues ella es espíritu y vida. Encontramos libertad, pues Jesús dijo: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Por intermedio de la Palabra somos sondeados por Dios, pues, a medida que la leemos, ella nos investiga. Por la Palabra somos santificados, pues Jesús afirmó en su oración: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Dwight L. Moody dijo con razón: “La Palabra lo apartará del pecado, o el pecado lo apartará de la Palabra”.
de enero
La felicidad, un aprendizaje constante
… pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.
FILIPENSES 4:11B
El apóstol Pablo se encontraba preso en Roma. Estaba en el corredor de la muerte, en la antesala del martirio, con los pies en la sepultura y la cabeza en la guillotina romana. Viejo, traía en el cuerpo las marcas de Cristo. Pasaba por pruebas y privaciones. Pero, lejos de vivir amargado con la vida, declaró: “He aprendido a contentarme, cualquier que sea mi situación”. La felicidad no es una realidad que está fuera de nosotros, sino una actitud interior. Hay personas que tienen todo, pero no poseen nada. Hay ricos pobres y pobres ricos. Hay individuos que están encerrados en cadenas, pero su corazón vive en el paraíso. Otros pisan tapetes aterciopelados, pero su alma vive en el tormento del infierno. La felicidad no es algo automático. Es un aprendizaje. Somos felices cuando nuestra fuente de placer está en Dios y no en las cosas; cuando nuestra alma encuentra deleite en el proveedor y no en la provisión. Dios, y no las cosas, es el manantial de nuestra felicidad. ¿Usted ya se matriculó en la escuela del contentamiento? ¿Ya aprendió la tarea? La escuela de la vida es diferente de la escuela convencional. La primera da la lección y después la prueba; la escuela de la vida da primero la prueba y después enseña la lección.
de enero
Dios enjugará toda lágrima de sus ojos
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos.
APOCALIPSIS 21:4A
La vida no es indolora. Nuestro camino en este mundo está marcado por sinsabores, decepciones, debilidad, angustias, sufrimiento y muerte. Aquí cruzamos desiertos tórridos, descendemos a valles profundos, atravesamos pantanos peligrosos. Nuestros pies son heridos, nuestro corazón, afligido y nuestra alma gime de dolor. No caminamos, sin embargo, rumbo a un atardecer lleno de incertidumbre. El fin de nuestra jornada no es una tumba helada, sino la bienaventuranza eterna. Entraremos en la ciudad celestial con vestiduras blancas y con palmas en las manos. Celebraremos un cántico de victoria y daremos gloria por los siglos de los siglos al Cordero de Dios que murió por nosotros, resucitó, subió al cielo y volverá en gloria para buscar a su iglesia. Tendremos un cuerpo inmortal, incorruptible, poderoso, glorioso y celestial, semejante al cuerpo de la gloria de Cristo. Dios enjugará toda lágrima de nuestros ojos. Los recuerdos del sufrimiento quedarán atrás. En la Nueva Jerusalén, en la ciudad santa, en el Paraíso, en la casa del Padre, no habrá dolor, ni luto ni llanto. Allí reinaremos con Cristo y disfrutaremos de las grandes bendiciones que Él preparó para nosotros. Nuestra tribulación aquí, por más severa, solo será leve y momentánea, comparada con las glorias por venir que serán reveladas en nosotros. ¡Nuestro llanto puede durar una noche entera, pero la alegría vendrá por la mañana!
de enero
El drama del luto
Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró.
JOB 1:20
El luto es el dolor más agudo que asola nuestra alma. No existe ninguna familia que escape de ese drama. No es fácil ser privado de la compañía de alguien que amamos. No es fácil enterrar a un ser querido o a un amigo de infancia. No es fácil lidiar con el luto. He pasado varias veces por ese valle de dolor y sombras. Perdí a mis padres, tres hermanos y sobrinos. Sufrí amargamente. Pasé noches sin dormir y madrugadas de insomnio. Mojé mi almohada y lloré en la soledad de mi cuarto. El dolor del luto resuena en el alma, aprieta el pecho, aplasta el corazón, arranca lágrimas de los ojos. Jesús lloró en la tumba de Lázaro, y los siervos de Dios plañían sus muertos. Hay, no obstante, consuelo para los que lloran. Aquellos que están en Cristo tienen una viva esperanza, pues saben que Jesús ya venció la muerte. Él mató la muerte y arrancó su aguijón. Ahora la muerte ya no tiene más la última palabra. Jesús es la resurrección y la vida. Aquellos que creen en Él nunca morirán eternamente. Ahora lloramos el dolor de la nostalgia, pero no el sentimiento de la pérdida. Solo perdemos a quien no sabemos dónde está. Cuando enterramos a nuestros muertos, sabemos dónde están. Ellos están en el cielo con Jesús. Para los hijos de Dios, morir es dejar el cuerpo y morar con el Señor. Es partir para estar con Cristo, lo que es incomparablemente mejor. ¡Los que mueren en el Señor son bienaventurados!
de enero
La oveja buscada
¿Qué hombre de vosotros… no deja las noventa y nueve [ovejas] en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?
LUCAS 15:4
En la parábola que Jesús contó sobre la centésima oveja, el pastor no desistió porque ella se había apartado del rebaño. El pastor podría haber encontrado justificaciones posibles para abandonar a esa oveja perdida a su propia suerte. Tal vez él ya le había advertido sobre los peligros de la soledad. Tal vez el pastor ya había atrapado a aquella oveja distanciándose del rebaño y caminando en dirección a lugares peligrosos. Tal vez el pastor podría haberse alegrado por el hecho de que todavía tenía seguras noventa y nueve ovejas que estaban bajo su cuidado y protección. El pastor no discutió las razones de la caída de la oveja. Él fue a buscarla. Enfrentó riesgos para rescatarla. No volvió al aprisco hasta traerla en sus brazos. Jesús no desiste de usted, aun cuando usted tropieza y cae. El amor de Cristo por usted es incondicional. Él no renuncia al derecho de tenerlo en sus brazos. Él descendió de la gloria para buscar y salvar al perdido. Para rescatarlo a usted de la muerte, Él soportó la muerte, muerte de cruz. Para darle la vida eterna, Él bebió el cáliz amargo de la ira de Dios. Sufrió el castigo que sus pecados merecen. ¿Usted ya fue hallado por el divino pastor?
de enero
La oveja hallada
Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso.
LUCAS 15:5