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Ben WILLIAMSON

Big data en Educación

El futuro digital del aprendizaje, la política y la práctica

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Fundada en 1920

Nuestra Señora del Rosario, 14, bajo

28701 San Sebastián de los Reyes – Madrid - ESPAÑA

morata@edmorata.es – www.edmorata.es

Título original de la obra:

Big Data in Education. The digital future of learning, policy and practice

© 2017 Ben Williamson

All Rights Reserved. Authorised translation from the English language edition published by SAGE Publications Ltd. London EC1Y 1SP.

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© EDICIONES MORATA, S. L. (2018)

Nuestra Sra. del Rosario, 14, bajo

28701 San Sebastián de los Reyes (Madrid)

www.edmorata.es-morata@edmorata.es

Derechos reservados

ISBNebook: 978-84-7112-890-4

Compuesto por: M. C. Casco Simancas

Diseño de cubierta: Sheila Tong. Reproducida con autorización

Nota de la editorial

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Contenido.eps

El autor

Agradecimientos

Prólogo a esta edición española

Prefacio

El libro

CAPÍTULO 1. Introducción. Las máquinas de aprender, los datos digitales y el futuro de la educación

CAPÍTULO 2. La conceptualización de los datos digitales. Minería, analítica e imaginarios de los datos

CAPÍTULO 3. El software, el código y los algoritmos. Programación, automatización y gobierno de la vida cotidiana

CAPÍTULO 4. La gobernanza digital de la educación. Analítica, performatividad y responsabilidad políticas

CAPÍTULO 5. La vida social de la ciencia de datos educativos. Analítica del aprendizaje, minería de datos educativos y plataformas metrológicas

CAPÍTULO 6. El complejo CompPsi. Aprendizaje no cognitivo, mejora psicológica y cambio conductual

CAPÍTULO 7. El recableado del cerebro. Inteligencia artificial, sistemas cognitivos y neuroeducación

CAPÍTULO 8. Las culturas del hacer y codificar. Ciudadanos digitales, del “hazlo tú mismo” y aprendices de analistas de datos

CAPÍTULO 9. Conclusión. Pedagogías públicas programables del software y los big data

Bibliografía

Índice de materias y nombres

autor.eps

BEN WILLIAMSON es profesor numerario de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Stirling, en Reino Unido. Sus estudios versan sobre política educativa y tecnología digital, con especial interés por la intervención de las redes de expertos técnicos, comerciales, filántropos y científicos en la gobernanza educativa basada en datos. Anteriormente ha publicado sus estudios en diversas revistas de educación, sociología y política, mantiene un blog educativo en https://codeactsineducation.wordpress.com/, y su cuenta de Twitter es @BenPatrickWill.

agradecimientos.eps

Este libro surgió de una serie de seminarios financiados por el Economic and Social Research Council (referencia de la subvención ES/L001160/1) que organicé y dirigí entre 2013 y 2015. El objetivo de “Actos de Codificación en Educación: aprender a través del código, aprender a codificar” era propiciar un diálogo crítico e interdisciplinar sobre el papel del software, la codificación, los algoritmos y los datos digitales entre investigadores de la educación, pedagogos, científicos sociales y diversas organizaciones interesadas en las tecnologías de la educación. Los seminarios demostraron ser el catalizador de un programa de estudio y redacción que finalmente culminó en este libro. Deseo dar las gracias a varios colegas por su participación en Actos de Codificación en Educación: Richard Edwards, Tara Fenwick, Sian Bayne, Jeremy Knox, Sarah Doyle, Lyndsay Grant y Alison Oldfield. Muchos de los brillantes oradores que invitamos a exponer su trabajo en Actos de Codificación contribuyeron a sentar las bases del material desarrollado en este libro: gracias a todos los participantes. Parte del material de este libro se ha beneficiado también de la colaboración directa con Carlo Perrotta, Deborah Lupton, Jessica Pykett, Selena Nemorin, Jen Ross, John Morgan y Bethan Mitchell.

En los tres años en que he estado trabajando en este libro, mis hijos Cormac y Carys han empezado la educación primaria. Las escuelas, evidentemente, llevan muchos años empleando sistemas numéricos en su trabajo con el alumnado, pero como padre ha sido fascinante ser testigo de la actividad con datos que hoy tiene lugar a diario en los centros educativos. Gran parte de esa actividad conserva el formato de lápiz y papel, pero Cormac y Carys han comenzado la escuela cuando la recogida, el análisis y la presentación de datos están cada vez más digitalizados. Como padres, hoy podemos monitorizar desde casa cómo les va a nuestros hijos en la escuela —desde los puntos de vista académico, social, emocional y conductual— mediante exquisitas herramientas nuevas basadas en la red. Los datos se están convirtiendo incluso en motivo de orgullo para los estudiantes, pero también pasan a formar parte de grandes bases de datos ubicadas muy lejos en potentes servidores en la nube. Se incorpora a los jóvenes a extensas redes de hardware y software gestionadas por empresas tecnológicas comerciales y promovidas por las últimas prioridades políticas. Cormac y Carys, este libro es para vosotros, y es fruto de mi inquietud ante vuestras versiones digitales en la sombra que se forman a través de los datos que acarreáis en vuestro andar educativo. Esta es la razón de que a mamá y a papá nos guste tanto sacaros a los bosques, los lagos y las montañas de Escocia. Gracias, como siempre, a Vanessa por llevarnos a donde sea: tú conduces y yo sigo el mapa.

prologo.eps

¿Fue el “big data” solo una pieza efímera de la historia social y técnica? Desde la publicación original en inglés de Big Data in Education: The Digital Future of Learning, Policy and Practice, el fenómeno del “big data” ha sido superado por el resurgimiento del lenguaje, las ideas y las tecnologías de la Inteligencia Artificial (IA). Aunque la IA tiene una larga y turbulenta historia en informática y cibernética, hoy los expertos proclaman que la IA se está haciendo posible gracias a los avances en el aprendizaje automático, las redes neuronales, el diseño de algoritmos y el análisis de las tiendas de datos digitales en constante crecimiento. La más fuerte inteligencia artificial con conciencia propia puede seguir siendo ciencia ficción, sin embargo, la IA más débil o estrecha ya se está infiltrando en la vida cotidiana en forma de tecnologías inteligentes que pueden aprender de los datos que procesan y que actúan cada vez más sin requerir supervisión humana. El éxito de Google con DeepMind’AlphaGo para aprender y dominar el juego de Go en 2017, y luego enseñar a los humanos expertos nuevos movimientos en el antiguo juego, demuestra considerables avances técnicos en inteligencia artificial que han entusiasmado tanto a los científicos informáticos como a las empresas de tecnología comercial. Si bien el entusiasmo por la IA podría sugerir que los grandes datos han tenido su momento, estos conceptos son parte de los mismos desarrollos contemporáneos en máquinas de aprendizaje basadas en algoritmos basadas en datos. El algoritmo de aprendizaje se ha convertido en una nueva fuente de experiencia no humana que parece ejercer una autoridad cada vez mayor sobre una amplia gama de actividades en los próximos años.

Como muestra la explosión de la IA, los avances técnicos en datos digitales se están moviendo rápidamente y las innovaciones en datos educativos se están moviendo a la misma velocidad. En este libro, me enfoco en el concepto central de un “imaginario” de big data en educación. Este imaginario de datos educativos es una visión cada vez más popular del futuro de la educación que anima las actividades de los desarrolladores de tecnología educativa, grupos de expertos, consultoras, filántropos de la tecnología adinerada, profesores y políticos. Se basa en suposiciones sobre el análisis de datos de alta velocidad o “en tiempo real”, la objetividad de los algoritmos, la posibilidad de capturar una gran diversidad de actividades de aprendizaje, el potencial para predecir o anticipar eventos futuros y la posibilidad de utilizar datos para dar forma al futuro a través de intervenciones específicas. Cuando comencé a escribir el libro, la idea de un imaginario me pareció apropiada porque gran parte del entusiasmo por los macrodatos en la educación parecía descansar en aspiraciones, ambiciones, esperanzas y exageraciones, en lugar de fundamentarse en la capacidad real o las posibilidades de los sistemas técnicos. Eso ahora está cambiando. Muchos de los desarrollos de big data cubiertos en los siguientes capítulos están comenzando a alcanzar su madurez. Los análisis de aprendizaje, por ejemplo, están penetrando los sistemas de educación superior en todo el mundo. Están proliferando nuevos mercados de aplicaciones para docentes y de productos para el procesamiento de datos en línea. Compañías como Pearson e IBM están experimentando con asistentes de inteligencia artificial para el aprendizaje que pueden integrarse en el software digital. Las organizaciones de pruebas internacionales como la OCDE realizan rutinas de evaluación en línea basadas en computadoras para acelerar los circuitos de prueba, análisis e informe de resultados. Otros nuevos desarrollos en el análisis de datos educativos están abriendo posibilidades más controvertidas. Los sistemas de reconocimiento facial para la seguridad escolar se han convertido en realidad; esto plantea serias preocupaciones sobre la vigilancia y la privacidad. Aspectos de aprendizaje tales como los estados psicológicos o incluso la actividad neuronal incluso se están haciendo visibles con los avances en la computación afectiva, la biometría y la neurotecnología. Si bien las primeras grandes olas de innovación de big data en la educación se centraron en la evaluación continua y el seguimiento académico, la próxima ola de desarrollos está diseñada para extraer datos mucho más íntimos de los cuerpos de los estudiantes, rostros e incluso cerebros. Big Data en Educación es el registro de un período de desarrollo social y técnico que continúa avanzando a un ritmo considerable.

Además de la velocidad de este desarrollo, los datos digitales en educación también se están expandiendo geográficamente. La mayoría de los ejemplos descritos en este libro son del contexto angloamericano. Esto no debe sorprenderlos pues muchos análisis de datos, aprendizaje automático e inteligencia artificial se originan en laboratorios de I + D de EE. UU. y del Reino Unido, especialmente en Silicon Valley, y ed-tech se han beneficiado sustancialmente del financiamiento de la empresas de capital riesgo de EE. UU. Pero los horizontes geográficos de los datos digitales en educación se han expandido rápidamente al sudeste de Asia, África y América Latina también, con China continental en particular avanzando rápidamente en su sector de tecnología educativa, como lo demuestra la aparición en 2018 del informe Learning Analytics for the Global Sur1. Como se indica en el informe, la difusión de datos digitales en todo el mundo plantea nuevos y apremiantes problemas relacionados con el contexto cultural, la desigualdad y las formas de educación, enseñanza y aprendizaje específicas a nivel local. Cuando un análisis de aprendizaje o un sistema de IA diseñado en California entra en contacto con el Sur Global, trae consigo las suposiciones de los diseñadores sobre cómo se debe organizar la educación, cómo se debe hacer una política basada en la evidencia, cómo se debe practicar la enseñanza, y cómo el aprendizaje debe ser conceptualizado. Específicamente en América Latina, una región marcada por desigualdades educativas significativas, se considera que el análisis del aprendizaje es una fuente potencial de información rica en datos sobre el desempeño del estudiante, el compromiso y el riesgo de deserción escolar. Pero estos análisis también presentan desafíos éticos complejos, como la privacidad y la protección de datos, la seguridad y la responsabilidad. También requieren una infraestructura técnica y estándares de interoperabilidad que son caros de construir y difíciles de coordinar.

A medida que regiones como América Latina, el sudeste de Asia y China continental adopten tecnologías y prácticas de datos educativos, los educadores, investigadores y legisladores deberán abordar estos desafíos con urgencia. Se requieren nuevos tipos de alfabetización de datos para que los datos educativos se utilicen de manera informada y ética. Big Data en Educación pretende ser una introducción crítica a desarrollos contemporáneos complejos en educación basada en datos que se aceleran rápidamente como parte de una era emergente de inteligencia artificial, análisis y poder algorítmico.

Stirling, 23 de julio de 2018

1 Véase http://dl4d.org/portfolio-items/learning-analytics-for-the-global-south/

prefacio.eps

Los big data, la minería de datos, la analítica, el aprendizaje automático o de máquina y la inteligencia artificial (IA) se han convertido en algunas de las novedades técnicas y los conceptos más importantes de los últimos años. Las empresas de mayor éxito son hoy las que pueden ofrecer un servicio digital atractivo y, a la vez, incitar al usuario a proporcionar datos que después se puedan explotar mediante complejas tecnologías de análisis. Los algoritmos de busca de Google dan acceso a la información al tiempo que siguen los hábitos online del usuario. Facebook recoge datos sobre los usuarios para monitorizar y mejorar la adaptación a sus horarios y el suministro de noticias. Amazon, Netflix y Spotify analizan la información del usuario para hacer recomendaciones automáticas sobre medios que puedan gustarle. Y dispositivos ponibles1 como los relojes inteligentes recogen información sobre la salud y la forma física y proponen al usuario opciones sanas de modo de vida. Igualmente, existen softwares de inteligencia empresarial que ayudan a tomar mejores decisiones estratégicas en los negocios.

Nos pasamos la vida entre hardware y software digitales, generamos constantemente información que se puede emplear para determinar adónde vamos, qué nos gusta, cómo nos sentimos, qué consumimos, etc. Una consecuencia es que podemos ser observados por organizaciones que pueden acceder a nuestros datos. Las agencias del Estado pretenden acceder a las redes de los medios sociales para identificar y seguir la actividad online de los ciudadanos. Las fuerzas policiales experimentan con tecnologías analíticas predictivas que pueden calcular dónde y cuándo es más previsible que se cometa un delito, y quién es más probable que lo cometa. Facebook experimenta con sus usuarios manipulando el suministro de noticias para cambiar su estado de ánimo. Incluso las batallas electorales se libran hoy mediante propaganda informática que se extiende por las redes de los medios sociales mediante los algoritmos de tendencia y los detallados perfiles de las conductas, las preferencias y los gustos de los usuarios.

Nos guste o no, ahí está nuestra versión personal basada en datos, esparcida por diferentes bases de datos como puntos de información en torrentes masivos de big data. Los procesos de la minería de datos, los algoritmos y la analítica se aplican cada vez más para conocernos y comprendernos personalmente, y también para conocer y entender las ciudades, las comunidades y las sociedades a las que pertenecemos. Y a medida que la innovación tecnológica aplicada al propio aprendizaje de las máquinas2 y la inteligencia artificial hace más inteligentes a las tecnologías, surgen nuevos tipos de máquinas diseñadas para interactuar con nosotros mediante la recolección y el análisis de datos sobre lo que hacemos en tiempo real para averiguar nuestras circunstancias, y adaptarse para atender a nuestras necesidades e intereses.

El incremento de la cobertura mediática sobre los medios sociales, la vigilancia online por parte del Estado y la propaganda computacional, ha despertado la conciencia pública de todas estas actividades. Algunos de estos temas se han convertido en materia de la cultura popular. El programa Humans de la televisión británica, por ejemplo, escenifica las preocupaciones actuales sobre la robótica, la automatización y la inteligencia artificial, con un reparto de “humanos sintéticos” sometidos al “aprendizaje automático” para poder sobrevivir en el mundo humano. La versión cinematográfica de la novela satírica El círculo, de Dave Eggers, sobre una empresa de medios sociales que se propone perfeccionar los conocimientos mediante una vigilancia ininterrumpida, ha cobrado un importante prestigio. La serie de televisión australiana The Code muestra un turbio mundo de agencias estatales de big data y agencias privadas de vigilancia. Por último, la película Margin Call cuenta lo ocurrido con la crisis económica cuando modelos informáticos y algoritmos arriesgados desarrollados para procesar grandes datos económicos comenzaron a operar fuera del control de sus creadores. El código, los datos, los algoritmos, la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, lejos de ser asuntos meramente técnicos, están hoy firmemente integrados en la sociedad y la cultura, en la economía y en la política.

Los big data han pasado a formar parte fundamental también del panorama educativo. Las mismas máquinas de aprendizaje que comparten con nosotros nuestra vida en los medios sociales, en los teléfonos inteligentes y en la Red, cobran especial importancia cuando empiezan a llenar el campo educativo. Según muchos de los entusiastas que conoceremos en este libro, los macrodatos nos pueden ayudar a aprender más, a mayor velocidad y mejor. Las aplicaciones y los servicios que procesan los big data pueden ayudar al alumno de los centros no universitarios y universitarios facilitándole retroalimentación sobre la medida de su progreso, y recomendándole lo que pueda hacer para mejorar. Pueden ayudar a los legisladores a determinar el rendimiento institucional y del sistema, y a generar ideas para la futura intervención política. La inteligencia de datos puede ayudar a los profesores a revisar y evaluar los programas mediante el seguimiento de la participación y los logros de los estudiantes, y a los líderes de los centros y las universidades a revisar y evaluar a la vez el rendimiento de la institución y de los profesores. A medida que el diseño las vaya haciendo cada vez más inteligentes, receptivas y adaptativas gracias a su aprendizaje a partir de los datos, se dice, las máquinas se integrarán en todos los ámbitos de la educación, desde la política hasta las prácticas educativas.

“Big data” se ha convertido en un término polémico que diferentes grupos utilizan en sentidos diversos. La definición técnica simple es que los big data ofrecen una enorme cantidad de información, extremadamente diversa, reunida a una velocidad extraordinaria. En vez de trabajar con una definición técnica estricta de big data, el término se puede entender mejor como un fenómeno social emergente y como un concepto de enorme fuerza que ha cobrado una importancia enorme en los últimos años. Los macrodatos son también inseparables de los programas de software, los algoritmos y la analítica necesarios para reunirlos y gestionarlos, todo lo cual requiere la actuación de diversos tipos de expertos. Quien quiera especializarse en la minería de datos, la analítica y el aprendizaje automático, cuenta hoy con todo un mercado de libros de texto, manuales, conferencias y cursos de formación. Detrás de los big data están las personas: no solo especialistas en datos, sino programadores de software y diseñadores de algoritmos, además de agentes políticos, científicos y economistas cuyo objetivo es desarrollar y utilizar sistemas de macrodatos para sus diversos fines. Y los big data tienen que ver también con las personas que los forman, cuyas vidas se registran individualmente y a gran escala. En otras palabras, los macrodatos son simultáneamente técnicos y sociales. Técnicos porque son producto de programas y procesos informáticos, sociales porque los producen y usan operativos humanos que trabajan en empresas concretas y se generan a partir de la vida cotidiana de las personas de todo el planeta. Como fuente de conocimiento, los macrodatos tienen también el poder de cambiar lo que sabemos de la sociedad y cómo lo sabemos, así como a las personas y a las instituciones que viven en ella.

Los big data incitan con fuerza a contemplar el futuro. Parece que el acceso a enormes cantidades de información genera el potencial de un mejor conocimiento de los comportamientos, las instituciones y hasta de la sociedad entera. De modo que el mejor conocimiento impulsado por los macrodatos se puede emplear para catalizar innovaciones o intervenciones nuevas en todos los ámbitos, desde el empresarial y el del entretenimiento, al del gobierno y el de los servicios públicos. El campo de la educación emerge como enclave fundamental para la producción de visiones del futuro impulsado por los datos. Este libro ilustra cómo las visiones de la educación han estado animadas por ideas clave relacionadas con los big data.

Como concepto y como conjunto de posibilidades técnicas, los big data atraen por igual la imaginación de las empresas, los laboratorios de ideas, las fundaciones filantrópicas y benéficas, los políticos y los legisladores, que ven en ellos una nueva reserva potencialmente ilimitada de ideas sobre el funcionamiento de las entidades y los sistemas educativos, sobre el rendimiento de los profesores, y sobre los logros de los estudiantes. Para sus defensores, las ideas potenciales que la inteligencia de datos genera se pueden emplear para diseñar nuevos cursos, nuevos recursos, nuevas políticas y nuevas prácticas. Incluso se puede disponer de máquinas de aprendizaje basadas en la inteligencia artificial que pueden actuar de asistentes digitales tanto del profesor como del alumno, determinando inteligentemente en cualquier actividad educativa unos patrones que puedan servir después para ofrecer una retroalimentación inmediata que mejore esa actividad o, tal vez, hasta la automatice.

En educación, los big data son tanto un recurso imaginativo que hay que explotar en busca de posibilidades futuras como una realidad técnica emergente. Sin embargo, como demuestra este libro, imaginar el futuro de la educación con los big data significa poner en marcha avances reales que van a afectar a los procesos educativos de todo el mundo.

1 Del inglés wearable devices, o wearable technology cuya traducción más habitual es dispositivos ponibles o tecnología ponible que hace referencia a los relojes, pulseras, etc, inteligentes. (N. del E.)

2 También llamado aprendizaje automático, del inglés machine learning es el subcampo de las ciencias de la computación y una rama de la inteligencia artificial cuyo objetivo es desarrollar técnicas que permitan a las computadoras aprender. (N. del E.)

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En el primer capítulo explico cómo la educación se está “digitalizando” y “dataficando” progresivamente. A través de la digitalización, cada vez son más los aspectos de la educación —desde los primeros años de primaria y secundaria, hasta la enseñanza superior y el aprendizaje a lo largo de la vida— que se gestionan a través de programas informáticos escritos en código y cuyo funcionamiento depende de algoritmos. El proceso de datificación implica diversas formas de información sobre la enseñanza impartida con datos digitales que se pueden leer en máquinas, unos datos que después se pueden someter a complejas formas de procesado, cálculo, análisis, interpretación, visualización y difusión. En el capítulo se detalla cómo la digitalización y la dataficación se refuerzan mutuamente, y cómo han empezado a estimular la imaginación y la visión de poderosos actores sociales. Con la adopción del concepto de “imaginarios sociotécnicos”, en el Capítulo 1 analizo cómo las visiones del futuro “deseable” para la educación basada en datos digitales se proyectan y cobran forma en la actualidad.

En el Capítulo 2 se ofrece un mapa conceptual e histórico para la comprensión de los big data. Se demuestra que el interés por los datos se ha convertido en elemento fundamental de la actividad de las empresas, las ciudades, los gobiernos, los laboratorios de ideas y la propia práctica de las ciencias sociales. La tesis principal del capítulo es la necesidad de interpretar críticamente los big data. No son un simple reflejo estadístico exacto del mundo social como pretenden algunos científicos de datos, sino una fuente primordial de poder social que, a través de los expertos técnicos que recogen, limpian y calculan los datos, interviene activamente en cómo se conocen y ven los mundos actuales y en la actuación sobre ellos. Pero los macrodatos no pueden existir por sí solos; para su recolección y análisis requieren un enorme complejo de software, códigos, algoritmos e infraestructuras. En el Capítulo 3 se detalla la función del software en la organización de los big data para explicar cómo los códigos y los algoritmos intervienen en la organización de las instituciones, los espacios y la vida cotidiana, todos ellos impulsados por los datos.

En los capítulos siguientes se ofrecen análisis minuciosos de cómo los imaginarios sociotécnicos de los datos digitales se desarrollan y difunden en contextos del mundo real. El Capítulo 4 se centra en las formas en las que la política educativa se materializa cada vez más mediante instrumentos digitales que posibilitan que los datos políticos fluyan por todo el sistema de forma continua e inmediata. La analítica del aprendizaje y las herramientas de minería de datos educativos, de las que se ocupa el Capítulo 5, permiten el seguimiento, la monitorización y la predicción en tiempo real de las actividades, las conductas y los sentimientos de cada alumno y alumna1 dentro del aparato pedagógico del aula. Con la atención puesta en el campo emergente de la “ciencia de datos educativos”, en el capítulo se explican con detalle las diferentes formas actuales de minería y analítica de datos, desde la analítica administrativa y académica a nivel institucional, hasta la analítica del aprendizaje granular e individualizado retroalimentadora dentro de la propia aula física.

A continuación, el Capítulo 6 se centra en las tecnologías educativas diseñadas para recoger datos sobre el cuerpo, las emociones y el comportamiento del alumno. Subraya la fabricación de nuevos tipos de dispositivos de “computación afectiva” para generar una corriente continua de información sobre los movimientos y los sentimientos del alumno, y el uso de nuevos dispositivos de gestión de la conducta para recoger y visualizar información sobre el comportamiento de las personas. Los avances actuales de los “sistemas de base cognitiva”, la “inteligencia artificial”, el “aprendizaje automático” y las “redes neuronales” prometen producir tecnologías educativas cada vez más “inteligentes”, capaces de adaptarse y responder al estudiante; este es el tema del Capítulo 7. La aportación específica de este capítulo será comprender las interdependencias de las tecnologías de los big data y la neurociencia en los planes para el futuro diseño de aulas cognitivas donde personas y máquinas actúen juntas como sistemas simbióticos.

El Capítulo 8 se centra en la idea de que los propios jóvenes pueden aprender a escribir códigos informáticos y realizar análisis de datos digitales. El capítulo documenta cómo “aprender a codificar” y las iniciativas de “digitalización” forman parte de un esfuerzo concertado entre el Estado, el sector de la tecnología comercial y la sociedad civil para hacer al ciudadano partícipe de un futuro digitalizado e impulsado por los datos. En la Conclusión se destaca un importante contexto para futuros trabajos en este campo: el creciente fenómeno de personas que descubren el mundo a través de los medios sociales, y las consecuencias de tal realidad para la vida colectiva en la medida que estos medios filtran, disponen y personalizan el acceso a la información a partir del perfil de datos del usuario.

1 Siempre deseamos evitar el sexismo verbal, pero también queremos alejarnos de la reiteración que supone llenar todo el libro de referencias a ambos sexos. Así pues, a veces se incluyen expresiones como “niños y niñas”, “alumnos y alumnas” y otras veces se utiliza el masculino en general o algún genérico como profesorado y alumnado. (N. del E.)

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