¡Recuerda quién eres!

Sergio Noguerón

Sergio nació en Valencia, ciudad donde actualmente reside.

El 15 de diciembre del 2010 tuvo una experiencia que cambió su vida. Desde entonces se ha dedicado a integrar e investigar la profunda trasformación que en él se estaba produciendo.

Sergio no vive conforme a ninguna religión. Su enseñanza es simple y concisa: todo está en el presente más inmediato. Como él mismo dice: ¿Dónde iba a estar sino?

Para contactar con Sergio o para información sobre actividades puede dirigirse a:

sergionogueroncontacto@gmail.com

El diván del buscador

Sergio Noguerón

KOLIMA BOOKS

Primera edición: Junio 2015

©2015 Editorial Kolima, Madrid

www.editorialkolima.com

Autor: Sergio Noguerón

Maquetación de cubierta: Patricia Fuentes

Dirección editorial: Marta Prieto Asirón

Maquetación: Carolina Hernández Alarcón

ISBN: 978-84-163642-1-3

Impreso en España

Dedicado en especial a mis padres, con todo mi cariño

Aunque creas que puedes conquistar el mundo con tu fuerza,

cuando te centres en tu propio Ser interior

te darás cuenta de que lo que hay por todas partes,

es un poder superior que lo maneja todo.

Ramana Maharshi

Para todos los buscadores con corazón ardiente que ansían abiertamente la Verdad

Prólogo

Conocí a Sergio Noguerón en una conferencia por «causalidad», siguiendo el hilo mágico de «Ariadna» que me encaminaba dentro de mi propio laberinto, al encuentro de las piezas «clave» que me faltaban, para montar el puzle de los conocimientos adquiridos durante mi larga trayectoria. Entonces no sabía que, como un «gran huracán», iba a estallar todo mi puzle.

En estas reuniones siempre he sentido gran alegría por compartir ese espacio con personas buscadoras, realmente motivadas a encontrar respuestas, a encontrar... el «Ser».

Me califico a mí misma como una buscadora de la «Verdad» y en esa investigación he pasado casi la totalidad de mi vida. He buscado en la lectura y en el estudio comparativo de los textos sagrados, en las filosofías, en escuelas y grupos esotéricos y espirituales, en la meditación... en mi Interior.

Soy escritora. Lo que «he encontrado» en mis más de treinta años de búsqueda, lo he plasmado en mis tres libros: Cuentos del Corazón, Los 12 Pétalos de Colores y La Cosmología Sencilla. En la actualidad estoy terminando mi cuarto libro, que lo voy a titular La Alegría del Uno.

Cuando vi a Sergio, sentí en su mirada, profunda, alegre y serena, que tenía ante mí a alguien que «había encontrado». Tenía que acercarme a él, hay que hacer caso a nuestra intuición… Así fue como comencé su curso de Conocimiento y Conciencia Plena.

Motivada a tratar de descubrir, en una espiral superior de conocimiento, la verdad sobre el tema del «Destino y el Libre Albedrío» (que era sobre lo que más estaba meditando en ese momento) me vi envuelta en una mágica y renovadora experiencia.

¿Cómo explicar lo inexplicable?... Sergio Noguerón habla con palabras que no son huecas, palabras que llevan una «fuerza transmutadora»... Lo reconoces por la Paz que experimentas... no lo puedes explicar... pero lo «sientes».

Cuando habla de «Conciencia» te percibes envuelto en Ella, en la Totalidad, sin división, sin separación... todo es Conciencia. Si veo el «Tú», me alejo del «Ser».

Cuando habla del «Presente» y de estar en la «Presencia», descubres el «Silencio» a través de la fuerza de su mirada... te descubres por dentro, sientes esa «Nada», ese «Vacío» que lo contiene «Todo». En el presente, en tu respiración, en este mismo y único instante, está lo Inmutable, la Existencia, lo Verdadero. Aquí, ahora, no hay «Nada», no hay problemas, no hay temores. Sólo hay «Existencia».

Vivir la magia del «Presente» es «Ser Conciencia».

Cuando habla del mundo, de todo y lo llama «Sueño», entiendes con más claridad que «no existe» todo lo que vemos a través de nuestros sentidos, de nuestro ego... lo único que vive es la Conciencia; todo lo demás, forma parte del sueño.

Así de simple, así de rotundo, así de duro... pues comprendes que, todo en lo que aún te sujetas, en verdad, no tiene existencia.

Cuando habla del buscador, descubres, con asombro y alivio, que tienes que dejar de buscar, no por desidia ni cansancio, sino porque la «mente» nunca puede «encontrar», perdida en el laberinto infinito del conocimiento de este gran «Sueño».

Así abandonas la búsqueda... sueltas lastre, saltas al vacío, dejas tus ideas, tus esquemas, tus creencias... a nada puedes aferrarte y... encuentras... en la Conciencia, que eres la Unidad y ahí está toda la «Verdad».

Cuando Sergio te habla de la «Liberación», recibes una fuerte sacudida... pues, perpleja me quedé al escuchar que no hay camino espiritual, ni de ascenso, ni niveles, no hay evolución, no hay perfección. La Liberación... ¡Es! como un chasquido de los dedos, un instante en el «Presente Continuo».

Nada es lo que parece, como nos hemos imaginado o nos han contado. El liberado sigue siendo imperfecto, no busca la perfección, «se sabe» conocedor de actuar con un ego que tiene sus defectos pero no busca ya su sublimación. No puede ser vanagloriado, ni herido y, aunque sufra algún dolor, no es «Él», es su ego.

En la «Presencia del Ser», nada está sucediendo y todo sucede a la vez, no hay dolor, comprendes, aceptas, todo está bien como está.

Sus enseñanzas rompen todas tus ideas. Al final del camino comprendes que no hay Karma, ni reencarnación, ni Dioses, ni Ángeles, ni Maestros Ascendidos... Tú no eres el «hacedor», no hay culpa, no existe el perdón... sólo hay «Conciencia de Ser».

Y a la vez todo «Existe» en la Conciencia.

Al principio hay dolor. Tu ego, tu miedo, se resiste a abandonar.

¿Quién soy yo? ¿Dónde estoy? ¿Dónde me puedo encontrar? Si no hay ningún hacedor, si no soy el que habla, el que siente, el que piensa, ¿dónde estoy?, ¿quién soy?, ¿a qué me puedo sujetar?

Tal vez al principio te revelarás y puede que rechaces la enseñanza... pero si entre todo lo que no eres, desnudo, en la ausencia, «sientes Eso»... te iluminarás, como una lámpara en la noche, como el Sol al Despertar.

Si tu ansia de «encontrarte» es auténtica... aceptarás con humildad y «todo» abandonarás.

Sin duda es haber llegado... al final.

¡Nada de lo vivido en verdad puede ser descrito ante tal Inmensidad!

He aquí un Ser por la Vida llamado Sergio Noguerón que, a pesar de su juventud y con su flequillo al viento... es un Alma que «ha llegado».

Su cercanía, su Paz, su ausencia de dudas, su imperfección en la Perfección... su Presencia... habla de su llegada.

Si tú, lector, has llegado a este libro... sigue, no te detengas, aunque tu mente no entienda, aunque una voz te adormezca y quiera hacerte abandonar... despierta, sigue leyendo, pues aunque tú no te des cuenta, si has llegado hasta aquí... es que es el momento...

¡Te vas a encontrar!

Desde la Paz y el Amor, mi agradecimiento por todo lo recibido y lo que hemos compartido, gracias Sergio.

¡Gracias Hermano!

Mari Ángeles Vilaplana

Sobre el libro

Ayer era listo, por eso quería cambiar el mundo.

Hoy soy sabio, por eso me cambio a mí mismo.

Rumi

Esta obra es un manual que intentará adentrarte en la libertad. Cuando escribía el libro me pregunté cuál sería el motivo de su escritura. Pues el motivo es claro y evidente: mitigar el sufrimiento humano. Este libro y su expresión quieren ayudar a que conozcamos lo profundo y auténtico que habita en nuestro interior, la semilla de la iluminación que todo ser humano posee, el verdadero tesoro que florece cuando miramos donde muchos no quieren mirar.

El ser humano está atrapado en el movimiento del pensamiento. Confiamos en el pensamiento para encontrar la felicidad, la paz, el amor. Pero, ¿es encontrar estos valores tarea del pensamiento?

Este libro que ahora tienes en tus manos puede ser, si lo usas correctamente, un arma de descubrimiento e investigación. Conforme nos adentramos en él, descubriremos las claves que impiden que tengamos contacto con la presencia indestructible de nuestro Ser. Todos los seres humanos queremos ser felices; detrás de cada movimiento que realizamos reside el propósito de vibrar con la felicidad que está en nuestro interior.

Esta obra, vibrante, resolutiva y viva en su expresión, tiene el propósito de liberarte del dominio de la esclavitud de la mente y destapar el presente desvelando el misterio para que así conozcas tu verdadera naturaleza libre. Autoconocimiento y espiritualidad para mí significan dominar la mente por encima incluso de ti mismo.

Este libro es una guía para la liberación.

Ha sido confeccionado para darte esa totalidad que siempre estás buscando. Intentará abrirte los ojos para que puedas salir de la corriente humana tradicional que sufre lo que denominamos la «sensación de la separación» que es la fuente del sufrimiento. Quizás podrás advertir, conforme comiences a leer, que este texto no te va a dejar muchas opciones, más bien ninguna. El libro desea eliminar por completo el movimiento de la búsqueda de algo más que no esté en el presente.

Este libro florece por las etapas que caminé en el sendero del abandono de la búsqueda hacia la liberación; coleccioné mapas, libros, realicé ejercicios espirituales, hice lo que me dijeron que era meditación, busqué en la física cuántica, en las religiones, en las escrituras antiguas; en definitiva, hice mis prácticas espirituales y mis investigaciones y descubrí que nunca estaba más lejos del presente que cuando estaba buscando. Descubrí que si no estaba preparado para abandonar la búsqueda, no podría sumergirme en la espontaneidad mágica de la vida.

Aquí vas a encontrar muchas contradicciones. Son producto de lo complicado que es expresar y satisfacer a todas las corrientes de búsqueda.

El libro de hecho te va a indicar constantemente que ya eres completo. ¿Cómo una persona que está todo el tiempo diciendo que no hay nada que buscar te prepara un «cuadernillo Rubio» espiritual como el que tienes en tus manos? Ésta es la primera contradicción, que sería lo mismo que decir… ¿para qué has comprado este libro si no hay nada que buscar? Aun así no vayas a la tienda a que te devuelvan el dinero pues es evidente que existe una búsqueda de la felicidad, una búsqueda de sentirse amigo y no enemigo del presente.

Es posible que durante la lectura, y por su confección literaria repetitiva, en ocasiones sientas sacudidas conceptuales; el libro (aunque está lleno de ellos), no añade ni un solo concepto a tu vida, sino que resta conceptos, elimina creencias, te hace desaprender en todos los rincones, escarba hasta las entrañas en los conceptos de búsqueda que impiden el contacto con el ahora…

Este libro quiere retorcerte los sesos y liberarte de la esclavitud, pretende ponerte cabeza abajo hasta que se te caigan hasta los últimos céntimos de tu pantalón; mi intención es empobrecerte de ego. Este libro es el peor lugar para el individuo porque con él no le queda escapatoria, no le queda ninguna opción más que entender que lo que contiene va a suprimir el movimiento de la mente por buscar o encontrar… Lo único que voy a dejarte es el presente, ahí podemos tomarnos un té juntos.

Me es difícil añadir algo sin que sea llevado a confusión. No intentes entenderlo desde la lógica mental; aunque se ha intentado que lleve el perfume de la claridad, las palabras nunca vierten la totalidad de la verdad en su expresión.

Dentro de la lectura hay diferentes niveles de comprensión. Desde el principio podrás encontrar escritos más simples y sencillos, donde las expresiones son fáciles de comprender incluso para personas que no están acostumbradas a este tipo de lectura, y otros textos más complicados, para que vayas adaptándote a ellos.

Por otro lado, este libro no debe leerse a la ligera, debe ser leído muy lentamente, sin prisas. No es una novela, ni un cuento sino que es un arma de descubrimiento e investigación. Así que empléala correctamente.

Bienvenido a El diván del buscador.

Un antes y un después

Los pájaros se han desvanecido en el cielo

y ahora se va la última nube.

Nos sentamos juntos, las montañas y yo

hasta que sólo queda la montaña.

Li Po

Este escrito fue redactado el 11 marzo del 2011. Se realizó con mi amigo Carlos una tarde, el 15 de diciembre del 2010, expresando la experiencia que vivimos que marcó un antes y un después. Todo comenzó ese mismo día. No he modificado nada del texto original, ha sido transcrito tal cual se escribió. He querido compartirlo ya que fue el comienzo de la liberación.

Recuerdo levantarme por la mañana con ganas de que el día me mostrara algo nuevo, como un niño cuando entra en el parque de atracciones y se dispone a subir a todo sin esperar un segundo.

Cada día era algo vivo para nosotros; estábamos conociendo el mando a distancia de nuestras vidas.

Me llenaba de satisfacción saber que la vida no era tal y como nosotros habíamos pensado sino que ¡había mucho más!

¡Era una liberación! Un mundo de oportunidades se abría ante nuestro camino. Por primera vez podía sentir la vida dentro de mí, ¡empezaban las ganas de vivir!

Durante la mañana Carlos y yo estábamos en contacto continuo. Esa mañana me llamó y me dijo:

–Sergio, he estado investigando en Internet; he encontrado unos videos, ¡son increíbles!, tienes que venir a escucharlos.

–Nano, ahora estoy reunido. Luego te llamo y me cuentas.

–Vale, pero llámame en cuanto termines.

Acorté la reunión todo lo que pude, estaba impaciente por oír el nuevo descubrimiento. (Con el tiempo os daréis cuenta de que esto es algo normal ya que el camino está lleno de sorpresas).

Acabé como pude todas mis citas para el mediodía y me dispuse a ir a casa de Carlos.

Comimos juntos unos macarrones con tomate que cocinó Sheila (la verdad es que los hace estupendos).

Casi no disfrutamos de la comida, pues antes del postre ya nos habíamos puesto a meditar. Él me puso las manos como casi siempre, para que pudiera sentir la energía y no le diera la tabarra. Viví una experiencia, la verdad es que había mucha energía en la habitación y nos sentíamos con entusiasmo y ganas de descubrir.

Carlos me volvió a sacar el tema de los videos que había encontrado en Internet. Eran unos audios al parecer sacados de un libro llamado Un curso de milagros[1]. El audio era de un capítulo del libro titulado El soñador del sueño. El audio hablaba sobre la verdad que anida en nuestro interior y de que todo lo que vemos fuera no es más que la proyección de nuestro estado interno, es decir, cualquier situación no es más que el espejo del pensamiento proyectado en la forma (vida diaria). Explicaba que los continuos ataques que creemos recibir no son más que la dependencia de querer sentir las emociones que nos producen dichos ataques, ya sean de rabia, odio, tristeza, etc., y que en último lugar todos ellos son ilusorios, pues sólo somos amor, ¡no existe nada más que el amor! Y, por encima de todo, la inocencia, limpieza y pureza de nuestro Ser.

Estuvimos escuchando el audio; nos hizo entrar en un estado de quietud interior elevándonos a una profunda paz. Entonces le dije:

–¿A qué estamos esperando para ir a comprar el libro?

Y Carlos respondió entusiasmado:

–¿Sí? Vale, vamos.

Era tarde, habíamos estado seis horas seguidas hablando de esto. La verdad es que no nos cansábamos, ¡no teníamos fin! Necesitábamos encontrarnos a nosotros mismos, que es en realidad lo que significa la búsqueda del despertar.

Recuerdo ir en el coche escuchando el audio en dirección a Valencia. Ese estado de paz y alegría se intensificaba a medida que avanzábamos de camino a la tienda. Es lo que ahora llamaríamos «estado de Presencia», aunque entonces, claro está, no teníamos ni idea de lo que estaba sucediendo, solamente podíamos sentir esa paz y ese amor envolviéndonos a los dos.

Cuando llegamos a Valencia nos vimos en un atasco increíble; es ahí cuando realmente nos dimos cuenta del intenso estado de Presencia que estábamos viviendo. Todo era mágico, parecía que teníamos un mundo nuevo a nuestro alrededor. Recuerdo que el semáforo se puso varias veces en rojo sin que el coche avanzara lo más mínimo, pero para nosotros era gloria. No cabía la idea de que de nosotros pudieran salir emociones que no fueran de amor. Tengo en mi mente la imagen de ver los coches amontonados en masa, todavía recuerdo sentir la impaciencia y el nerviosismo de las personas como campos de energía densos en el ambiente.

Nunca antes habíamos visto un atasco de la forma en la que se nos mostraba aquél; pudimos ver la locura inconsciente que dirige nuestras vidas... Los coches no paraban de pitar, discusiones, gritos, la inconsciencia en plena ebullición.

No éramos capaces de entender cómo podían estar nerviosos o impacientes con lo bonita que parece la vida en esos estados y repetíamos frases como: «¡Escucha!» «¡Están locos, parecen poseídos!» y nos moríamos de la risa. Fue nuestra primera experiencia, sería imposible describir con palabras el estado del Ser que estábamos experimentando.…

Todo parecía muy fluido, la sensación era como si fuéramos invisibles, libres de juicios. Sentíamos amor por todo ser viviente, ganas constantes de sonreír, la amabilidad y la alegría surgían de nuestro interior… Pero lo más increíble era nuestro estado libre de pensamiento, como si toda nuestra vida hubiéramos vivido encerrados entre barrotes y ahora de repente éstos desaparecieran. Ése es el «estado de Presencia» como lo denomina Eckhart Tolle en su libro El poder del ahora[2]. ¡Fantástico!

Cuando entramos en el centro comercial había muchísima gente. Recuerdo no fijarme en nada y en todo a la vez, no era importante el estado de la tienda, ni siquiera la gente que había, que era mucha. La luz brillaba más de lo normal, podíamos apreciar la belleza de las personas o más bien la perfección de la conciencia a través de las personas, tan diferentes y a la vez tan iguales.

Nos dispusimos a utilizar las escaleras mecánicas que suben al primer piso donde se encuentra la sección de libros. Recuerdo mirarnos a los ojos y sentir esa alegría interior y de poder compartirla juntos a través de una simple mirada.

Ya me había encontrado en muchas ocasiones en esa tienda pero nunca la había visto así….

Le preguntamos a una dependienta muy amable:

–Disculpe, ¿dónde podríamos encontrar el libro Un Curso de Milagros?

Ella nos contestó:

–Está en la sección de esoterismo.

–Muchísimas gracias.

Estuvimos buscando y no lo encontramos. Fue algo curioso: ¿la verdad de nuestra existencia en la sección de esoterismo?

–¿Esoterismo? Eso es lo de las brujas, ¿no? –le pregunté a Carlos.

Quedamos sorprendidos de cómo la verdad de nuestra naturaleza humana, un libro que habla del amor que debemos tenernos como seres, de la unidad más allá de la separación y de la realización interior, estuviera en la sección de «esoterismo». No dejaba de ser gracioso.

Volvimos a llamar a la chica que nos había indicado dónde se encontraba el libro.

Llegó, apartó un libro y ¡allí estaba ese libro azul!

Fue un momento de intensidad. Ahora puedo entender que ese estado era la recompensa de nuestra búsqueda por la verdad. Sin saberlo, teníamos en nuestras manos el libro que cambiaría el destino de nuestras vidas. Fue un regalo.

Cuando salimos de la tienda empezamos a ser conscientes de lo que vivimos en ese instante, narrándonos las nuevas sensaciones que habíamos experimentado. Ese día fue muy especial y lo recordamos con gran cariño siempre que podemos. Debo reconocer que ese instante tiró de nuestra fe; solamente la idea de volver a vivirlo activaba las ganas de seguir el camino del despertar. Fue tan intenso que cambió nuestras vidas.

Uno no se puede olvidar de un estado tan bello…

(Muchísimas gracias Carlos por acompañarme en mi camino).

El nacimiento del libro

La iluminación no es un logro, es comprender que no hay nada que alcanzar, ningún sitio al que ir…

Ya estás ahí, nunca te has alejado.

Osho

Este libro es el resultado de una trasformación interna que llegó a la conclusión de la muerte de su búsqueda, y por ende, del fin y la aniquilación de la dirección de la mente hacia el propósito de convertirse en un iluminado, o de conseguir eso que llaman la «liberación personal». Es el resultado de la expiación del «yo», la hecatombe del individuo, la matanza de la autoría personal, la disolución de una creencia, la creencia de estar separado de esta totalidad, y por tanto, el renacimiento de una nueva percepción.

Pregunta: Te iniciaste en una búsqueda, eso es obvio. ¿Es el esfuerzo el causante de que consiguieras resolver la búsqueda?

El producto de este descubrimiento no ha estado en mis manos, porque lo que se ha descubierto es que aquí, literalmente aquí, donde yo me encuentro, donde tú te encuentras, donde todos nos encontramos, «no hay nadie en casa». Lo que se ha descubierto es que el principio de la búsqueda y el final nunca fueron realizados por nadie. Nadie empezó nada, nadie terminó nada.

Durante mucho tiempo intenté encontrarme con tanta ansiedad que sufrí mis propios anhelos como si un cuchillo me desgarrara. Había un «yo» fraccionado interesado en eso que llaman «iluminación»; debía encontrar eso llamado «libertad» pensando que existía una cosa tal como un «yo iluminado», un «yo» que podía ser libre del sufrimiento. Y este «yo», por más que buscara, no era libre porque el hecho de buscar me alejaba de lo que en un futuro entendería como el fin de la búsqueda del «yo». Pues el fin del buscador es la auténtica libertad. Descubrirás con toda claridad que la búsqueda va en dirección contraria y que nunca estarás más lejos de lo que buscas que cuando estás buscando.

Como expresa U2 en una de sus canciones:

«Todo perro callejero sabe que, para conocer el amor, tiene que haber saboreado la derrota».

Pregunta: ¿Te convertiste en buscador espiritual porque ocurrió «algo» que te introdujo en la espiritualidad?

La espiritualidad cobra sentido cuando te has cansado de buscar placer en el mundo a través de los objetos, el dinero, el éxito, la fama, el reconocimiento social, etc. Entonces, cuando te das cuenta de que nada de eso te completa, aparece eso que llamamos «buscar el espíritu».

Y sí, me convertí en un buscador de algo más en la espiritualidad, pero lo cierto es que sólo era otro tipo de búsqueda: había cambiado la búsqueda social por la espiritual.

Y tras muchas experiencias espirituales, después de buscar en todos los libros y técnicas (desde tener contacto con seres esotéricos, hasta realizar ejercicios de compasión y perdón, activar los chacras, conexiones arquetípicas, regresiones, meditar durante horas, tener un largo historial de experiencias místicas como satoris, nirvanas, instantes santos…) después de invocar a los ángeles, de hacer los ejercicios de los pleyadianos con sus respectivas cámaras de luz, después de buscar por todos los rincones el acontecimiento que me ayudara a iluminarme, en el siguiente instante, libro, página o experiencia… «algo se agotó».

Siempre hubo seriedad en mí, pero la búsqueda tomó una forma diferente, una sensatez de buscar en un lugar que no tenía nada que ver con acumular experiencias o conocimiento, conectar con dimensiones o seres… Entonces llegó el ADVAITA a mi vida. No obstante, cambié el acumular experiencias por acumular conocimientos… En definitiva todavía no había entendido el verdadero significado de quedarme vacío.

Pregunta: Comentas que te iniciaste en el ADVAITA… ¿Cuándo te cansaste de buscar en las experiencias o en el conocimiento?

El ADVAITA llegó a mí a través de una persona llamada Ricardo, que es amigo de Carlos. Ricardo ha viajado por todo el mundo en búsqueda de la verdad. Este entrañable señor ha investigado en todas las culturas, viajado a la India, compartido su tiempo con chamanes en la selva. Miles de historias nos ha contado… Ha sido una persona de peso en mí porque, tras más de cuarenta años de búsqueda, era un punto de referencia a tener en cuenta y siempre confiamos en él. Se podría decir que su comprensión me ahorró unos cuantos años de búsqueda. Parece que, en esta maravillosa historia, él era el encargado de hacer de bibliotecario. Nos comentó que el ADVAITA era lo más elevado, preciso y directo que había conocido. Siempre agradecer su interés por confiarnos un camino directo y preciso.

Comencé mi andadura con El Curso de Milagros; la finalidad es exactamente la misma sólo que está escrito en un lenguaje antiguo. Pero es un libro con demasiado texto; lo cual eleva el riesgo de que el individuo no encuentre el verdadero significado de su contenido. No es simple, así que tan sólo lo practiqué y saboreé unos meses… Pronto me fundí en el ADVAITA y esta enseñanza viva no pasó desapercibida para mí…

Por otro lado, las experiencias se buscaban, o más bien devenían constantemente, incluso cuando conocí el ADVAITA. Durante un tiempo las experiencias espirituales tenían un sentido importante para mí. Después, con el tiempo, han dejado de tenerlo, tan sólo son lo que son.

Antes de iniciarme en el ADVAITA y de devorar esta maravillosa filosofía, y tras leer tantísimos libros, tuve una experiencia de «no mente» durante cuatro días que marcó mi vida después de digerir una de las experiencias más duras. La recompensa fue el descubrimiento de la conciencia anterior al pensamiento. Lo importante no han sido los textos de conocimiento, sino el descubrimiento en profundidad de nuestra naturaleza. Como dijo Buda: «el dedo que señala a la luna no es la luna».

No quiero perder el tiempo contando experiencias porque ninguna de ellas merece darle mayor importancia. El hecho de nombrarlas es para señalar que es muy típico tener estas experiencias en el mundo espiritual, pero que ninguna de ellas tiene nada que ver con el acontecimiento llamado «iluminación» o «liberación». Las experiencias sirven para indicar y darse cuenta de que existe algo más allá; alientan y calientan la «Fe».

Pregunta: ¿Has tenido que vivir muchas experiencias, verdad?

Muchas aventuras, quizás es lo bonito de ver esto ahora, de verlo como claramente es… Viví en muchas ocasiones un mundo mágico, de colores, de experiencias que te quitaban la respiración por su belleza… Mi primera experiencia fue la que he contado, entrando en un centro comercial de mi ciudad, que se prolongó casi tres horas, tres horas de belleza sin límites. Esa experiencia cambió mi vida. Después de aquello el Sergio que creía ser comenzó a desvanecerse; eso produjo un cambio drástico en mi vida.

Pregunta: ¿Y qué ocurrió después de esa experiencia, qué cambios experimentaste?

Ése fue el inicio de la búsqueda. Anhelaba volver a esa experiencia, pensaba que era la iluminación, eso que Ramesh Balsekar denomina: «tu cabeza ya está en las fauces del tigre».

Parece que, de alguna manera, en el proceso de «deshacimiento» ocurren muchas cosas, muchos chismareos espirituales son abordados. Pero, durante el proceso de comprensión y purificación tienes que enfrentarte a ti mismo, y eso es lo más duro que uno puede experimentar ya que el deshacimiento de los paradigmas mentales puede producir dolor.

La mente del «yo» individual sufría sacudidas muy fuertes.

Los patrones mentales caían, las creencias eran puestas en evidencia, ya nada era rígido, la rigidez se volvía flexible, nada era tal y, como yo había pensado, todo tomaba una forma diferente. Por decirlo de alguna manera, el «yo» ya no podía agarrarse a nada porque se lo iban quitando todo sobre la marcha. A día de hoy, la profundización sigue tomando su curso, esto nunca va a terminar, nunca terminas de profundizar; lo que sí termina es la identificación energética de la individualidad. Pero el proceso de crecimiento no termina ni terminará jamás.

Durante casi un año y medio de mi vida, necesité integración, soledad, reflexión, interiorización. Nadie me entendía y por ello sentía frustración, me encontraba perdido… Yo quería ayudar al mundo, quería compartir lo que había conocido, así que le conté a todo el mundo mi experiencia. Pero nadie me creía… ¡Incluso me tacharon de loco! Tras sufrir el desamparo de que nadie me entendiera, me puse manos a la obra. Acondicioné mi casa y me encerré. Todo ello después de romper con una relación de tres años y medio, amistades, círculos sociales. También me vi envuelto en la pérdida de mis negocios por no poder atender las empresas que entonces dirigía. Dejé muchas cosas atrás. Mi vida se convirtió en un auténtico caos en todos los aspectos.

Entonces negué el mundo y me enclaustré sumergiéndome en mi soledad; necesitaba resolver esto, necesitaba entender qué es lo que me estaba ocurriendo. Ni siquiera yo entendía ese cambio, tan sólo era testigo de la innegable travesura del Ser que me arrastraba a Él sin yo quererlo. Durante mucho tiempo estuve enfadado con Él y le preguntaba por qué me había hecho eso.

Y negué el mundo porque pensé que era la forma de iluminarme; por un lado estaba esa fe despierta de culminar lo que había empezado, pero también había otra parte llamada Sergio que se resistía y se quejaba al Ser y le preguntaba: «¿por qué a mí, por qué yo?»

Pasé por el proceso de negación y por muchos otros procesos. El buscador niega el mundo considerándolo totalmente irreal (éste puede ser tu caso). Decía cosas como: «este árbol no existe», o «el sufrimiento no existe»; me había convertido en algo antinatural. Si esto es lo que te ha ocurrido a ti, entonces en este aspecto tú y yo no somos muy diferentes. Este inciso sólo es una de las tantas cosas que puedo advertir sobre el camino de la liberación o la iluminación. Y digo una de tantas cosas, porque cuando comienzas el camino parece que no va a terminar nunca, y semana tras semana, van llegando comprensiones y entendimientos nuevos que no terminan de completarte.

Si estás leyendo este libro es probable que ya estés en este camino y seas un curioso que busca encontrar la respuesta a su existencia, la respuesta a la libertad que nos pertenece por derecho propio.

Pregunta: ¿Por qué te has convertido en un facilitador del ADVAITA?, ¿por qué te dedicas a esto o escribes este libro?

Si te soy sincero, no tengo ni idea, yo tan sólo soy una víctima de la vida. Pero si adorno mi historia y le doy un sentido filosófico diría:

Tal es el amor que se despierta después de ver sufrir por la búsqueda, que el propósito de esta consciencia es ayudar al buscador a encontrar el final de su sufrimiento e integrarlo a la vida para que pueda disfrutar de la naturalidad de ser-existencia-conciencia-amor.

Me parece mucho más bello plasmarlo así, pero lo real, lo verdaderamente cierto, es que la vida se vive a sí misma a través de mí… y yo no discuto con ella, tengo un acuerdo firmado de cordialidad (risas).

Así que el producto de todas estas palabras y lo bonito de poder trasmitir este mensaje, es que desde que todo se ha equilibrado, desde que se ha revelado lo más sencillo, lo simple que es vivir, basándome en la verdad de que sólo existe este momento, la vida se ha reconocido viviéndose a sí misma en toda su crudeza, desde la impersonalidad y la espontaneidad del momento que hace del presente un lugar donde acampa el amor.

Este momento se está llevando a cabo de forma corriente, usual, sin esfuerzo. ¿No es maravilloso descubrir esto? Yo lo encuentro totalmente bello y me he convertido en un apasionado de esto.

Por otro lado, todo lo escrito aquí no ha sido escrito por mí, porque este «mí», este «yo» individual, no ha escrito ninguna palabra jamás. Es imposible que yo haya escrito esto, impensable, incomprensible.

Nunca me he considerado un escritor; además tengo que reconocer que nunca fui un buen estudiante y tampoco había leído jamás un libro y en tan sólo un año leí más de cien. En absoluto pensaría que me sentaría a explicar esto, que es en definitiva algo tan atrayente para los que nos consideramos buscadores como el buscador que yo un día fui. He intentado aclarar parte de un camino y contribuir para todos los que quieran leer este libro. Así que espero ofrecerte mi ayuda en tu camino.

Tan sólo recordarte que mi idea es dejarte sin camino.

No pierdas el rumbo

Toda filosofía que en su expresión impregne el camino de la liberación, tiene como referencia el momento presente. Tiene como referencia lo que se está revelando detrás del telón de la persona. Debemos intentar entender que lo que estamos buscando es el misterio que trasciende el momento presente.

Esto, Lo que ahora Es, está siempre contigo, lo que equivale a decir que lo que tú crees que eres habita en ello. Pero necesitamos esa muestra que pueda darnos lo que tanto anhelamos. ¡Qué gran paradoja! Buscamos algo en lo que habitamos y no podemos verlo.

Lo más interesante es que todo se revela cuando te rindes y descubres que la búsqueda de la felicidad nos hace infelices, la búsqueda del Ser alimenta la separación, buscamos lo que no está aquí y aquí, en su obviedad, es lo único que hay. Esta búsqueda nos mantiene en la ausencia de nosotros mismos buscando lo que creemos que no somos. Entonces, ¿qué podemos hacer?

Pues bien, pasa, acomódate, siéntate en El diván del buscador y sólo escucha; vamos a ver si conseguimos orientar esa brújula. La brújula está desimantada, no va a ningún lugar, la brújula te va a mostrar que no hay camino, ni taxi, ni autobús, ni ningún tren que coger, vamos a reconocer juntos que el billete a casa está grabado en ti y requiere una investigación seria y disciplinada. También vamos a intentar descubrir lo que te pertenece por derecho propio, vamos a intentar aclarar que ya estás en casa, o más bien, que el «yo» no tiene que ir a ningún lugar, porque el «yo» es el que se ausenta.

Continuemos…