Amordazarlos ha resultado imposible

Amordazarlos ha resultado imposible

 

Como una inmensa ola de mar, indetenible, echada a las costas de los Cinco continentes por obra y gracia de un número infinito de hombres y mujeres, jóvenes y viejos, decididos a ejercer su buena voluntad a favor de una de las causas más nobles de finales del siglo xx, el nombre de los Cinco cubanos ha alcanzado una notoriedad asombrosa, una innegable visibilidad y un espacio, ya irreversible, en la nueva conciencia de aquellos que hemos trabajado en busca de un mundo mejor que, como sabemos, es posible.  

Este libro muestra, con ojo perspicaz, decantada información y devota entrega, los pormenores de una lección de gran heroicidad humana que protagonizaron  estos hombres desde el 12 de septiembre de 1998, en que Gerardo Hernández Nordelo, Fernando González Llort, Ramón Labañino Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez y René González Sehwerert fueron arrancados de su seno familiar, de sus colegas, de sus amigos, de sus vecinos, de su cotidiano quehacer para ser encarcelados de forma arbitraria y violenta. En medio de tantos avatares, fue creándose una familia excepcional compuesta, básicamente, por sus madres, hijos y esposas.  

Alrededor de todos estos acontecimientos se ha tejido el valor primordial de las familias que han sufrido pérdidas irreparables como la de Carmen Nordelo, madre de Gerardo, y Roberto González Sehwerert, hermano de René, entre las más sensibles. Como espartanas del siglo xxi, blandieron su escudo desde finales del xx, Mirta Rodríguez, madre de Antonio Guerrero; Adriana Pérez, esposa de Gerardo Hernández; Elizabeth Palmeiro, esposa de Ramón Labañino; Rosa Aurora Freijanes y Magali Llort, esposa y madre, respectivamente, de Fernando González; Olga Salanueva, esposa de René González Sehwerert.  1

En el primer mensaje de los Cinco al pueblo de los Estados Unidos incluido de manera íntegra en este libro, el lector advierte ese factor familiar que ha constituido un motorcito imprescindible no solo para la difusión de la causa sino para el conocimiento real de los valores de la familia cubana. En aquellas páginas ejemplares, se afirma: «Nuestras familias comprenden el alcance de las ideas que nos han guiado y sentirán orgullo por esta entrega a la humanidad en la lucha contra el terrorismo y por la independencia de Cuba».

Tal como afirmaron en una de sus primeras alocuciones, desde entonces fueron silenciados. «Bajo un verdadero diluvio de propaganda malintencionada y fraudulenta», fueron sometidos a un proceso judicial condicionado por los secretos poderes de una ciudad, activamente hostil y, sobre todo, escondieron, taparon y manipularon el caso ante la opinión pública de Estados Unidos, es decir, ante los ojos y oídos del pueblo norteamericano.

Los quisieron amordazar pero ha resultado imposible.

Este libro registra todos los pormenores de un proceso judicial plagado de irregularidades haciendo énfasis en el recurso moral de cada gesto, cada acción, cada riesgo, cada anécdota vivida por estos cinco cubanos quienes, de entrada, fueron sometidos a un aislamiento descomunal, nunca visto en casos semejantes; un aislamiento programado con ingredientes de tortura y sadismo como lo fueron los diecisiete meses que, cada uno por su cuenta, vivieron en el hueco y pasan a testimoniar con objetividad deslumbrante a través de estas páginas.

Solo por haber considerado importante salvar la vida de seres humanos inocentes, en primer lugar la de sus compatriotas, en franca batalla contra las prácticas evidentes del terrorismo anclado, organizado y financiado en el sur de la Florida, por mercenarios sin escrúpulo alguno, estos hombres que hoy sabemos son héroes en su dimensión ejemplar han arriesgado sus vidas por las nuestras, por las del planeta Tierra, casi en peligro de extinción por ese espíritu depredador que nos amenaza día a día.

La novedad de los materiales ofrecidos en el presente volumen, mediante un conmovedor acto de creación colectiva, radica en la descripción de esa historia desde el instante de su nacimiento un día de septiembre de 1998, con la foto que Olga Salanueva le tomó a su esposo René González, acostado en la cama del hogar y teniendo sobre su pecho a Ivette, su hija más pequeña, hasta la experiencia de su retorno a Cuba, en fecha reciente, 2012, aún con libertad condicional, para establecerse en la Isla y, desde su territorio y aliento vital, poder observar, analizar y estudiar todo lo que había ocurrido. René llevó un diario cuyos fragmentos redondean la amarga experiencia de sus compañeros, todavía en las prisiones estadounidenses.

No por el retorno de René González a Cuba, sin haber podido apenas reponerse de la muerte, primero de su hermano Roberto y luego de su padre Cándido, han dejado de ser los Cinco cubanos un emblema de transparente resistencia, un símbolo patrio que, con su insólita energía, ha desbordado con creces todos los presupuestos ideológicos conocidos y que la solidaridad internacional ha reconocido como un hecho excepcional de la escena política de Occidente cuando le han reclamado al presidente Barack Obama, en nombre de la paz, la devolución de Antonio, Fernando, Ramón y Gerardo, a su hermosa Isla del Caribe.

No por azar, el escritor Gore Vidal sentenciaba que, el caso de los Cinco, «es una prueba más de que tenemos [en Estados Unidos] una crisis de derecho, una crisis política y una crisis constitucional». 2

El caso de los Cinco Héroes, como son conocidos internacionalmente, confirma que la lucha y el coraje de esos cinco hombres han alcanzado una indiscutible visibilidad en numerosos medios masivos, en el ciberespacio, en audiovisuales, en publicaciones periódicas y, como una hermosa lección de historia, a través de redes sociales que conforman un mundo inédito de posibilidades humanas, de reconocimiento de esa épica de los años 60, protagonizada por las izquierdas más honestas, que sustentaron su amor al futuro cubano forjado en medio de una guerra de rapiña en el sudeste asiático, combatida por lo mejor del propio pueblo americano.

Los Cinco cubanos no hicieron nada por dinero. En cambio, han hecho patente su derecho a la paz así como el respeto a la soberanía cubana. Han reclamado, con su ejemplo, su lugar en la Historia, su sitio permanente en esta Isla que seguiremos viendo crecer, bella e intrépida, para forjar ese mundo posible nuestro y de toda la humanidad.

 

Nancy Morejón

La Habana, 8 de diciembre, 2013

 

1 Con sus actos de fe y su devoción cotidiana, estas mujeres crearon una maravillosa espiral de cartas, mensajes, simples caricias que aliviaron la soledad y apuntalaron la esperanza de sus familias. Sobre este aspecto de la lucha de los Cinco Cubanos, debe consultarse el volumen El dulce abismo, cuyo título se inspira en un verso del trovador Silvio Rodríguez y que fuera presentado por la escritora norteamericana Alice Walker. Prólogo de Nancy Morejón. El volumen, que incluye asimismo un tesoro de dibujos de los niños de aquel entonces y de sus padres, se publicó en La Habana por la editorial «José Martí» en 2004.

 

2 Ver Varios autores: Desde la soledad y la esperanza; Antonio, Fernando, Ramón, René y Gerardo. Cubierta del pintor Ernesto Rancaño. Prólogo de Roberto Fernández Retamar. Epílogo de Ricardo Alarcón de Quesada. La Habana, Ed. Capitán San Luis, 2012, 246 pp.

 

 

Herederos de una historia

HEREDEROS

de una historia

 

Para una generación, marcada por la muerte

de miles de inocentes en actos terroristas,

la posibilidad de contribuir a evitarlos daba

cabida a una única respuesta.