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El duende azul

La aventura que enseñó a los duendes
a gobernar el tiempo

Miguel Fernández-Rañada de la Gándara

Dedicado a Blanca, Elena, Miguel e Inés con el deseo de que en su vida se conviertan
en duendes azules.

Y a Enrique Quevedo Fort, un gran bibliófilo, mejor persona y gran amigo con el que he compartido muchas conversaciones
y paseos por La Herrería.

Nota del autor

El origen de este libro que tiene entre sus manos es una conversación.

Hace algo más de dos años, mi gran amiga y editora Marta Prieto me lanzó un reto: «Miguel, ¿no podrías escribir un libro sobre…?»

Y aunque en ese momento mi respuesta fue «no tengo una historia...», ahora la historia y el libro están en sus manos. Sin este empujón inicial, este libro no hubiera sido posible.

También quería agradecer de todo corazón a Enrique López-Tello su magnífico prólogo y sus agudas observaciones al primer borrador del libro.

A Isabel, su detallada y cuidadosa revisión de la primera versión, y cómo no agradecer a mi joven comité de lectores, García, Miguel, Marta, Cristina y Marta, todas sus aportaciones y sugerencias de mejora al texto de este libro.

En cualquier caso, las posibles omisiones y errores son entera responsabilidad mía.

Prólogo

El futuro pertenece a los intrépidos que no se aferran al pasado.

Los cambios en nuestra vida personal y profesional ocurren a una velocidad nunca vista con anterioridad. Lo que aparece hoy como cierto mañana se transforma en algo confuso. Lo que es inmutable aparece ante ti, de repente, como trivial. Lo imprescindible tiene muchas posibilidades de ser rápidamente accesorio.

Bien… pues esto no ha hecho más que empezar. Los cambios en nuestro entorno, lejos de desaparecer, se están acelerando. Nuestros jóvenes verán cambiar el mundo durante sus cortas vidas varias veces.

Es durante estas transformaciones que nuestra vida afortunadamente nos brinda cuando crecemos y maduramos… Nos hacemos más fuertes y esta es la razón por la que libros como El duende azul son imprescindibles.

Frente a estos trepidantes cambios en todo lo que nos rodea, nuestra naturaleza humana no cambia a ese ritmo, a esa vertiginosa velocidad. A fin de cuentas, el deseo de tener una vida personal y profesional plena sigue siendo el motor de nuestra existencia, y por lo tanto, escoger y perseguir tus metas es escoger cómo vivir.

Cada uno de nosotros definimos nuestras aspiraciones y objetivos, y es muy importante seleccionarlos bien porque «aquello a lo que dedicas tu tiempo es a lo que dedicas tu vida».

Y cuando sabes a dónde quieres ir, lo primero que necesitas saber para poder llegar es dónde estás, de dónde parte tu camino.

Es importante comenzar nuestro viaje desde el lugar adecuado, moral y profesionalmente, para no perdernos después de dar los primeros pasos.

Lo segundo que necesitamos es una brújula. Esto es especialmente recomendable cuando no hay mapa. Y este libro de Miguel es una auténtica brújula para nuestro caminar en la vida y por lo tanto valioso para todo tipo de lectores.

No sabes a ciencia cierta quiénes son, pero sabes que alguien está repintando todos los mapas de la realidad que te rodea, esos rápidos cambios tecnológicos, geopolíticos, morales, sociales de los que todos hablamos continuamente. Los mapas estáticos que antes nos guiaban ahora son cambiantes, fluidos, algunas veces son caminos inciertos de final inexistente. Vamos, que ya no hay una ruta descrita, conocida.

Miguel ocupa una privilegiada atalaya desde donde ha visto ocurrir muchos de estos cambios con anterioridad. Una atalaya que alberga gente como él, con valores personales y profesionales muy sólidos y una vida rica en experiencias de la que podemos aprender.

En esta historia podemos aprender cómo simplificar lo complejo y enfocarnos en lo importante y así poder usar la brújula que nos facilita para orientarnos en nuestro camino hacia nuestras metas. Una brújula siempre disponible, de indicadores simples y nada confusos (...si, hay cosas que no son confusas, querido lector). Miguel nos regala esa brújula en este libro y nos enseña a usarla en unas pocas horas.

Estas páginas nos hablan también de la satisfacción de conseguir nuestros objetivos con el esfuerzo personal y lo fácil que es arroparse en la mediocridad de los que nos rodean para abandonar nuestras aspiraciones. Así que en este relato también aprendemos la importancia de escoger a nuestros compañeros de viaje cuando queremos llegar lejos, siendo conscientes de que detrás de nosotros vendrán otros que apreciarán encontrar el entorno natural por el que transcurre nuestra vida como nosotros lo vimos por primera vez.

Ah, y una cosa más. Las páginas que tienes en tus manos te harán descubrir uno de tus más importantes secretos: ¡posees poderes mágicos!

Y son esos poderes mágicos los que te darán la capacidad para aprovechar las oportunidades que los cambios en tu vida te ofrecen. Úsalos.

Pero, ¿cómo hacer que descubras tus poderes? Menudo problema. Miguel ha encontrado la solución: ¡Duendes!

Los duendes nos enseñan a perseguir nuestras metas sin dejarnos avasallar por el torbellino confuso de los cambios de nuestro alrededor.

No te extrañes si al acabar la lectura aprecias un tono un poco azulado en tu piel. Yo ya lo he notado.

Enrique López-Tello

Vicepresidente, ISG, Tecnologías Emergentes,
Oracle Corporation

«Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas».

Henry Miller

1. El inicio de la historia

En todas las historias se sabe con claridad su final. Siempre conocemos el resultado, pero en ocasiones es muy difícil conocer su principio porque las historias se inician silenciosamente, casi sin ruido, y luego crecen y se hacen grandes. ¿Qué motivó su desarrollo? ¿Qué causó su final? Son preguntas en muchos casos sin respuesta.

Así me encuentro yo hoy.

No sé por dónde debo comenzar esta historia ahora que vislumbro su final.

Si preguntara a mi Maestro Sabio, creo que me diría: «Simplemente utiliza tus recuerdos y aprendizajes».

En este texto que estoy a punto de incorporar a nuestros antiguos manuscritos, encontrareis los avatares que ocurrieron en nuestro mundo, cómo perdimos nuestra inmortalidad pasando a ser seres perecederos y las consecuencias que todo ello tuvo para todos nosotros, consecuencias que hoy en día todavía perduran.

2. ¿Quiénes somos?

Antes de relatar la completa cadena de acontecimientos y las desconocidas fuerzas que nos condujeron a nuestro destino final, debería explicar quiénes somos. Así nos describíamos a nosotros mismos antes de que todo los que iba a suceder después, que cambiaría nuestras vidas para siempre, sucediera

Nosotros somos los primeros y únicos habitantes de esta Tierra. Nacimos bajo la luz de las estrellas en bosques rodeados de naturaleza, que nos proporcionaban madera y seguridad. Nosotros fuimos los primeros pobladores, muy anteriores a los humanos.

El gran Creador pensó en nosotros como el complemento perfecto a la naturaleza por él creada. Somos espíritus que conocemos y comprendemos perfectamente el mundo natural, sus plantas, los animales y los árboles y rocas. Podemos interactuar con los elementos naturales (agua, tierra, aire y fuego) sin dificultad alguna.

Los humanos, aunque nunca nos han visto, nos llaman «duendes» porque vivimos en un universo desconocido por ellos y nuestro ritmo biológico es distinto al suyo.

Nuestro aspecto físico poco importa porque varía según las estaciones del año; por eso dicen de nosotros que medimos como un metro. Crecemos con la primavera y menguamos con el otoño, como hace toda la naturaleza continuamente. Ello nos permite admirar lo pequeño y lo grande, lo adornado y lo simple.

Nuestra fuerza está en nuestro espíritu, que es imperecedero; por ello dicen de nosotros que somos inmortales, porque no conocemos fin, ni perecemos.

¿Cómo es eso posible? Mi Maestro Sabio lo atribuye al maná que recibimos diariamente.

Con el rocío de cada mañana aparece un alimento, una especie de oblea blanquecina que desaparece con el calor del sol y que tiene el sabor de aquello que uno más desea. A unos les sabe a miel y a otros a leche; lo llamamos el «maná», que alimenta y fortalece nuestro espíritu, mientras que nuestro cuerpo es fortalecido por las bayas, las yerbas, las hojas y los frutos del campo.

Por eso nuestro color de piel es verde y va oscureciéndose con el paso de las lunas.

Nuestro lenguaje carece de palabras, porque las palabras enturbian la comunicación entre los seres y a menudo hieren los corazones.

Nos hablamos con la mirada, los gestos y los sentimientos y somos transparentes los unos con los otros y así nuestra comunicación es perfecta.

Podemos ver todo aquello que escapa al ojo humano y nuestra visión nocturna es tan buena como a pleno sol.

Vivimos en una tierra llena de bosques, árboles frutales y pastos, riachuelos y lagos.

Tenemos de todo; nada nos falta ni sobra, ya que no desperdiciamos nada y nuestras necesidades están siempre cubiertas.

Pero sobre esta, nuestra existencia de duendes felices, sobre nuestro mundo se aproximaba una tormenta que cambiaría nuestras existencias para siempre.

3. El Maestro Sabio

La nuestra es una pequeña comunidad rodeada de naturaleza. Somos poco más de un centenar y estamos dirigidos por un consejo de siete ancianos cuyo líder es el Maestro Sabio, mi tutor.