Julio Ortega (ed.)
Nuevos hispanismos
Para una crítica del lenguaje dominante
NUEVOS HISPANISMOS
DIRECTOR
Julio Ortega (Brown University)
COMITÉ EDITORIAL
Anke Birkenmaier (Indiana University)
Beatriz Colombi (Universidad de Buenos Aires)
Cecilia Garcia Huidobro (Universidad Diego Portales, Santiago de Chile)
Ángel Gómez Moreno (Universidad Complutense de Madrid)
Dieter Ingenschay (Humboldt Universität Berlin)
Efraín Kristal (University of California, Los Angeles)
Esperanza López Parada (Universidad Complutense de Madrid)
Rafael Olea Franco (El Colegio de México)
Fernando Rodríguez de la Flor (Universidad de Salamanca)
William Rowe (University of London)
Carmen Ruiz Barrionuevo (Universidad de Salamanca)
Víctor Vich (Universidad Católica del Perú, Lima)
Edwin Williamson (Oxford University)
Dedicada a la producción crítica hispanista
a ambos lados del Atlántico, esta serie se propone:
• Acoger prioritariamente a la nueva promoción de hispanistas que, a comienzos del siglo XXI, hereda y renueva las tradiciones académicas y críticas, y empieza a forjar, gracias a su vocación dialógica, un horizonte disciplinario menos autoritario y más democrático.
• Favorecer el espacio plural e inclusivo de trabajos que, además de calidad analítica, documental y conceptual, demuestren voluntad innovadora y exploratoria.
• Proponer una biblioteca del pensar literario actual dedicada al ensayo reflexivo, las lenguas transfronterizas, los estudios interdisciplinarios y atlánticos, al debate y a la interpretación, donde una generación de relevo crítico despliegue su teoría y práctica de la lectura.
IBEROAMERICANA – VERVUERT – 2012
Derechos reservados
© Iberoamericana, 2012
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www.ibero-americana.net
ISBN 978-84-8489-652-4 (Iberoamericana)
ISBN 978-3-86527-692-6 (Vervuert)
ISBN 978-3-95487-017-2 (e-book)
Depósito Legal: M-9326-2012
Impreso en
Diseño de cubierta: Carlos Zamora
Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico sin cloro.
NOTICIA
I. LENGUAJE Y ESCRITURA EN LA COMUNIDAD TRANSHISPÁNICA
Ottmar Ette. Mobile mappings y las literaturas sin residencia fija. Perspectivas de una poética del movimiento para el hispanismo
José Manuel Pedrosa. La literatura tradicional en el mundo hispánico: estado de la cuestión y nuevos horizontes
Fernando R. de la Flor. Apropiación y plagio en la literatura de la modernidad tardía
Daniel Escandell Montiel. El escenario virtual de la blogoficción. Construcción avatárica en la narración digital
Julio Ortega. El algoritmo barroco. (Literatura atlántica y crítica del lenguaje)
II. NUEVA CRÍTICA INTERDISCIPLINARIA ATLÁNTICA
Heike Scharm. Teoría y práctica. Nuevos hispanismos para la edad de síntesis
Edith Mendoza Bolio. Arte y literatura. La vanguardia en la otra orilla: un surrealismo transatlántico
María Auxiliadora Álvarez. Graffiti y cultura pública. Diálogos y monólogos del texto en la pared
Vittoria Martinetto. Traducción y narración: las cosas indecibles
Odette Casamayor-Cisneros. Afrodiásporas. Las infinitas travesías del sujeto contemporáneo en el Occidente hispánico
III. ARTICULACIONES DEL SIGLO XXI: BORDES Y DESBORDES
Antonio J. Gil González. Hacia una postnovela postnacional
Ana Gorría. Poesía en la escena del siglo XXI
Francisco Fernández de Alba. Sexualizing Transatlantic History: Eduardo Mendicutti’s Tiempos mejores
José Luis Gómez Toré. La violencia en la última poesía hispánica: una aproximación
Mario Martín Gijón. Hacia un «lugar común». La posibilidad de un hispanismo trasatlántico en la blogosfera
Luero de Vivanco, Geneviève Fabry, Ilse Logie. Nuevas pautas para el estudio de los imaginarios (post)apocalípticos
Gabriela Polit. La persuasiva escritura del crimen: literatura y narcotráfico
Reina María Rodríguez. Apuntes sobre tres generaciones en Cuba
IV. PARA DOCUMENTAR EL XXI
Carlos Monsiváis. La lectura en el siglo XXI
Nelly Richard. Una alegoría anarcobarroca de Diamela Eltit
Javier García Rodríguez. Reloaded. (La estética del momento)
Edgardo Rodríguez Juliá. Novela y crónica. (El presente como historia del futuro)
Julián Ríos. Para llegar (con desviaciones) a Providence
SOBRE LOS AUTORES
JULIO ORTEGA
Aunque en la academia norteamericana la textualidad colonial hispanoamericana había sido vuelta a colonizar como «Early Modern Studies», después de que en los años 70 habíamos vivido el fácil traslado del corpus de las Crónicas de Indias de la historia a la ficción, vale la pena recordar que la edición crítica de la Nueva Corónica y Buen Gobierno (México, 1981), de Felipe Guamán Poma de Ayala, replanteó la textualidad como decisiva de un entendimiento de la geotextualidad cultural atlántica. Lo moderno, nos recordó Guamán Poma, no es un proceso biológico pero tampoco un mero programa ilustrado sino una mezcla de lenguas, códigos y modos de registro e inscripción que desplegaban nuevos procesamientos de información, donde la memoria era postulada como modelo del porvenir. Los «estudios coloniales» dejaron de ser una rama menor del Siglo de Oro español y empezaron a configurar lo que me gustaría llamar el algoritmo barroco del atlantismo. Un polisistema complejo se manifestaba, entonces, como geotextualidad rearticulatoria.
La dinámica de ese proceso de formalización, a comienzos de este siglo, propuso un diálogo inclusivo entre sujetos, textos, codificaciones y reapropiaciones, que excedía tanto el escenario melancólico de «lo colonial» como el artificio de «lo metropolitano», y que reordenaba esa tradicional segmentación para postular la heterotopía de la crítica, avanzada por el Nuevo Mundo. Lo «colonial» sólo puede serlo, homólogamente, como producción que lo confirma en su caracter político subsidiario y genealógico. Las fundaciones narrativas se nos han hecho tan ficticias como los archivos del origen. Liberados de esa causalidad reductiva, los textos construyen hoy otro escenario (otro lector) del debate: la creación de las alteridades de la mezcla, esa modernidad crítica adelantada, que hoy entendemos como una civilización en construcción. La crisis actual de las hegemonías y del pensamiento único, hace más evidente que la producción cultural iberoamericana configura otras funciones emancipadoras desde el hábitat cultural.
La textualidad de una consideración transatlántica se ha ido configurando como el camino abierto del hispanismo internacional del siglo XXI. Si algo se ha hecho evidente en la teoría cultural de estas dos décadas es que las disciplinas sociales se demostraron como métodos parciales de interpretación, ya que presuponen la objetividad de sus objetos para afirmar la certeza de sus conclusiones. Esa voluntad de verdad se ha visto refutada por el carácter híbrido de estos objetos insumisos, que resisten ser procesados y serializados. Se escapan, se diría, a la observación disciplinaria, que los recorta de su paisaje tanto como resisten la lectura ideológica que los convierte en demostración de lo que ya sabíamos. Hasta la economía, que había regido este período de violencia neo-liberal, cuya utopía social fue convertir la vida cotidiana en mercado, demostró la modestia de sus transacciones, incapaz de leer la crisis. Y no es casual que sean hoy los jóvenes «indignados» los que en las plazas de este mundo denuncien la debacle ya no de los grandes relatos sino de las grandes lecturas. Nuestra idea de que un texto o un objeto cultural leído en tensión con otros escenarios de contra-dicción y desplegado textual, desencadena un precipitado de nueva información, busca ensayar prácticas críticas descentradoras y compartimentales. Su teoría es la hipótesis, adelantada por José María Arguedas, de un espacio rearticulatorio, capaz de pensar la crítica como diferencia creativa. La noción andina de que en un lugar acotado («cancha») hay otro espacio interpolado («cancha-cancha») es un modelo donde el discurso, conceptualizado, se desdobla en metadiscurso; pero, sobre todo, es una construcción epistemológica, donde una figura desplegada se debe a la otra, incluyente y compartimental. A ese algoritmo atlántico busca contribuir este tomo.
Hoy nos es más evidente, por lo mismo, la complejidad textual de los escenarios de interlocución atlántica, donde esos objetos artísticos y culturales se reconfiguran desde los sujetos que los intercambian, procesan y resignifican. Pero también se nos hace más urgente la complejidad del sujeto trasatlántico, prefigurado desde los albores de la modernidad en un diálogo desigual entre opciones contrarias, las que este sujeto ha ido procesando y, en no poca medida, apropiando en la práctica de la mezcla, el montaje y la transcodificación; esto es, en la representación barroca y heterogénea. Nunca ha estado más vivo José María Arguedas que en este su centenario, al punto de que el mensaje de su muerte se nos ha hecho una demanda viva. Nos ha liberado del luto para retomar la conversación en todas las lenguas. Esa práctica es un campo-campo de estudios que resitúan la cultura política. Llamamos «geotextualidad» a ese mapa levantado entre los textos. Si Cervantes quiso mudarse a la orilla de las Indias y Sor Juana soñó con ser acogida por la Casa del Placer en la orilla portuguesa, es en sus textos, en la geografía de la grafía, donde ambos se configuran como sujetos trasatlánticos. Los sujetos en que se representan están, por ello, textualizados por la virtualidad de la otra orilla, que imaginan cruzar como si del otro lado del espejo el espacio inclusivo fuera mayor y, para ellos entonces, como para los emigrados después, más libre.
Frente a la globalidad definida por los centros reguladores de la cultura, los estudios trasatlánticos optaron, me parece, por forjar otros ejes de debate: el triángulo Europa-América Latina-Estados Unidos pertenece a la praxis, tanto al común denominador del español y las lenguas originales, como también a las nuevas migraciones, que en España como en Estados Unidos son un drama social, que pone en tensión el estado de derecho. Pero son también un horizonte de futuro. Estos escenarios no son fuente de meras influencias e intercambios desiguales, sino modelos paralelos y, no pocas veces, políticos, de información reprocesada y reapropiada, que parecen actualizar la historia cultural como otra orilla (onda o textura) de un presente más fluido. Aunque los estudios trasatlánticos no requieren de una agenda puntual (nacen, precisamente, como una reacción contra los dictámenes verticales de las viejas teorías de verdad única), su misma apertura es prueba de su descentramiento. Son parte de una ética académica del relevo, y esperan ser sustituidos por nuevas prácticas y con gracia. Con suerte, nos llevan a una internacionalidad menos programada y más exigente; precisamente cuando nuestra educación deja de ser monolingüe, y nuestra crítica se postula plenamente dialógica.
Teoría de contactos; hipótesis de conjuntos; historia cultural del intercambio, procesamiento y preservación de bienes y valores; mapa de la hibridez en su textualidad; puesta en duda del capital simbólico de las autoridades discursivas del estado nacional y transnacional; estudio de las interpolaciones de la tecnología en la comunicación de nuestros idiomas; ética de los afectos; interdisciplinariedad; conceptualización dialógica del espacio público, entre otros acuerdos de abordaje, este diálogo crítico comparte modelos y métodos con la crítica del autoritarismo antidemocrático y la violencia deshumanizadora que han erosionado la pretensión de verdad de no pocas autoridades académicas. Este es el año de la plena recuperación de José María Arguedas, pero también del suicidio de Antonio Calvo, Lector en Princeton, el primer mártir del español en Estados Unidos.
Esta segunda entrega de la serie Nuevos Hispanismos, que viene apostando por un nuevo lector en este siglo del Humanismo en español, tanto como por el relevo crítico, debate, en primer lugar, los escenarios de la lengua española, su tránsito textual y moderno. Ensaya, luego, hipótesis instrumentales para cotejar los textos y otras series artísticas o técnicas. Propone, enseguida, un balance sintomático de las formas de lo nuevo, su cotejo y proyecciones en este siglo. Y en una sección final, documenta, a través del testimonio de algunas crónicas autorreflexivas, opciones de la práctica de invención.