Agradecimientos

 

En estas páginas pueden escucharse las voces de muchos educadores, aparte de las nuestras, y lo mismo puede decirse de las de los alumnos de estos educadores. Nos hemos tomado la libertad de cambiar nombres y detalles de proyectos educativos, basándonos en las experiencias que todos hemos tenido enseñando a pensar a lo largo de los últimos veinticinco años. No obstante, todos los detalles son auténticos, y las voces que hablan desde estas páginas, ya sean profesores o alumnos, están en todas partes.

Por ese motivo, queremos agradecer, de una forma muy especial, a todos aquellos con quienes hemos trabajado a lo largo de estos veinticinco años su contribución al presente libro. Nosotros hemos encontrado la inspiración en su esfuerzo, su dedicación y su experiencia, y queremos darles las gracias por ello.

Prólogo

 

La música del conocimiento

¿A qué se parece más el conocimiento, a un ipod o a un saxofón? Estoy de acuerdo en que es una pregunta extraña, pero tiene su lógica. Esos ipods son bastante complicados por dentro y, sin embargo, su uso es bastante sencillo. Los enciendes, les das voz y ya está. Los saxofones también son algo bastante complicado, pero arrancarles música es lo más difícil de todo.

Volviendo al tema del conocimiento, digamos que es instrumental: tenerlo está muy bien, pero lo que realmente cuenta es lo que hagas con él. De modo que, desde un punto de vista instrumental, ¿a qué se parece más el conocimiento, a un ipod o a un saxofón?

Pues bien, eso depende del tipo de conocimiento al que nos estemos refiriendo. Algunos se parecen a un ipod, como los números de teléfono, por ejemplo. Veamos: “¿Cuál es el número de teléfono de Mary? A ver si me acuerdo. ¡Ah, sí!, aquí está, ya puedo llamarla”. Sin embargo, gran parte del conocimiento más importante no se parece a eso en absoluto. Veamos otro ejemplo: “¿De qué forma afectan los principios básicos de la democracia o la compleja historia del movimiento de los derechos civiles a las elecciones actuales? ¿Cómo podrían los principios básicos de la electricidad ayudarme a reconocer por qué salta continuamente uno de los fusibles del cuadro de la luz?”. Digamos que recuerdo la información, pero ¿cómo la utilizo para resolver una duda? Resolver dudas no consiste en darle al botón de encendido del conocimiento. Es obvio que nos hallamos en el terreno del saxofón.

Lamentablemente, gran parte de la enseñanza que se imparte en las escuelas está abonada al modelo ipod. Lo que hay que hacer con el conocimiento que se tiene a mano es introducirlo en las mentes de los alumnos y conseguir que se quede ahí, como un estribillo pegadizo que cuesta olvidar, para que pueda cumplir su función más adelante, cuando necesitemos esa información que les ayude a comprender una situación determinada. ¡Es una pena que las cosas no funcionen tan bien en la realidad!

Entonces, ¿qué es lo que nos hace falta? No creo que la respuesta vaya a pillar por sorpresa a los lectores de este libro tan serio, escrito por cinco colegas a los que conozco desde hace mucho tiempo, El aprendizaje basado en el pensamiento: pensar, por supuesto. Dicho de una forma muy genérica, pensar es nuestra forma de “tocar” el instrumento del conocimiento.

Pensando infundimos vida al conocimiento, lo ponemos en marcha, lo ponemos a prueba frente a las normas aceptadas, lo ponemos en movimiento para hacer conexiones y predicciones, le damos forma para crear productos y conseguir resultados creativos. Si no lo “tocamos”, el conocimiento, o bien queda inmovilizado, sin hacer nada, o bien es expelido en forma de chirridos estridentes, como los sonidos que emanan del saxofón de un principiante.

A decir verdad, los descubrimientos llevados a cabo en la ciencia cognitiva ponen de manifiesto que como mejor se construye el instrumento del conocimiento es tocándolo, pensando con todo aquello que el conocimiento nos ofrece, en vez de guardándolo en la memoria y dejándolo para futuras ocasiones, ya sea la enseñanza secundaria, la universitaria, los estudios de posgrado o la escuela de la vida.

El conocimiento adquirido a través del uso se recuerda y se emplea mejor después. Se acabó aquello de “lo aprendemos ahora y ya haremos algo con ello después”. En su lugar, aprendámoslo ahora pensando con ello ahora. El aprendizaje basado en el pensamiento ofrece una lúcida visión contemporánea, basada en la investigación y la experiencia, de cómo podría y cómo debería ser el aprendizaje, y de cómo es, en gran parte, en las maravillosas aulas de todo el mundo.

La idea de enseñar a pensar es muy antigua, pero el oficio es en realidad bastante nuevo. Sócrates demostró y fomentó patrones de pensamiento con los que comprender mejor el funcionamiento de un mundo desconcertante; Aristóteles formuló la noción del silogismo como medio a través del cual inferir datos de forma fiable; Francis Bacon articuló el método científico dirigido a optimizar la precisión investigadora del pensamiento humano, y así podríamos seguir con otras muchas figuras.

Sin embargo, y teniendo en cuenta todo lo ya mencionado, enseñar a pensar y a comprender un tema determinado de una forma sistemática y accesible no empieza a cobrar importancia hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando varios filósofos, psicólogos, profesores y otros profesionales de diversos tipos, relacionados de un modo u otro con la comunicación, comenzaron a organizar lo que consideraban que había que hacer y cómo tenía que hacerse. Hoy, abundantes estudios de laboratorio e informes basados en los centros educativos, así como otros muchos experimentos concretos, conforman la práctica.

Los autores de este libro han contribuido de forma clave a lo largo de los años al desarrollo de este oficio, defendiendo a capa y espada la importancia de aunar enseñar a pensar y enseñar contenidos dentro y fuera de cada disciplina. Se han unido en este libro para ofrecernos una visión más amplia. A lo largo de estas páginas conoceremos aspectos del pensamiento eficiente, el papel de los hábitos mentales, el modo en que esta forma de pensar eficiente abarca no solo destrezas, sino también inclinación, es decir, actitudes mentales que fomenta el pensamiento consciente.

Aprenderemos lo que es la metacognición, el oficio de vigilar la cognición de cada uno y cómo empujarla suavemente por los derroteros más adecuados. Examinaremos directamente cómo se enseña a pensar, a cultivar distintas formas de pensamiento directa y sistemáticamente. Nos familiarizaremos con el papel que juegan las estrategias, los organizadores gráficos, la transferencia del aprendizaje, los hábitos de la mente y mucho más.

Todo esto podría ser bastante árido de exponer en forma de disquisición técnica sobre los circuitos y microchips de la mente pensante. Pero los lectores se llevarán una grata sorpresa: cada concepto, cada ejercicio práctico, cada recurso viene acompañado por una historia: lo que ocurrió en esta clase, o lo que pasó con aquellos alumnos, o cómo enfocó el tema este o aquel profesor.

Nunca se nos deja solos en el laboratorio, sino que en todo momento nos encontramos perfectamente ubicados en el mundo real de la práctica pedagógica. Es una misión sensata, encomiable y emocionante. Estoy seguro de que atraerá a un buen número de educadores. La música del conocimiento está lista para ser interpretada.

David Perkins

Codirector del Project Zero

en la Universidad de Harvard

Prefacio

 

Este libro es el resultado de lo que cinco mentes ha escrito como si fueran una sola. En conjunto, sumamos ciento veinticinco años de experiencia de campo, investigando, promoviendo, formando, conceptualizando y trasladando la tarea de enseñar a pensar de forma eficiente a todos los niveles de la educación en la práctica en el aula. A lo largo de estos veinticinco años por cinco, hemos comprobado que nuestras ideas sobre enseñar a pensar han convergido en un punto y, aunque cada uno emplee un lenguaje distinto, los conceptos y las estrategias que cada uno de nosotros promueve están en consonancia con las de los demás.

El resultado ha sido un todo que es mucho más que la suma de sus partes. Fusionar nuestras ideas nos ha procurado una nueva forma de conceptualizar nuestros esfuerzos, nos ha posibilitado ir más allá del uso de la gastada terminología de las habilidades o destrezas de pensamiento, la inclinación a pensar y los hábitos de la mente, para dar lugar a una concepción unificada totalmente nueva de lo que es nuestro objetivo: lograr un pensamiento eficaz. Este concepto incluye lo que, bajo nuestro punto de vista, es lo correcto en cuanto a la enseñanza de técnicas para pensar y sobre lo que se ha dicho respecto a la inclinación a pensar, articulado de un modo que deja totalmente claro cómo podría ponerse en práctica en el aula.

Tenemos plena confianza en esta nueva forma de articular nuestros objetivos como profesores que enseñan a pensar y creemos que su lugar, en cualquier currículo, ha de estar integrado en la enseñanza de contenidos en todos los niveles. En este libro mostramos el poder de esta nueva concepción, cuando se lleva a cabo en numerosas situaciones reales en el aula que, para nosotros, definen en qué consiste enseñar a los alumnos a pensar bien, a pensar de la forma más adecuada y eficaz.

Lo que queremos decir con “adecuada y eficaz” es que el resultado de tal enseñanza no solo aumenta la capacidad de pensar y los hábitos de la mente de los alumnos, sino que mejora su rendimiento en clase. Este es el mensaje principal que queremos trasladar con el libro. Ningún otro enfoque sobre enseñanza puede atribuirse una mejora tan abrumadoramente constante en lo que todo educador se afana por conseguir con sus alumnos.

Sin embargo, no nos detenemos ahí. También mostramos con qué claridad podemos hacer ahora una valoración efectiva del acto de pensar, según nuestro modelo de pensamiento eficaz, y la facilidad con que este aprendizaje puede hacerse extensible a la escritura, una gran ventaja para nuestros alumnos. Por último, mostramos cómo los centros educativos pueden servirse de sus habilidades y hacer de este aprendizaje basado en el pensamiento (integrando la enseñanza del pensamiento eficaz en la enseñanza de los contenidos) una práctica educativa que se impregne de la cultura del centro, incluido el currículo y la aplicación en el aula.

Hoy día, al igual que hace veinticinco años, los educadores se lamentan de la ineficacia de la educación más tradicional. Hoy, más que nunca, los alumnos sufren la presión de los exámenes, y los profesores la de enseñar a sus alumnos para que consigan las puntuaciones más altas. Esto ha llevado nuevamente a la concentración en el contenido; a ejercicios interminables, memorización y aprendizaje superficial, y a que se dedique menos tiempo y esfuerzo en clase a desarrollar la capacidad potencial de nuestros alumnos de pensar de forma crítica y creativa. Además, ocurre en un momento en que estos deberían estar dispuestos a asumir la obligación de comprender toda esa información fragmentada, un mundo cargado de problemas cada vez más complejos, y un país que se enfrenta a una crisis global en la economía, la iniciativa empresarial y la creatividad.

Creemos (la prueba está, de hecho, en nuestra experiencia y en los ejemplos que hemos extraído de ella) que “el aprendizaje basado en el pensamiento”, como hemos dado en llamar a esta empresa nuestra, puede dar la vuelta a esta situación. Proporciona un modo de enseñar que ayudará a los alumnos a desarrollar formas más eficaces de utilizar la mente, que aumentarán su capacidad de comprender más profundamente todo aquello que intentamos enseñarles día tras día. Mejorará también la imagen que tienen de sí mismos y su motivación para aprender, independientemente de la nota que saquen en un examen. Creemos, de hecho, que la educación debería consistir en lo que describimos en este libro, no en lo que en realidad se lleva a cabo en las escuelas normalmente.

Este libro está concebido para educadores de todos los niveles, tanto para el desarrollo de personal en activo como para aquellos que están formándose, pero también para administradores, encargados del diseño curricular y evaluadores, con el fin de que les sirva de guía hacia una nueva orientación educativa que mejorará sus vidas en el aspecto profesional. Sin embargo, el mensaje es a la vez más universal. El libro plantea ideas que pueden conducir a una mejora en la forma de pensar de cualquiera, sea estudiante o no. Este libro está escrito, en cierto modo, para los padres en general, los de antes y los de ahora, no solo para demostrarles cómo puede ser la educación, sino para hablarles también de su propia educación.

Estamos muy orgullosos de nuestros logros. En ocasiones, el estilo y el contenido no se mezclaban bien y nos costó seguir adelante con el manuscrito. Sin embargo, la persistencia, la flexibilidad, escucharnos mutuamente con comprensión y empatía, pensar de forma creativa y esforzarnos en comunicarnos con absoluta claridad y precisión resolvió los problemas y dio como resultado el mensaje que mostramos ahora en estas páginas. Pero, sobre todo, nos ha servido para reafirmar nuestra convicción de que lo que decimos aquí representa, de la mejor manera posible, que el espíritu de la buena educación se puede trasladar a lo que ocurre día a día en el aula.

Si bien el libro estaría dirigido fundamentalmente a adultos, son los niños de hoy, la generación de mañana, los que esperamos que recojan los beneficios. Estos niños de hoy son los que reciben las enseñanzas de los profesores de hoy, y aquellos profesores que sigan este libro serán, en definitiva, capaces de inculcarles las ideas que en él se desarrollan. Esperamos que sean muchos, y en todo el mundo, esos profesores y esos niños de hoy porque entonces estaremos seguros de que el libro habrá cumplido con su objetivo. Habrá hecho un gran favor a los futuros habitantes de este mundo, al hacer de ellos unos pensadores más cuidadosos de lo que hasta el momento hemos sido los humanos en conjunto. Queremos dedicar este libro a esa siguiente generación, conscientes de que no somos nosotros, sino vosotros, los lectores, los que haréis que esto suceda.

Nuestros propósitos con este libro son los siguientes:

Proporcionar abundantes ejemplos en el contexto de la enseñanza que sirvan para enseñar a los alumnos a pensar de forma más eficaz, dándoles la oportunidad de gestionarse, controlarse y modificarse a sí mismos, por ejemplo, de modo que puedan pensar de manera independiente.
Demostrar que es posible integrar la enseñanza de esta forma de aprendizaje en la enseñanza de los contenidos, con resultados que ayudarán a los alumnos a pensar de manera más eficiente y que aumentarán espectacularmente su capacidad para el aprendizaje.
Ayudar a comprender cómo y por qué se obtienen mejores resultados en la educación de nuestros alumnos con este enfoque que con la práctica dominante en el aula en la actualidad, y demostrar lo accesibles que son las técnicas que se requieren para la práctica de este tipo de enseñanza.

Creemos que lo que vamos a mostrar a lo largo del libro te motivará para dar una oportunidad a esta nueva manera de enseñar. También creemos que cuando lo pruebes, comprobarás, igual que nos ha pasado a nosotros a lo largo de los últimos veinticinco años, que el potencial de pensamiento y de aprendizaje de tus alumnos, que a menudo permanece latente, cobra vida de un modo que todo educador aspira a lograr, pero que pocos consiguen ahora mismo.

Robert J. Swartz,
Arthur L. Costa,
Barry K. Beyer,
Rebecca Reagan
y Bena Kallick.